Quim Torra ha designado a Gorka Knörr para estar al frente de la Delegación de la Generalitat en Madrid. Knörr, nacido en Tarragona, llegó a ser vicepresidente del País Vasco, pero también fue condenado e inhabilitado por el Tribunal Supremo en 2003 por no disolver Sozialista Abertzaleak, una marca de Batasuna formada por eurodiputados de Euskal Herritarrok.
El exeurodiputado de Eusko Alkartasuna sustituye a Ferran Mascarell, quien ocupa su asiento como concejal de JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona tras las pasadas elecciones municipales. El nombramiento será oficial este martes en el Consejo Ejecutivo de la Generalitat, según la agencia ACN.
Knörr fue el 'número cinco' de la candidatura encabezada por Carles Puigdemont en las pasadas europeas, pero no obtuvo representación. Su pasado político está asociado al PNV, del que se escindió en 1996 con Eusko Askatasuna, formación de la que ocupó la secretaría general entre 1998 y el 2004. Al año siguiente, en 2005, la formación le aparta de los cargos y aseguró sentirse "absolutamente abandonado". Perdió su condición de parlamentario justo antes del juicio por la no disolución del grupo de Sozialista Abertzaleak, una marca blanca que pretendía resucitar el nombre de Batasuna poco antes de su ilegalización por formar parte de ETA.
Condena de dos años por inhabilitación
"Los jueces me pueden mirar como un pardillo al que su partido le ha desposeído de la condición parlamentaria antes que ellos", se lamentaba poco antes del juicio por el que fue sentenciado a dos años de inhabilitación. El grupo no realizó ni una nota de apoyo sobre el que fuera su secretario general hasta un año antes.
La sentencia del Supremo llegó en 2008. Junto a él fueron también condenados el expresidente de la Mesa del Parlamento vasco Juan Mari Atutxa, y Kontxi Bilbao, quien formaba parte de este órgano. Las penas fueron de multa e inhabilitación por desobediencia a la autoridad judicial al no disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak.
JxCat lo rescató para las europeas, con un quinto puesto, por detrás de los huidos a Bélgica. En esas elecciones, los independentistas catalanes acudieron en solitario, tras la ruptura de la alianza con el PNV.