Parece que los inversores extranjeros no se acaban de creer que haya una secesión de Cataluña. O al menos eso es lo que se deduce si se atiende a los datos de inversión productiva del primer semestre del año, publicados este lunes por el Ministerio de Economía. Mientras que el año pasado la inversión directa neta que hacen las empresas foráneas se desplomó en Cataluña en torno a un 60 por ciento durante la primera mitad del ejercicio, este año en cambio se ha disparado un 289 por ciento, un comportamiento mucho mejor que el exhibido en el resto de España, donde la inversión sin Cataluña desciende un 12 por ciento.
El brutal hundimiento que Cataluña sufrió el año pasado se achacó a factores como un entorno regulatorio más restrictivo, una fiscalidad más exigente y, sobre todo, una mayor incertidumbre sobre cuál puede ser el destino del territorio si amenaza con independizarse. Sin embargo, en esta ocasión los números han sorprendido en el primer semestre. "Es cierto que las cifras son muy volátiles y que hay que mirar la tendencia y no sólo seis meses, pero a la luz de estos datos es obvio que durante los seis primeros meses del 2015 nadie se creyó el escenario de una Cataluña segregada", comentan expertos consultados sobre la materia.
Según los datos del Registro de Inversiones Exteriores, de los 4.970 millones netos captados en España entre enero y junio, Cataluña ha sumado 1.649 millones. Es decir, un 33 por ciento de toda la inversión neta frente al exiguo 10 por ciento que registraba hace un año. "En realidad se trata de una vuelta a la tónica normal después de un 2014 que fue increíblemente malo para Cataluña", señalan los economistas.
En cualquier caso, si bien hay un claro efecto por tratarse de la capital, en cifras brutas Madrid sigue siendo el principal destino de los flujos recibidos con un montante de 5.252 millones excluyendo las tenencias de valores. No obstante, la Comunidad ha visto al mismo tiempo como se han producido 2.842 millones en desinversiones, lo que reduce la inversión neta de la primera mitad de año hasta los 2.405 millones de euros, un 43 por ciento menos que los 4.220 millones anotados en los seis primeros meses de 2014.
El total de España ha sufrido desinversiones por valor de 3.563 millones en el primer semestre del año. Aún así, las inversiones netas aumentan un 17% empujadas por Cataluña
De hecho, si en Cataluña las desinversiones han disminuido en 310 millones en seis meses, en el resto de España la marcha de capital foráneo ha ascendido a los 3.253 millones, un fuerte batacazo experimentado sobre todo en Madrid y otras regiones. O lo que es lo mismo, las inversiones productivas netas están repuntando en España un 17 por ciento gracias, en parte, a la recuperación de los flujos inversores en Cataluña.
Estas inversiones aquí recogidas no son financieras, es decir, no se trata de compras de cartera como participaciones en empresas por debajo del 10 por ciento, sociedades de tenencias de valores, capital riesgo, acciones o bonos que luego se pueden escapar con suma rapidez en cuanto ven las orejas al lobo por un simple cambio de humor en los mercados. Más bien al contrario, éstas se inyectan en vena en la actividad económica porque se emplean con el fin de abrir una fábrica, establecer una filial o contratar gente. Tardan más en llegar, tienen unos objetivos a más largo plazo y más estrechamente vinculados al rendimiento de la economía y, por lo tanto, también tardarán más en irse. En definitiva, constituyen apuestas por la mejora de un PIB que avanza a ritmos de crecimiento superiores al 3 por ciento.
Tras haber padecido en 2012 una fuga en masa de los inversores foráneos directos por valor de 20.000 millones de euros, la inversión productiva se recobró en 2013. Y ahora todo indica que continúa al alza. En un primer momento aterrizaron los fondos buitres a la caza y captura de chollos. Más tarde, los inversores se extendieron a otros sectores, como algunas relocalizaciones del automóvil y del textil impulsadas por las ganancias en costes salariales y flexibilidad laboral. Y en estos momentos la inversión abarca gran variedad de campos como el comercio, la industria manufacturera y el inmobiliario. Una recuperación que podría mantenerse siempre y cuando no cobren fuerza incertidumbres como la secesión de Cataluña, apuntan las fuentes consultadas.