Fuentes de CiU recuerdan la frase que Mas pronunció la noche del pasado 25-N con la cara demudada –“¿Alguien me puede explicar qué coño está pasando?”- para concluir que desde entonces no ha hecho sino seguir la ruta que le ha ido marcando el secretario general de Convergencia, Oriol Pujol, uno de los principales aspirantes a la sucesión en caso de que la aventura soberanista que arrancó formalmente este miércoles en el Parlamento autónomo acabe en un estrepitoso fracaso para CiU. Es la misma persona a la que en la coalición se atribuye la autoría de la mayoría de los informes que llevaron a Mas a soñar con la mayoría absoluta.
En CiU se atribuye a Oriol Pujol la mayoría de los informes que hicieron soñar a Mas con la mayoría absoluta
Mas, cautivo de la familia Pujol. La hipótesis de una estrategia tramposa contra el presidente de la Generalitat urdida, sobre todo, por Oriol Pujol, se ha ido extendiendo en los últimos meses no solo en las altas instancias del Gobierno que preside Mariano Rajoy, sino también en la cúpula de CiU. En ella hay quien enfatiza que Mas nunca se caracterizó en su carrera política por el afán independentista hasta que el clan Pujol, cercado ahora por graves sospechas de corrupción, le convenció de que era el único camino para garantizar la continuidad del nacionalismo en el poder después de los duros recortes vistos en la anterior legislatura y los que ahora están por llegar.
Cuando están a punto de cumplirse dos meses de las elecciones, Mas tiene que gestionar estos ajustes matrimoniado con ERC, rodeado de un núcleo duro en su Gobierno convencido de que el choque con España es rentable para Cataluña y pilotando una coalición partida en dos en la que Unió ha empezado a amagar con el divorcio, aunque solo sea para contentar a sus bases. “En realidad, la ruptura no beneficia a nadie”, confiesan fuentes nacionalistas.
"En realidad, la ruptura entre Convergencia y Unió no beneficia a nadie", confiesan fuentes nacionalistas
Este amago encuentra un precedente en 2001 cuando Josep Antoni Duran i Lleida se enfrentó al expresidente Jordi Pujol por el nombramiento de Mas como ‘conseller en cap’. En aquel entonces la crisis fue desatada desde Unió y ahora la ha propiciado Convergencia por no respetar las líneas rojas de los democristianos. La principal era que la declaración soberanista aprobada ayer en el Parlamento autonómico con los votos de CiU, ERC e IC, contara con el aval de los socialistas aunque hubiera que descafeinarla tanto como para restar cualquier margen al PSC para la negativa. Sin embargo, la definición de Cataluña como “sujeto político y jurídico soberano”, aparte de causar alergia en el PSOE, el PP y Ciudadanos, y profundo rechazo en un amplio sector del PSC, ha introducido la declaración en la senda más recta hacia el Tribunal Constitucional, es decir, en un callejón sin salida, se interpreta en Unió.
En CiU se comenta que Artur Mas es cada vez más esclavo de Oriol Pujol, al que investiga la Fiscalía Anticorrupción por el caso de la Itv, y que ya tiene difícil salirse del arriesgado carril institucional iniciado ayer, sobre todo teniendo en cuenta que se ha rodeado en su círculo más próximo de personas como Germà Godó o Francesc Homs, a las que no asusta, todo lo contrario, una fuerte colisión con el Estado. Algunos de los diputados nacionalistas que trabajan en la madrileña Carrera de San Jerónimo se preguntan por qué Mas ha optado por arrimarse a estos perfiles políticos si, en el fondo, puede estar sintiéndose engañado por la familia Pujol. En medio del enfado y la desorientación, hay respuestas para todos los gustos.
"No tenemos capacidad suficiente para gestionar bien este desafío y hemos terminado por encumbrar a Esquerra", se duelen en Unió
“Si algo hay claro ahora, con una crisis interna de convivencia en CiU tan evidente, es que no tenemos capacidad suficiente para gestionar bien este desafío, sobre todo cuando sabemos que hemos terminado por encumbrar a Esquerra, hasta hace poco nuestro principal enemigo”, se duele un veterano dirigente de Unió.