El teléfono móvil de Juan (nombre ficticio) sonó a las dos de la madrugada. Número privado. No era la primera vez que recibía una llamada a estas horas intempestivas. El sobresalto inicial se convirtió en preocupación y temor. En esas milésimas de segundo que tardó en responder la llamada solo pedía a Dios que su hijo estuviera en el calabozo. No fue así. La Policía le comunicó que su hijo, de apenas 17 años, estaba en la UCI de un conocido hospital porque había recibido un machetazo en la cabeza. Vozpópuli ha entrevistado a todos los actores que participan en estos hechos relacionados con las bandas latinas para poder hacer un análisis en profundidad de dónde se encuentra el problema y qué ocurre después de estos sucesos violentos.
La historia de Juan es una de tantas de las familias que sufren en sus hogares la captación de menores por parte de estas bandas. Comenzó como otra cualquiera: amigos en los parques, consumo de drogas y salidas de tono violenta con sus progenitores. Son de origen español y viven en un barrio obrero del extrarradio de Madrid.
La versión de las familias
Juan y su mujer achacaban todos los problemas a las malas compañías de su hijo. No se alejaron ni un momento del lado de su primogénito. Cambiaron sus trabajos para pasar más tiempo con él, mientras él despreciaba su compañía. Prefería pasar las horas en el parque fumando porros y bebiendo cerveza. Toda esta "espiral de violencia" había comenzado un año antes.
La madre llegó a seguir con ansiedad al hijo muchas de las noches que se marchaba de casa para averiguar dónde estaba. Siempre le encontraba en el mismo lugar pero rehuía volver con sus padres. Tenía con solo 16 años dos procedimientos judiciales abiertos por riñas con otras bandas.
Por todo ello, la noche de la fatídica llamada los padres rezaban para que su hijo estuviera en los calabozos. Sin embargo, se encontraron con que había recibido un machetazo en la cabeza por otra "estúpida" disputa de estas organizaciones criminales.
El trabajo de la Policía
Los primeros en intervenir cuando se produce un machetazo son los agentes de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional. Los pertenecientes a la comisaría de Villaverde-Usera y Puente de Vallecas están más que experimentados en este tipo de prácticas. Son muchas veces los que salvan la vida a las víctimas. Consideran que es fundamental una buena preparación en primeros auxilios para practicar torniquetes y que los jóvenes heridos no se desangren.
Cada intervención de estos funcionarios está llena de tensión y adrenalina. Tienen en pocos minutos que salvar a las víctimas y detener a los agresores. Son momentos trascendentales en todos los aspectos. Detrás de cada machetazo hay una historia, una confesión espontánea o un arrepentimiento entre manchas de sangre.
Estos policías dejan paso a los especialistas de la Brigada Provincial de Información. Sus integrantes son la "biblia" de las bandas latinas. Tienen identificados a los sujetos como miembros activos o en proceso. Saben dónde se mueve, qué disputas tienen y qué se "cuece" en el interior de estas organizaciones criminales.
Después de cada machetazo hay horas y horas de trabajo practicando diligencias. Las más comunes las peticiones de las cámaras de seguridad y el testimonio de los 'coros' donde se producen los heridos por arma blanca. El Plan Antibandas de Madrid ha dado sus frutos y proporcionó herramientas claves a estos investigadores.
La psicología que ayuda a las familias
No todas las familias han vivido la situación de Juan y su mujer. "La sensación de los padres es de asombro, de desconocimiento total y de culpa cuando descubren que su hijo ha sido víctima de un machetazo", relata a Vozpópuli la psicóloga Ana Villarubia. "Piensan qué cantidad de cosas ha vivido mi hijo a la sombra y cómo se me han escapado en la punta de los dedos", asegura.
Y es que detrás de cada llamada de un número desconocido a las tres, cuatro o cinco de la mañana hay un sentimiento de "culpa y de miedo". Un ojalá que mi hijo esté preso. "Existe una búsqueda incesante rodeada de ansiedad de encontrar una respuesta: cómo hemos llegado hasta aquí", afirma la psicóloga.
El primer planteamiento de los padres es pensar que han fallado sus "mecanismos de control". Si el hijo se recupera del machetazo viven en un "estado constante de alerta identificando amenazadas". "Viven intranquilos cada vez que el chico vuelve a salir de casa", señala.
Entre las lógicas "dudas" gana peso el "rechazo" a la parte violenta de tu hijo y tras conocer que ha elegido el "camino de la violencia". La "incredulidad" llega porque los padres le han ofrecido un "entorno distinto" al de las bandas que ha escogido. Este sentimiento deja paso a la "decepción" y la culpabilidad del "rol" que ha tenido la familia en el camino de los menores.
Las secuelas de los machetazos
Las víctimas de los machetazos no siempre se recuperan y algunos pierden movilidad y tienen secuelas que les acompañará el resto de sus vidas. Los tendones no siempre aguantan los impactos violentos de estas armas blancas.
Así, las visitas a los centros sanitarios son constantes. La rehabilitación es una de las patas fundamentales para volver a la vida cotidiana. La 'suerte' de las víctimas es que muchas de ellas al ser jóvenes tienen recorrido para poder curarse, según informan fuentes sanitarias a Vozpópuli. El dinero que perciben de la responsabilidad civil, que llega años después, ayuda en estos procesos.
La versión de los agresores
Los centros de menores reúnen tanto a víctimas como a culpables de los machetazos. Vozpópuli pudo acceder a uno de estos recintos donde se encuentran ingresados cumpliendo condena. El escenario fue el Centro de Menores Teresa de Calcuta (Brea del Tajo).
"El camino de las bandas es muy corto y solo tiene dos finales: acabas muerto o preso", explicaba uno de estos internos. "Yo era muy impulsivo todo el rato. En todo este tiempo he aprendido a controlarme y pensar antes de actuar", aseguraba.
"Ves a los que supuestamente son tus rivales que son chavales normales. Yo no les he hecho nada a ellos y ellos no me han hecho nada. Vamos a llevarnos bien", reflexiona otro de ellos que asegura que antes no les veía como "personas". Son las dos caras que se esconden detrás de los machetazos. Historias de años de recuperación, física y mental, de jóvenes y sus familias que dejan cicatrices que llevarán toda su vida.
k. k.
Pues según Ayuso, el hispanoamericano no es inmigrante. Vaya ganado, señores. Esta basura en Panamá no entra... ni en el Salvador.
Hispanicus
Pues si tu lo dejas ahí, que no es poco... Yo lo retomo para decir lo que muchos pensamos... Que a todos los que presentan síntomas de gripe se les hace un PCR con un nº de ciclos tal (recordemos que se trata de una amplificación por reacción en cadena de la polimerasa, como su propio nombre indica en inglés) que es muy difícil que no den positivo en covid-1, con lo cual lo que es solo gripe se convierte por arte de birlibirloque en contagio del virus chino. Como decía un eminente médico, con una biopsia suficientemente precisa, todo hombre de más de 50 años sería diagnosticado de cáncer de próstata aunque luego muera a los 90.....pero no demos ideas.
nataliany
En España el racismo es muy minoritario,: Nos da igual el color de la basura que importamos.