España

La Armada de Senegal, inesperada aliada contra las mafias que trafican con el sueño canario de los inmigrantes

Las nuevas embarcaciones de vigilancia entregadas por Francia al país africano han permitido mejorar los controles sobre las costas y la localización de cayucos con rumbo a España

La patrullera senegalesa Cayor auxilia a un menor tras sacarlo de un cayuco

La preocupación por la llegada de cayucos en Canarias cuenta para rebajarla con un inesperado aliado: la Armada de Senegal. Las oleadas de salidas en Saint-Louis, en la costa norte del país, ha dejado de ser un coladero, en parte. En lo que va de esta última semana de julio la Armada de Senegal ha interceptado 589 inmigrantes irregulares, de los cuales 402 sólo este pasado lunes. En total, tres cayucos, uno que partió de Gambia y otros dos de Senegal, fueron interceptados en el mar. Las nuevas dotaciones senegalesas para vigilancia marítima portan armas con el respaldo de Francia y han logrado desactivar buena parte del problema que tiene Canarias.

El pasado mes de junio comenzó a funcionar la patrullera Cayor, la tercera unidad de su serie de lanchas patrulleras con misiles (Offshore Patrol Vessel) OPV 58S. La vigilancia del componente naval de las Fuerzas Armadas de Senegal atiende 700 kilómetros de costa y 158.861 kilómetros cuadrados de zona económica exclusiva con la fragata Cayor y sus dos barcos hermanos, los modernos Walo y el Niani. Las nuevas autoridades senegalesas han ordenado que se concentren en ayudar a sacar de la ruta WAAR a Canarias a toda embarcación que detecten con sus modernos sistemas tecnológicos de control en superficie aunque eso ya se hacía antes con exiguos medios.

En 2024 la Armada de Senegal cumple 50 años de trabajo independiente pero con el respaldo técnico de Francia. El capitán de fragata Ousmane Ndiéguène Niang considera que esta patrullera es "un verdadero centinela", que garantizará y protegerá los intereses vitales de Senegal, lo que pasa por desactivar la ruta de migrantes irregulares a Canarias ya que buena parte de los ocupantes de cayucos son nacionales senegaleses.

Refuerzo de los controles

Desde que Francia entregó a la Armada senegalesa la patrullera Cayor el control se ha reforzado con la autonomía de "de 25 días para 40 personas en el mar y su alcance es de 10 millas náuticas, es decir, 22.000 kilómetros", explica Jules-Marie Ndour, capitán de fragata y comandante de la flota de Cayor. Esta patrullera de fabricación gala lleva el nombre del antiguo reino de Cayor. Tiene una longitud de 62,82 metros y una manga de 9,5 metros, con un desplazamiento de 735 toneladas a plena carga.

El control de la inmigración irregular no es su prioridad sino aspectos como los tráficos ilegales de narcóticos o la pesca no autorizada de embarcaciones industriales. Pero a medida que ha comenzado a trabajar se ha encontrado con el drama del tránsito de cayucos a Canarias y su obligación es dar socorro a las víctimas de las mafias migratorias que lanzan a migrantes, adultos y menores, sin tan siquiera salvavidas a la ruta atlatica de África occidental que termina, si los migrantes tienen suerte, en Canarias.

Asistencia humanitaria

El capitán de fragata y comandante de la flota de Cayor recuerda que la patrullera presta asistencia humanitaria en la lógica humana de su trabajo pero está equipada con un "poderoso sistema de armas", compuesto esencialmente por "cañones, artillería ligera y pesada, misiles". La infraestructura también está dotada de medios de detección y comunicación "muy sofisticados", lo que le permite permanecer en contacto permanente con el Estado Mayor de Defensa de Senegal, según el responsable.

"Esta capacidad de ataque de combate de la patrullera Cayor, combinada con la voluntad de la tripulación, inspirada por nuestros valientes combatientes de la resistencia, significa que cualquier agresor que venga del mar lo tenga en cuenta", señala el capitán de fragata Ndour, que agrega: "Cayor es un instrumento de disuasión que contribuirá activamente a las misiones asignadas a la Armada senegalesa" y "llevará a cabo misiones militares de defensa y acciones estatales en el mar, incluida la protección de los recursos pesqueros y la seguridad de las instalaciones de petróleo y gas", añadió.

Ousmane Ndiéguène Niang precisa que estos barcos fueron entregados con repuestos, para apoyar la disponibilidad en la fase operativa por parte de la parte senegalesa. Las tripulaciones recibieron un entrenamiento diferente. Por tanto, han ganado en capacidad. "Esto nos permite garantizar la implementación y el mantenimiento de los barcos durante su operación aquí en Senegal", señala.

España, con la Marina de Mauritania

El aumento de la vigilancia costera de Senegal por su Armada tendría como efecto la salida de los migrantes desde Mauritania, donde en la región de Hodh Chargui la temporada de lluvias es de julio a septiembre y esa zona es un cruce migratorio industrial donde, a fecha del pasado mes de abril, cuando se hizo el último censo de ACNUR, el número de refugiados procedentes de Mali es de 112.827 personas, incluidas 102.353 refugiadas en el campo de M'béra y 10.474 refugiadas fuera del campamento: 59.798 mujeres (53%) y 53.028 hombres (47%). Hay 63.476 niños (56%) refugiados.  

Mauritania tiene para vigilancia diversas embarcaciones y, entre otras, la L981 Nimlane, un buque de desembarco de 1.750 toneladas con helicóptero en cubierta de popa y dos embarcaciones para la infantería de marina y un cañón de 76 milímetros botado el 22 de octubre de 2018 por el astillero chino Wuchuan. Este buque se suele atender en los astilleros Zamakona Yards en el puerto de Las Palmas. Mauritania tiene al contrario que Senegal mucha carga de trabajo por la presencia del negocio pesquero y una grave insuficiencia de medios aunque cuenta en origen con el respaldo de España.

Mauritania, como parte del Sahel, es un territorio de millones de kilómetros cuadrados donde proliferan amenazas terroristas y con gran presencia de organizaciones criminales que trafican con seres humanos. Los flujos de migración irregular hacia Europa ocasiona grandes tragedias humanas que trata de combatir la Unión Europea (UE), con proyectos como el de Apoyo a la seguridad en Mauritania, centrado en promover un crecimiento sostenible e inclusivo, fortalecer la gestión financiera pública y mejorar la gobernanza de la seguridad terrestre y marítima.

Para ello la UE ha destinado dos millones de euros y dos años hasta 2023 para a acompañar al país sahariano a que mejore su gestión de la migración y de finanzas públicas, así como el aumento la seguridad, sobre todo la marítima mediante el asesoramiento a las autoridades locales. Los ejes de acción prioritarios son el fortalecimiento de la capacidad y coordinación de las fuerzas mauritanas encargadas de la vigilancia marítima como son la guardia costera y la gendarmería nacional con especialistas españoles del Ministerio del Interior, tanto de  la Guardia Civil, como de la Policía Nacional y también de la Dirección General de la Marina Mercante.

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