Cuando PSOE y Unidas Podemos firmaron el protocolo de funcionamiento de la coalición, sabían que se lo saltarían. El día a día del Gobierno y de la acción legislativa en la Cámara Baja les lleva por el camino de la bronca perpetua. Así las cosas, los morados acusan sus socios de retener en el Congreso hasta cinco leyes de claro componente social: Vivienda, Mordaza, Salud Mental, Libertad de Expresión y Trans. Y a esta ristra se suma la Ley de Familias, un compromiso entre ambos partidos que sirvió para desatascar los Presupuestos y que sigue sin pasar los trámites previos para llegar al Consejo de Ministros.
Y todo, según fuentes de Unidas Podemos consultadas por este diario, por mero interés electoral del PSOE. El razonamiento que hacen los de Ione Belarra es que a los socialistas no les interesa plasmar en la agenda debates sobre asuntos que no solucionan el problema más inmediato y más acuciante de los españoles: la inflación. Además, las Cuentas del Estado contaminan cualquier otra negociación. Y el problema es que el tiempo pasa y, según fuentes parlamentarias, tras el vendaval de los Presupuestos solo habrá tres semanas para dar el empujón a los proyectos parados en los cajones legislativos de la Carrera de San Jerónimo.
El PSOE, por su parte, rechaza tajantemente las acusaciones de Unidas Podemos. Los socialistas, según fuentes parlamentarias del partido, acusan a sus compañeros de coalición de no buscar el entendimiento porque, zanjan, "viven mejor" instalados en el relato de que Ferraz es una terminal de derechas; una formación a la que hay que empujar constantemente a la izquierda y que prefiere ponerse de perfil para no molestar a los poderosos del país. De esta manera, el PSOE también critica que Unidas Podemos no quiere dar luz verde a todas estas normas varadas por interés electoral.
(Más) tensión en aumento
Lo cierto es que la tensión entre ambos va 'in crescendo' según se despeja el horizonte electoral de los comicios municipales y autonómicos de mayo del año que viene y, en general, según se acerca el precipicio de las elecciones generales. El capítulo de las leyes de marras no es el único. Los cañonazos resuenan. Sin ir más lejos, este mismo jueves Unidas Podemos acusó al PSOE de comportamiento antidemocrático.
"El PSOE ha intentado tumbar administrativamente, a puerta cerrada y sin que el parlamento se exprese democráticamente, las enmiendas de regulación de las subidas abusivas de los alquileres y la paralización de los desahucios introducidas por Unidas Podemos, ERC y Bildu. La decisión, sin embargo, no se ha tomado definitivamente y se ha pospuesto hasta la celebración de una mesa próxima", denunciaron fuentes oficiales de Unidas Podemos. Aunque el PSOE asegura que fueron los propios letrados de la Cámara los que apartaron esas enmiendas al no afectar presupuestariamente al proyecto de ley de Cuentas del Estado. Por eso se ha convocado otra mesa para calificarlas. Pero la paranoia está instalada en las cabezas de unos y otros.
El tiroteo morado al PSOE no terminó ahí. Los socios de Pedro Sánchez en el Congreso presentaron en el registro de la Cámara la petición de creación de una comisión de investigación por el salto de la valla de Melilla que supuso la muerte de al menos 23 personas, aunque las ONG elevan la cifra por encima de la treintena. "El documental de la BBC ha dejado de manifiesto que las versiones sostenidas por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, no se sostienen tras el análisis de los videos y las imágenes. De hecho, todo indica que varias de las muertes se produjeron en territorio español. Son numerosas las cuestiones aún sin esclarecer", zanjan fuentes de los grupos que piden la comisión. Es decir, Unidas Podemos, ERC, Junts, PdeCAT, CUP, BNG, Más País y Compromís.
Lacoalición, en el aire
Todos estos izquierdazos entre socios han dejado tocado el funcionamiento de la coalición en el Congreso. Ninguno de los grupos advierte al otro de sus intenciones pese a que se comprometieron a "actuar con unidad de criterio y de sentido de voto en lo que afecte a acuerdos explícitos alcanzados en el programa de gobierno progresista". Y a informar al aliado en todos los demás supuestos.
Cabe recordad que, como contó este diario, de un tiempo a esta parte, el entorno de Pedro Sánchez en Moncloa debate cada vez más sobre la posibilidad de dar una patada a los ministros de Unidas Podemos. El más entusiasta con la idea de decir adiós a los morados es el jefe de gabinete del presidente, Óscar López, quien quiere despejar el liderazgo del PSOE para encarar las citas electorales de 2023 sin ruido que contamine la acción de gobierno.
El tema comienza a preocupar incluso a destacados dirigentes morados. Es cierto que en estos momentos lo último que le interesa a la coalición es romper el Ejecutivo. En parte, según reconocen fuentes gubernamentales del lado de Unidas Podemos, porque toca aprobar los presupuestos. Por eso, se han tenido que tragar, entre otros, el sapo del 25% de incremento del gasto en Defensa. La prioridad ahora es lograr el respaldo en el Congreso a las terceras y últimas cuentas del Estado, recién acordadas entre los socios. Luego ya se verá. Y esa es la clave, porque una vez aprobados, el presidente del Gobierno puede pulsar el botón nuclear y volar la coalición. La guerra ya está caliente en el Congreso.