Bajan revueltas las aguas por el Paseo de la Castellana a costa de la situación que se vive en el vestuario del Real Madrid. El diario Marca publicó el pasado domingo el contenido de una conversación airada entre Mourinho y los dos primeros capitanes de la plantilla, Iker Casillas y Sergio Ramos, en la que el entrenador portugués les echaba en cara ciertos ataques velados que los futbolistas le habían dedicado tras el encuentro contra el Fútbol Club Barcelona.
La noticia ha causado un fuerte impacto en gran parte de la hinchada madridista y de los aficionados al fútbol en general. Pero no ha sorprendido a todos. “Esa conversación no tuvo nada de excepcional, no deja de formar parte del día a día de un equipo como éste. Para bronca con Mou, la de vuelta de Navidades”.
Quien habla conoce bien el entorno de la ciudad deportiva de Valdebebas, lugar habitual de entrenamiento del equipo blanco y, pese a esto, sí se vio sorprendido por lo sucedido cuando los futbolistas merengues regresaron de las pequeñas vacaciones que disfrutaron tras las Navidades. Al parecer, Mourinho quiso comprobar in situ si sus pupilos habían seguido las instrucciones que les había transmitido para los días que estuvieran de vacaciones (relacionadas con no abandonar la práctica del ejercicio físico y tener especial cuidado con la alimentación) y comprobó con disgusto que algunos de ellos se las habían saltado a la torera.
“Ese día sí que hubo voces y ambiente crispado”. El míster luso no daba crédito a tenor del apretado calendario que le esperaba al equipo en enero. Y menos crédito cuando los futbolistas, encabezados por su capitán (uno de los que no pasó la prueba del algodón), no afrontaron la reprimenda con la cabeza gacha sino que respondieron airadamente sosteniendo que las vacaciones eran para olvidarse del fútbol y que estaban ya un poco cansados de la continua presión a la que les somete el técnico.
Los futbolistas recordaron a Mourinho que ya le pidieron al inicio de la temporada que bajara un poco el pistón porque ni siquiera jugadores experimentados, con Eurocopas y Mundiales a sus espaldas, recordaban haber sido sometidos a tal presión. Y que esta circunstancia había repercutido en resultados (en apenas tres días el Real Madrid había perdido contra el Levante y cosechado un pobre empate en Santander, justo al inicio del Campeonato).
Mourinho volvió a montar en cólera al considerar esto último casi como una amenaza, que se confirmó cuando al descanso del primer partido del año el Real Madrid perdía 0-2 contra el Málaga en el Bernabéu. Pese a la reacción en la segunda parte, el técnico portugués mencionó en la rueda de prensa posterior que algunos jugadores no se habían cuidado lo suficiente en las fiestas.
La bronca que ha terminado por trascender es la de la pasada semana, aquélla que muy probablemente han filtrado los futbolistas. Eso sí, con la aquiescencia del presidente, Florentino Pérez, que estaría empezando a cubrirse con vistas a tener que asumir una hipotética marcha del entrenador a final de temporada. Algo que, por cierto, no pasa por la cabeza de Mourinho, al menos por el momento.