España

El ciclo sin fin de los cayucos de Canarias: inmigrantes expulsados de Francia que buscan regresar a Europa

Los agentes de Extranjería de la Policía Nacional detectan que los inmigrantes que llegan en cayucos a Canarias cuentan con órdenes de expulsión de Francia o Bélgica

Llegada de un cayuco a El Hierro
Llegada de un cayuco a El Hierro EFE

El objetivo de una parte de los inmigrantes que llegan a Canarias en cayucos no es asentarse en la Península sino buscar cobijo con sus familiares y amigos en Francia o Bélgica. Los agentes de la Policía Nacional que controlan estos flujos migratorios han detectado que decenas de estas personas cuentan ya con órdenes de expulsión de otros países de Europa. Las mafias comercian con estos mauritanos y magrebíes que ofrecen una cantidad de dinero que oscila entre los 3.000 y los 5.000 euros por plaza en estas embarcaciones.

Los inmigrantes que tienen esta orden de expulsión no son necesariamente delincuentes que tienen antecedentes. Muchos de ellos llegaron hace años a Europa pero no consiguieron regularizar su situación ya que trabajaban en negro y no pudieron demostrar el arraigo en la ciudad donde desembarcaron.

Las autoridades de Francia o Bélgica procedieron a su expulsión y ahí vuelve a comenzar el camino que iniciaron años atrás. Las mafias de los cayucos, en muchas ocasiones apoyadas en funcionarios corruptos, guardan sus plazas al mejor postor. Esta práctica ha sido demostrada e investigada por los agentes de la Policía Nacional de Extranjería que son los encargados de identificar a los inmigrantes cuando llegan a las costas españolas los cayucos.

Estos funcionarios cuentan con el respaldo de Frontex para acceder al historial de estas personas. Tienen que comprobar sus historias y la identidad que proporcionan a las autoridades españolas. Los policías también se han encontrado con antiguos presos marroquíes a tenor de sus datos y los tatuajes que portan.

El papel de las ONG en los cayucos

El papel de estos inmigrantes, o más bien dicho su intención, es llegar a la Península para después trasladarse a otros puntos de Europa. Hay organizaciones criminales que lo saben y buscan sacar provecto económico de la situación.

Un cayuco llega a las costas de El Hierro, en Canarias.EP

Los viajeros de los cayucos cuando llegan a la Península son muchas veces acogidos por ONG que se encargan de su asistencia. Sin embargo, conocen perfectamente todo el procedimiento y se escapan de sus redes. También se ha producido la detención de alguno de estos empleados que colaboraba con las organizaciones criminales a costa de estos inmigrantes.

Una buena muestra de ello es la investigación que desarrolló hace meses la Brigada Provincial de Información de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Madrid con el colapso de las salas de asilo en el aeropuerto de Barajas. Después de semanas de diligencias dieron con la clave del caso: las cámaras del parking de Barajas. Gracias a estas pesquisas conocieron que los inmigrantes salían del aeropuerto y eran recogidos por varias furgonetas.

El 'Black Taxi'

Había varias personas que esperaban de forma habitual a los inmigrantes subsaharianos. No era la única práctica anómala. En ocasiones, debido al colapso de las salas de asilo, estas personas eran trasladadas a un hotel cercano a Barajas gestionado por una ONG. En este lugar no se identificaba a los recién llegados. Este era otro punto en el que la mafia acudía a recogerlos y los sacaba de España sin esperar que se resolviera su solicitud de asilo.

El líder de esta mafia era un hombre senegalés de 36 años. Había entrado en España de forma irregular. Había sido mantero y en la actualidad tenía un nivel de vida alto, según explican a Vozpópuli fuentes de la investigación. Gestionaba de forma personal toda la operativa desde la logística hasta los puntos de traslado.

Estaba en paro y también trabajaba para 'Black Taxi'. Así es como se conoce al transporte clandestino de ilegales de un sitio a otro a pisos de seguridad de la organización y el traslado a otros países. Había montado un negocio con sus vivencias personales.

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