El Gobierno de Zapatero presionó para que la adjudicación del conocido como “contrato grande”, el que adjudicaba la ampliación del Canal de Panamá, fuera a parar a manos españolas. Así lo reconocen los miembros del anterior Gabinete consultados por Vozpópuli que aseguran que la operación política comenzó en 2007 y duró más de dos años pero que añaden que no hubo una apuesta por ningún grupo concreto. “La amistad de Zapatero con los presidentes de ACS, Florentino Pérez, y de Sacyr, Luis del Rivero, hizo que el Ejecutivo no se decantara”, recuerdan los antiguos responsables políticos, que concluyen: “En este tipo de contratos, si no haces lobby, estás muerto”.
"En este tipo de contratos, si no haces lobby estás muerto", afirman los antiguos responsables del Gobierno
Los antiguos responsables políticos defienden aquella presión política con el argumento de que se defendía una “ingeniería innovadora” y recuerdan que, de hecho, tanto la oferta ganadora de Sacyr (que obtuvo 4.088,5 puntos de 4.500 posibles por ese criterio) como la de ACS y FCC (que consiguió 3.973,5 sobre 4.500) se impusieron a la rival americana Bechtel (que sólo obtuvo 3.789,5 puntos) en los criterios técnicos, independientes de la oferta económica que lanzaron.
La operación comenzó en el año 2007 con un viaje a Centroamérica. El 18 de julio de ese año, José Luis Rodríguez Zapatero acudió a Panamá acompañado por los presidentes de las principales constructoras: FCC, Acciona, Ferrovial, Adesa, Isolux, OHL y Sacyr-Vallehermoso. Hasta esa fecha, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) había adjudicado 60 contratos menores de asesoría, consultoría y obra por valor de apenas 296,1 millones de dólares. Un año después, iba a licitar un contrato por la ampliación del Canal de Panamá valorado en 5.250 millones.
Para entrar en aquella batalla, el presidente socialista designó a dos interlocutores para que defendieran las ofertas españolas en conversaciones tanto políticas como empresariales:
- Bernardino León: el entonces Secretario de Estado de Presidencia sería el encargado de mantener la agenda política y de tomar el pulso a la rival Estados Unidos que también optaba al contrato con una oferta de la americana Bechtel, habitual constructora de bases militares americanas. León mantuvo contacto no sólo con las autoridades de Panamá sino también con el embajador estadounidense Aguirre que, en los cables de Wikileaks en 2008, le atribuye la coordinación de reuniones comerciales de Zapatero.
- David Taguas: en el momento de la adjudicación era el presidente de la patronal de las constructoras, Seopan, pero, sobre todo, era un hombre de confianza de Zapatero tras haber dirigido la Oficina Económica de Moncloa. Taguas fue el único español junto al príncipe Felipe que acudió a la toma de posesión de Ricardo Martinelli como presidente de Panamá. Preguntado por el lobby español, lo describe como “ridículo” y recuerda que, para aquella ceremonia, el hotel estaba copado por grupos de presión japoneses, que representaban al consorcio de Bechtel en el que se integraban las niponas Taisei y Mitsubishi Corporation.
La presión política doméstica
La cercanía personal de Zapatero a los presidentes de los dos consorcios rivales evitó que el Ejecutivo defendiera una opción concreta. José Luis Rodríguez Zapatero había favorecido reiteradamente al presidente de ACS, Florentino Pérez, ahora clave en el consorcio C.A.N.A.L. en el que se integraban también FCC y otras cinco subcontratistas españolas. Antiguos responsables del ministerio de Fomento consultados por Vozpópuli recuerdan que el presidente consideraba aquella como la oferta “más española” porque la que lideraba Sacyr y que presidía Luis del Rivero, también cercano al expresidente, el Consorcio Grupo Unidos por el Canal, tenía una importante presencia italiana.
"Se defendió la ingeniería española, no una oferta concreta" sostienen los responsables de aquella campaña
La presión política española corrió paralela a la americana. Tras las pruebas que los ingenieros de Sacyr realizaron en la Universidad de Pasadena y cuya obra permitía el paso de 2,7 barcos más al día que el de sus rivales, Bechtel descubrió la oferta española. Según revela wikileaks, Bechtel y las autoridades americanas plantearon 24 enmiendas, 51 reuniones y tensiones con las autoridades del Canal. Los responsables de la oferta de Sacyr consultados denuncian que a partir de ese momento comenzaron a publicarse informaciones sobre inminentes tensiones de liquidez en la compañía española.
Los antiguos responsables del ministerio de Fomento consultados por Vozpópuli recuerdan que la presión política se acentuó a partir de ese momento. La explosión de la burbuja en España obligó a aumentar la presión en favor de la oferta española. La burbuja había explotado ya y la licitación panameña se retrasó hasta el 8 de julio de 2009, cuando se anunció un contrato que resultó ser un pastel de 3.118,8 de dólares que se adjudicaba Sacyr.
La política trabajó después de la adjudicación
Pero la adjudicación del contrato no terminó con la pugna por futuras obras en Panamá. Tras la subasta, la Autoridad del Canal concedió 5 días para que las competidoras revisaran la oferta ganadora y tres días más para que presentaran alegaciones. Bechtel esperó al último día para anunciar que no objetaba pero ACS sí lo hizo argumentando que las esclusas podían "colapsar". El argumento fue rechazado por el Canal.
Siete meses después de la subasta, el secretario de Estado de Presidencia, Bernardino León acudía a las obras junto a Luis del Rivero. Además de para fotografiarse con chaleco de obra, el encuentro servía al Gobierno Zapatero para trasladar un mensaje: el de que se trataba de "contratos de Estado", recuerdan antiguos miembros del gabinete socialista. Ese mismo mensaje se trasladó al presidente Martinelli en una comida a la que también asistió el entonces embajador español, José Manuel López-Barrón. El Ejecutivo ofrecía la asistencia de empresas españolas para las obras que el país debía acometer, entre ellas el metro de la capital, al que optaban FCC, Acciona y CAF.
Quienes protagonizaron aquella operación de presión política defienden que "se defendió la ingeniería española, no una oferta concreta" y sostienen que los méritos de la oferta española fueron superiores. Quienes la critican, sostienen ahora que la presión política será también la que sirva para desbloquear un conflicto que amenaza con suspender las obras del Canal de Panamá.