La semana pasada, la Generalitat se enorgulleció de que el precio del alquiler en las zonas catalogadas como tensionadas bajase un 5% entre los meses de abril y junio en Cataluña. Una cifra que tanto el Sindicato de Inquilinas como Agentes de la Propiedad Inmobiliaria pidieron abordar con cautela hasta que el Govern ofreciese los datos completos. Y ahora que lo ha hecho, estos revelan que, efectivamente, se ha producido ese descenso de precio, pero a costa de la oferta, ya que los nuevos contratos de alquiler se han hundido hasta un 17,2% (24.543 menos). Un porcentaje que contrasta con el de las localidades sin zonas tensionadas, en las que el alquiler ha caído menos: un 1.6%.
En lo referente solo a la ciudad de Barcelona, el esquema se repite. El precio medio se ha reducido en un 5,2%, situándose en 1.131,75 euros. Sin embargo, en el mismo periodo, se formalizaron 8.000 contratos menos, es decir, un 14,5% menos que tres meses antes.
La portavoz socialista, Sílvia Paneque, ha celebrado de nuevo la reducción del precio del alquiler, que ha atribuido al dicho tope en las zonas tensionadas. No obstante, al ser inquirida por la caída del número de contratos, conjeturó que "algunos contratos han derivado a contratos de otro tipo", en alusión al alquiler de temporada, no sometido al tope de la Generalitat.
De distinta opinión es la Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona, que ha denunciado que la caída de la oferta en un 17,5% constituye la "cifra más baja desde que se dispone de datos, este hecho indica una alarmante retirada de viviendas del mercado por parte de propietarios que agrava el desequilibrio entre demanda y oferta que está colapsando el mercado del alquiler en Barcelona". Según la Cámara, no se "aportan datos" del presunto desvío al alquiler de temporada —más caro para el propietario— y, en cambio, la "venta de viviendas está repuntando", que indica que los dueños de pisos optan por esta opción.
