El cese de Luis del Rivero de la presidencia de Sacyr está ligado de manera directa a la fuerte presencia de la constructora en Repsol. Así, en el consejo de ayer, celebrado entre las 12 y las 16,30 de la tarde, la 'facción ganadora' (Abelló, Carceller, a la que hay que unir, por supuesto, a Manuel Manrique) planteó la necesidad de reducir del 20% al 15% la participación en la petrolera que preside Antonio Brufau, según fuentes cercanas al máximo organismo del grupo constructor.
En dicha reunión, se puso de manifiesto que Repsol es un lujo “no digerible” y que era preciso hacer algo de caja con la participación, para obtener oxígeno respecto a la refinanciación pendiente, derivada de los créditos para comprar ese 20% de la petrolera.
La fuerte negativa del ya ex presidente a esa salida, así como su insistencia por ganar cuota de poder en Sacyr, donde ya tenía una seria contestación interna, forzó un inesperado cese que conmocionó a la comunidad empresarial. Del Rivero tensó demasiado la cuerda y se rompió al darle su espalda su eterno aliado, Manuel Manrique.
Ahora, la marcha del murciano plantea un nuevo escenario en Repsol: de la intensa confrontación a un marco más dialogante… salvo que haya una no esperada línea continuista en la constructora, algo que no se prevé ya que, como indican las fuentes “Del Rivero era muy agresivo (escrito elegantemente, ya que la expresión textual era mucho más coloquial) y Abelló es pactista”. Además, el ex presidente aspiraba a suceder a Antonio Brufau, mientras que nadie concibe que quiera hacerlo Manrique ni un Abelló que ronda los 70 años. La desaparición de aspiraciones personalistas también suaviza el contexto.
Si Sacyr recorta su preso en la petrolera, sin duda La Caixa, Pemex y la propia constructora tendrán mucho más fácil la posibilidad de entenderse. La compañía mexicana insiste en que ella firmó con Sacyr y no con Del Rivero, por lo que su sindicación de voto sigue viva, aunque no es descabellado decir que la relación entre accionistas seguirá por un cauce mucho menos tenso, algo más del agrado de Pemex y Abelló.
“No se podía hablar con Brufau en los últimos tiempos, pero nadie quería hablar con Del Rivero”, aseguran en una firma de análisis, que reconoce que ahora el escenario abre nuevas vías clarificadoras.
Desde el otro lado del Atlántico señalan que Pemex sigue queriendo la contratación de un consejero delegado que vele por el día a día del negocio, fichado con criterios profesionales “y que tenga el visto bueno de todo el consejo”. Pero la cosa no va más allá, al menos teóricamente. De momento, hoy hay previsto un encuentro entre Manrique y Brufau en el que el primero le explicará al principal directivo de Repsol el nuevo marco de relaciones.
Mientras tanto, queda por ver cuál será el futuro de Del Rivero, que dimitió del máximo órgano de Sacyr como ejecutivo, pero tiene una plaza más como accionista que podría ocupar. ¿Se dedicará a mantenerse en el consejo de la entidad torpedeando la nueva gestión o adoptará un perfil plano? De momento nadie lo sabe. Sacyr no hizo declaración oficial ayer, salvo el hecho relevante remitido a la CNMV.