La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha ordenado la puesta en libertad provisional del etarra Alberto Ilundain, toda vez que ya ha sido juzgado este mismo jueves por el intento de asesinato del vecino de Pamplona Enrique Muñoz Berrio en septiembre de 1990.
Según el auto de la Sala, al que ha tenido acceso Europa Press, Ilundain llevaba en preventiva en la cárcel madrileña de Soto del Real desde el pasado mayo a la espera de la vista oral, en la que Fiscalía y acusación popular han pedido 18 años de prisión, pero una vez ha comparecido ante el tribunal, los magistrados consideran "innecesaria" esta medida.
No obstante, la Audiencia Nacional le impone "comparecer cuantas veces fuere llamado por este tribunal, designar domicilio en España, retirada de pasaporte así como prohibición de salida del territorio nacional, designando un teléfono móvil para su localización".
Dice que estaba en clase de euskera
Durante el juicio de este jueves, el acusado ha negado haber pertenecido al comando 'Amaiur' de ETA así como su participación en el intento de asesinato. De hecho, ha asegurado que a la hora en que los terroristas fueron descubiertos por agentes de la Policía Nacional, antes de que pudieran cometer el atentado, él se encontraba en clase de euskera en el casco viejo de Pamplona.
Ilundain, que ha rechazado contestar a la Fiscalía y a la acusación popular y sólo ha respondido a las preguntas de su abogada, sí ha admitido que conocía a uno de los miembros de ese comando, Bautista Barandalla, y que le dejaba el coche habitualmente cuando lo necesitaba, pero que no sabía para qué lo quería.
En ese mismo coche, un Seat 133, fueron sorprendidos por agentes de la Policía Nacional los etarras Barandalla, Juan Carlos Pérez Ojuel y Mikel Castillo el día en que pretendían asesinar Enrique Muñoz Berrio, alias 'El Brillantinas'. Los etarras huyeron y los dos agentes salieron detrás de Barandalla y Castillo, quien resultó herido y finalmente falleció. Barandalla y Pérez Ojuel ya fueron condenados en firme por estos hechos y han cumplido sus penas.
Según ha declarado Ilundain, en 1990 regentaba un bar en el casco antiguo de Pamplona y en el momento de los hechos se encontraba recibiendo clase de euskera. Cuando salió, ha dicho, ya había rumores del enfrentamiento entre policías y etarras y que las fuerzas de seguridad ya habían empezado a buscarle en cuanto supieron que el coche estaba a su nombre. "Entonces pasé a la clandestinidad", ha explicado.
Otros dos etarras le exculpan
En el juicio han declarado en calidad de testigos los otros etarras condenados por este intento de asesinato y los dos han exculpado a Ilundain. Ambos han indicado que Ilundain regentaba un bar muy frecuentado por miembros de la izquierda abertzale y que él les captó para formar parte del comando 'Amaiur', pero que no participó con ellos en el intento de asesinato de Muñoz Berrio ni en ninguna otra actividad del comando.
Según Barandalla, en el juicio contra Pérez Ojuel implicó a Ilundain porque en ese momento estaba en paradero desconocido y lo vio como una manera de librar a su compañero de la condena. Y como Pérez Ojuel, también ha manifestado que cuando fue detenido fue maltratado por los agentes y los investigadores le "decían lo que tenía que decir".
A la pregunta de quién les ordenó atentar contra el conocido como 'El Brillantinas', Barandalla ha afirmado que nadie, tras lo cual ha explicado que era "vox populi" que a Muñoz Berrio se le vinculaba con el tráfico de drogas y que el comando "no necesitaba órdenes para matar a traficantes".
En la vista oral también han declarado los policías que interceptaron a los etarras, pero ninguno ha dicho reconocer a Ilundain en el lugar de los hechos y han hablado de tres terroristas, los mismos que han enunciado los miembros del comando. Sólo han indicado que uno de los agentes salió detrás de Mikel Castillo y otro tras Bautista Barandalla, y que a un tercer etarra que también huyó le perdieron la pista a la altura de la muralla del centro de Pamplona.
Tras estos hechos, Ilundain huyó y no fue hasta 2001 cuando fue detenido en Francia y condenado en 2006 a 17 años de cárcel en relación al zulo de Txernóbil, descubierto en 2002 en el Rivière-Saas-et-Gourby (País Vasco francés) y en el que la banda terrorista escondió un arsenal durante años. España ya tenía pedida su entrega para poder juzgarle por el atentado frustrado contra Muñoz Berrio, pero no ha sido hasta el pasado mes de mayo cuando se materializó.