La ANC extrema su postura durante el aniversario del 1-O. A la entidad presidida por el cantautor Lluis Llach le esta costando digerir su pérdida de influencia en el escenario político catalán: no solo ha visto mermado su poder de seducción en las calles —pasando de Diadas durante el 'procés' que congregaban a un millón de personas a las actuales que apenas concitan a 60.000—, sino que también fracasó en verano al intentar evitar la investidura de un 'president' no secesionista como Salvador Illa. Ante este declive, agudizado por distintas luchas intestinas, ha reaccionado con una combativa hoja de ruta en la que aboga por conquistar parcelas bajo control del Estado, incluida la militar.
Así, en un documento titulado 'Nuevas formas de lucha' elaborado por el secretario de estructuras y escritor Julià de Jordà, se sostiene que la "depredación colonial" que practica España obliga a idear "formas de lucha específicas, flexibles y audaces para romper las líneas enemigas, desarticular sus fuerzas y pasar a la ofensiva en los espacios económico, social, cultural y militar de su dominio". Jordà aduce que, tras una primera etapa de combate en la que la "represión totalitaria" española y la claudicación de los partidos han frustrado la secesión, la batalla debe ser "permanente" y ubicua.
En estos argumentos abundó Jordà durante un acto el pasado sábado enmarcado en la conmemoración del 1 de octubre, fecha fetichizada por el movimiento desde el plebiscito ilegal de 2017. En su charla, el secretario explicó que, dado que Cataluña es al mismo tiempo una "nación madura" pero una "colonia estancada", es necesario un "enfrentamiento sistemático" contra "Estado opresor". No es casual que la retórica cuasi bélica de Jordà recuerde a la empleada por la CUP, pues el escritor fue uno de los diputados de la formación anticapitalista que dimitió en 2016 para que Puigdemont pudiera ser elegido 'president'.
Un Ejercito catalán
Este interés por la cuestión militar también se reflejó hace unos días en un documento interno del 'lobby' dado a conocer por el diario 'El Mòn'. El texto, confeccionado por la Comisión de Incidencia Internacional del colectivo, revela que éste tiene intención de estrechar sus lazos con, entre otros colectivos, la Societat d'Estudis militars. Esta entidad, surgida en 2014 como una continuación de la sectorial de Defensa de la propia ANC —que se disolvió por sus polémicas teorías—, ha llevado a cabo diversos estudios sobre la viabilidad de un Ejercito catalán.
El abril pasado, sin ir más lejos, calculó que una Cataluña separada de España debería dedicar el 1,3 de su PIB a Defensa (unos 3.519 millones de euros anuales). Y un año antes, difundió un informe que mantenía que dicho ejercito requeriría 20.500 soldados, 80 tanques, dos fragatas, y 30 F16. Además, la sociedad celebra una Escuela de Verano desde 2020 que combina clases teóricas (Grupo Alfa) con otras prácticas (Grupo Zulú). En estas últimas, los participantes realizan ejercicios de camuflaje, desminado o patrullaje. Y pese a lo controvertido de la sociedad, su presidente, Pol Molas, visita asiduamente los platós de TV3 o RAC1.
Por lo demás, la ANC —que hoy celebrará un acto junto a los CDR en la plaza de Sant Jaume con motivo del 1-O—, llama en su nueva hoja de ruta a recuperar tanto la calle como la vía unilateral, pues la negoción con España solo sirve para "maquillar su faz represora". También, apuesta por que partidos "de nueva planta" y entidades "refundadas" actúen de manera coordinada para afrontar el "embate final de la independencia".