Cataluña

Malestar en el 'Gobierno paralelo' de Puigdemont tras ser reelegido: "Ya no ilusiona"

Su victoria arrasadora con una participación en mínimos es más bien simbólica y la sensación desde dentro es la misma: el Consell está debilitado

Carles Puigdemont ha sido reelegido al mando del Consell de la República, su 'Gobierno paralelo', con el 92,4% de los votos este lunes. Sin embargo, tan solo han acudido a votar un 9,94% de las bases del organismo. Aunque los resultados son provisionales, ha ocurrido lo que ya se sabía que iba a pasar y es que el de Waterloo consolida su figura por delante de los otros candidatos, que eran el concejal de Canet de Mar, Jordi Castellà y el periodista de Palma, Luís Felipe. Su victoria arrasadora es más bien simbólica y la sensación desde dentro es la misma: el Consell está debilitado.

Después de las elecciones generales, Puigdemont decidió disolver la cámara de este órgano para su reforma (en un claro intento de no tener que rendir cuentas en su negociación con Pedro Sánchez), lo que generó claras desaveniencias del sector más radical, que incluso lanzó un comunicado interno a finales de agosto donde criticó a Puigdemont por haber actuado de una manera "prepotente y española". Estos disidentes eran activistas de otras plataformas sindicales secesionistas, delegados territoriales en Valencia y Baleares y exmilitantes de Junts. Es una manera de hacer, criticaban entonces, "propia de las cúpulas de los partidos políticos con poca o nula democracia interna y es contraria a los valores de la república en la que pretendemos vivir".

El Consell se creó en 2018 como estructura paralela a la Generalitat para hacer efectiva la independencia, de manera asamblearia, participativa y coordinada con Junts. Sin embargo, ya desde verano, el 'president' apenas tenía contacto con el órgano durante los pactos de investidura, como aseguró una fuente interna a este medio, y las relaciones con el partido neoconvergente se enfriaron. El escrutinio de ayer refuerza una estructura fantasma que solo revalida a Puigdemont como líder y acalla voces contrarias.

El malestar entre el mismo sector que envió la carta interna en plena investidura se ha vuelto a revolver, aupada por los bajos índices de participación. "Es una lástima que una herramienta que podría haber sido una alternativa a la colonización del Estado español de las estructuras de la Generalitat de Cataluña, con la aplicación del 155 y la continuidad de la sumisión de nuestros cargos electos, se haya convertido en una herramienta ineficaz y con pocas esperanzas", afirma a Vozpópuli una fuente cercana conocedora del proceso participativo. "La prueba es que la participación no ha llegado ni siquiera al 10% y no ilusiona". Sobre Puigdemont, afirma que tendría que hacer una reflexión y "proponer a las bases y a los otros actores del movimiento un cambio de estrategia lo antes posible". Una posición que también defendió en su entrevista en Vilaweb Lluís Llach cuando anunció que se había dado de baja del Consell por el 'monopolio' puigdemontdista.

Polémica por la lista cívica de ANC

Mientras tanto, sigue la polémica después de que la líder de la Assamblea Nacional Catalana, Dolor Feliu, anunciara que el organismo iba a lanzar una lista cívica para las elecciones autonómicas, que serán en febrero de 2025. Tantos los partidos independentistas como un sector interno han rechazado de pleno esta iniciativa ante el miedo a fragmentar el voto soberanistas y perjudicar una hipotética mayoría en la cámara catalana. Dentro de la Assamblea existe un gran recelo por la forma de plantear esta lista, que se cree que solo serán 'dedazos' afines a la cúpula y que atraiga a miembros descontentos con la institucionalización del independentismo por parte de los partidos políticos.

Este fin de semana, ante la presión creciente, Feliu defendió que esta propuesta no iba en contra de ERC, Junts o la CUP sino que está dirigida a la "bolsa del abstencionismo". La presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, ha defendido que la lista cívica "no va en contra" de partidos como ERC, Junts y la CUP, a quienes ha asegurado que no ve como rivales políticos. "Hay quien ya ha empezado a confesar que toda esta abstención se tiene que vehicular y mejor que se haga desde una manera transversal", señaló. También, para acallar las críticas, afirmó que la lista iba a ser un proceso participativo abierto a la ciudadanía.

Muchos de los eternos activistas de los sindicatos que se movilizaron por el 'procés', y Luís Llach mismo, ven en la candidatura electoral de la Assamblea una trampa. Creen que su fuerza reside en ser una organización que moviliza y aúna la sociedad civil y no en convertirse en un partido político. Y que, con este paso adelante y sus bases territoriales tan debilitadas, está cavando su tumba. En este contexto, que Puigdemont mantenga el mando simbólico en el Consell es una forma de que Junts siga posicionándose, al menos en apariencia, del lado del independentismo movilizado y no institucionalizado de cara a las elecciones.

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