El encuentro que el domingo mantuvieron en Madrid el presidente de la Generalitat, Artur Mas, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el líder del PSC, Pere Navarro, sirvió, según fuentes socialistas, para clarificar las piezas que se mueven en el tablero catalán. Son muy rígidas: Mas se arriesga a ir a unas nuevas elecciones si antes del verano no consigue aprobar los presupuestos de este año, Navarro corre el peligro de que la sangría electoral continúe si el PSC sigue sin pintar nada en Cataluña y Rubalcaba no termina de encauzar el enfrentamiento que libra el PSOE con su partido hermano, influido también por su pérdida de autoridad en el principal sillón de la calle Ferraz.
Mas se arriesga a ir a unas nuevas elecciones en Cataluña si antes del verano no consigue aprobar los presupuestos autonómicos de este año
La oferta de Artur Mas al PSC para que entre en el Ejecutivo autonómico es sincera a los ojos de los socialistas. El equipo de Rubalcaba está por la labor porque considera que solo tiene ventajas. La primera, que el PSC empezaría a pintar algo de nuevo en Cataluña, después de la fracasada experiencia con el tripartito que presidió José Montilla hasta 2010. No es una nimiedad ya que el PSOE encara el año que viene las elecciones europeas y al ser una consulta de carácter nacional, el voto catalán es de suma importancia para un resultado que terminará influyendo en la estabilidad del propio Rubalcaba. Otra utilidad de acceder al Gobierno catalán proviene, según las mismas fuentes, de poder controlar desde dentro la maquinaria puesta en marcha por CiU para que ruede su proyecto soberanista y contribuir así a gripar el motor que la ha hecho posible. “Esta operación es más fácil hacerla desde dentro que desde fuera”, reconoce un parlamentario del PSC, “aunque hay que medir muy bien los tiempos”.
Rubalcaba quiere que el PSC empiece a pintar algo en Cataluña pensando en lo que ocurrirá en las elecciones europeas previstas para el año que viene
Y es justamente ahí, en los tiempos, donde las diferencias entre Rubalcaba y el líder del PSC, Pere Navarro, se agrandan. Este último considera que su partido necesita en Cataluña un plazo de descompresión lo suficientemente generoso como para que los electores olviden el reciente duelo electoral y como para que CiU despeje definitivamente su agenda después de ensayar un baile de prioridades en el que la primera en salir a la pista fue su apuesta soberanista, postergada más tarde por la obtención de dinero fresco del Gobierno central para superar su ahogo financiero.
Navarro discrepa también con Rubalcaba en los tiempos porque todavía no tiene arreglada la casa por dentro y en el PSC pesa lo suyo el ala catalanista, coincidente en sus objetivos con los que viene defendiendo en los últimos meses Esquerra Republicana. Desde el PSC se opina que entrar en estas condiciones en el Gobierno catalán puede implicar tanto como caer en una trampa para osos de la que solo se beneficie CiU en términos electorales, después del golpe sufrido en las urnas el pasado noviembre y de la intimidación que sufre desde entonces por parte de Oriol Junqueras (ERC).
Navarro (PSC) busca ganar tiempo y ha comprometido un referéndum entre la militancia antes de decidir si entra en el Gobierno de Mas
De momento, Navarro ha respondido a la presión de Rubalcaba supeditando cualquier decisión a una consulta con la militancia del PSC. Con ello ha ganado tiempo, espera frenar las prisas de Ferraz y, de paso, ver cómo evoluciona la marcha atrás de Artur Mas en su programa soberanista de máximos pactado con los republicanos después de las elecciones.