España

Desestabilizar a Rivera: la última baza de Rajoy antes de visitar al Rey

Descartada cualquier posibilidad de diálogo con el PSOE, Génova centra toda su artillería sobre Ciudadanos para 'ablandar a Rivera antes de su visita al Rey.

  • Albert Rivera y Mariano Rajoy, durante su reunión en el Congreso.

El PP necesita el 'sí' de Ciudadanos. Albert Rivera tiene un punto débil, un visible talón de Aquiles. Un flanco por el que los populares pretenden ahora atacarle. Gran parte de sus electores, al menos un 60 por ciento según algunos estudios, provienen de las filas del PP, profesionales jóvenes y urbanos que abominan de Mariano Rajoy y desean la regeneración de España. “La situación ha cambiado drásticamente en estas últimas semanas. Muchos de esos votantes consideran más urgente solucionar el actual atasco institucional que propiciar la jubilación de Rajoy", estiman en fuentes populares. 

Gran parte de los seguidores 'naranjas' no terminan de comprender cómo en su día se apoyó al PSOE, con un ‘sí’ rotundo en la investidura de Sánchez, y ahora se le regatea un apoyo similar al PP

En Génova son conscientes de que el tiempo vuela, apenas disponen de unos días para que la operación ‘desestabilizar a Rivera’, puesta estos últimos días en marcha, obtenga sus frutos antes de que se cumpla la ronda de visitas ante el Rey. Cuentan con ese factor fundamental, el actual desconcierto de una gran parte de sus seguidores 'naranjas' que no terminan de comprender cómo en su día se apoyó al PSOE, con un ‘sí’ rotundo en la investidura de Pedro Sánchez, y ahora se le regatea un apoyo similar al PP, partido del que se sienten más cercanos, al margen de la controvertida continuidad de Rajoy. 

El foco y el título maldito

“Ciudadanos está jugando con fuego”, es la frase acuñada por Fernando Maíllo, vicesecretario de los populares y principal ariete en este empeño en macerar la postura de Ciudadanos antes de que sea demasiado tarde. El eje de la estrategia es situar a Rivera ante sus contradicciones. “Se enfada primero con el pacto de la Mesa, luego le dice al Rey lo que tiene que hacer, intenta luego pasarle la pelota a los socialistas para que solucionen la papeleta”. Subrayar este supuesto zigzagueo de Ciudadanos, sus frecuentes cambios de criterios, su escasa credibilidad a la hora de mantener sus posiciones forma también parte de esta línea de acoso a Rivera. Sus palabras en la portada de 'El País', algo sacadas de contexto, sobre lo que piensa decirle al Rey para que el PSOE abandone su 'no' permanente, se han sumado a esta vía de poner el foco en todo cuanto se mueve en torno a Rivera. 

Ciudadanos, a modo de arma defensiva, ha sacado de paseo su veto a la continuidad de Rajoy. “Esa excusa podía funcionarles en marzo, ahora ya carece de efecto alguno. En este momento del debate, no es la continuidad de Rajoy lo que está en juego, ahora se trata de evitar de nuevo las urnas”, comentan las fuentes mencionadas. Rivera quiere esquivar a cualquier precio aparecer como el gran obstáculo para deshacer el nudo gordiano de la formación de gobierno. En todas sus intervenciones recuerda con insistencia que su partido es el único que ha propuesto alternativas, que se ha abierto al diálogo, que ha planteado encuentros a tres bandas… frente al cerrilismo incomprensible de PP y PSOE. 

El paso previo

La presión sobre el bloque naranja va a intensificarse esta semana decisiva. El PP empuja a Rivera hacia el 'sí' pero no abandona su voluntad de entendimiento. Se les ha ofrecido sillones ministeriales, colaboración parlamentaria, se les ha dado dos sillones de relevancia en la Mesa del Congreso. Moncloa anda ya en tratos con algunos dirigentes de Ciudadanos para estudiar los próximos presupuestos, cuestión perentoria que necesita de un Gobierno en activo.

“Ha calado ya la idea de que un 'sí’ de Ciudadanos es el paso previo para que el PSOE reconsidera su actitud actual y se oriente hacia la abstención”, comentaba días atrás un ‘fontanero’ de la Moncloa

“Ha calado ya la idea de que un 'sí’ de Ciudadanos es el paso previo para que el PSOE reconsidera su actitud actual y se oriente hacia la abstención”, comentaba días atrás un ‘fontanero’ de la Moncloa. Cierto que los 32 diputados de Ciudadanos no son decisivos en la suma aritmética para superar el actual impasse. "Pero no es lo mismo ir a la investidura con 170 diputados que con 137", recuerdan los populares, haciendo suyo el argumento expresado por el barón socialista Fernández Vara.

Un 'sí' de Ciudadanos puede cambiarlo todo. Este es el eslogan. Varios dirigentes del PP lo machacan en un tono muy firme: “La actitud de abstención de Ciudadanos es un instrumento que obstruye, que obstaculiza, que paraliza la posibilidad de un Gobierno en España”. Rivera igual a obstáculo. El punto débil. El talón de Aquiles, los antiguos votantes del PP, toman nota. Es el escenario más temido para el partido naranja, cuyo eje central se basa en Cataluña en la guerra frontal contra el nacionalismo y en el conjunto nacional en ejercer de puente entre las posturas antagónicas del bipartidismo, en ser la bisagra capaz de mover piezas eternamente estancadas.

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