Mariano Rajoy no para de recibir mensajes de personas que se ofrecen como emisarios para mediar entre La Moncloa y la Generalitat con el fin de evitar el desastre. Antes del 9-N eligió a Pedro Arriola como uno de los canales de estos avisos. El último SOS lanzado por importantes empresarios catalanes, algunos de ellos vinculados al Círculo de Economía, es muy claro: si el presidente del Gobierno estuviera dispuesto a negociar un pacto fiscal que no tendría por qué ser idéntico al Concierto vasco, Mas respondería reculando en su larga y cansada carrera hacia la independencia prescindiendo del acompañamiento en ella de Esquerra Republicana.
¿Regreso al kilómetro cero del que la Generalitat arrancó en 2012? Eso parece, aseguran las fuentes consultadas. Según la última alerta recibida en Moncloa, conviene atender no tanto al ruido que emana del Palau de la Generalitat como a la procesión que circula por dentro. Hace tiempo que Artur Mas se ha dado cuenta de que Esquerra Republicana es para CiU el mismo ogro que el Podemos de Pablo Iglesias representa para los dos grandes partidos nacionales. Mas no tendría ningún empacho en apartar a Esquerra Republicana de la solución ya que ha roto su acuerdo parlamentario y, por añadidura, se las hace pasar canutas cuando tiene oportunidad.
ERC es para CiU lo que Podemos puede llegar a significar para los dos grandes partidos nacionales
Si Rajoy está de acuerdo con estas premisas, tendría que ayudar a Mas a salir del callejón en el que se ha introducido, pues en el fondo el presidente de la Generalitat ha llegado al proceso independentista de forma sobrevenida, como el camino más recto para disfrazar los recortes que ha tenido que hacer en los dos últimos presupuestos desviando la atención hacia la meta soberanista, mantienen estos empresarios.
La tradición negociadora con el Gobierno que CiU tiene como fuerza política puede ser recuperada y debería ser incentivada desde La Moncloa, aseguran estas fuentes. Y esa negociación, tendría que dar forma a un pacto fiscal y a una Agencia Tributaria que sería gestionada a medias entre la Generalitat y la Hacienda central.
Negociación abierta hasta después de las elecciones generales
CiU y la Generalitat son conscientes del enorme engorro que supone para Rajoy asumir este guion a solo seis meses de unas elecciones locales y autonómicas. Por esta razón, los nacionalistas no exigen cerrar esta negociación antes de las elecciones generales del año que viene y aceptarían que se alcanzara un principio de acuerdo en esta legislatura sin que todos los términos del mismo tuvieran que ser puestos en el escaparate ni por Moncloa ni por el Gobierno catalán, aseguran estas fuentes.
De todo ello hablaron largo y tendido también, antes del 9-N, Pedro Arriola, en nombre de Rajoy, José Enrique Serrano, en representación de Pedro Sánchez, y Joan Rigol, como delegado de Artur Mas. El diálogo no llegó a madurar, entre otras razones por la filtración que éste último hizo de los encuentros y por la “traición” de la que se sintió víctima Mas al conocer que el propio Rigol no descartaba sucederle en caso de que cayera en desgracia después del simulacro de referéndum celebrado hace dos domingos.
El pacto fiscal es una reivindicación largamente acariciada por los empresarios catalanes no independentistas
El llamado pacto fiscal, otra forma de bautizar al Concierto vasco, ha sido una reivindicación largamente acariciada por el empresariado catalán no independentista basada en dos pilares: la existencia de una financiación insuficiente para Cataluña y la desventaja que supone arrastrar un déficit fiscal en la relación con el conjunto del Estado que ha llegado a cifrarse en cerca de 15.000 millones, una cantidad que rebajada a la mitad en los cálculos más generosos del Gobierno.
La primera entrevista que Mariano Rajoy y Artur Mas mantuvieron en La Moncloa se celebró dos meses después de la victoria electoral del PP y en ella el presidente de la Generalitat ya le planteó su aspiración a lograr para Cataluña una especie de Concierto económico similar al vasco. Siete meses después, en septiembre de 2012, durante un nuevo encuentro entre ambos, Rajoy le aconsejó que no albergara esperanzas de conseguir el llamado ‘pacto fiscal’. Desde entonces, CiU ha pasado por unas elecciones autonómicas en las que perdió 12 de los 62 escaños que tenía y en Cataluña se han celebrado dos Diadas en las que se cebó la bomba independentista.
La última vez que CiU emplazó al Gobierno a negociar este pacto fiscal fue en marzo pasado y coincidió con la renovación del acuerdo con el País Vasco. Los nacionalistas catalanes reclamaron el mismo tratamiento financiero en Cataluña con este argumento: la Constitución no establece régimen fiscal alguno para el Estado y, por tanto, no impide otorgar a esta comunidad unas reglas diferenciadas de las del resto de las autonomías. Sería tan fácil, dijo el diputado Josep Sánchez Llibre, como añadir una tercera disposición adicional que incluya el Concierto económico catalán y facilite que Cataluña rebaje su déficit fiscal, calculado por CiU en el 8% del PIB.