Ni el PSOE ni Ciudadanos quisieron reconocer este jueves después de reunirse con Podemos que el acuerdo a tres para formar Gobierno es imposible. Sin embargo, la reunión celebrada ayer en el Congreso mantiene vigentes los vetos mutuos de Pablo Iglesias y Albert Rivera, hecho nada sorprendente si se tiene en cuenta que el primero se asomó al encuentro con 20 propuestas inaceptables para la formación naranja. Sobre todo, tres de ellas: un aumento del gasto público de 73.000 millones para esta legislatura, la formación de un Ejecutivo que excluye la presencia de Ciudadanos y, por último, la defensa del referéndum de autodeterminación en Cataluña y otros territorios que lo demanden. Ejerciendo de equilibrista, el portavoz socialista, Antonio Hernando, resumió la actitud de su partido asegurando que no romperá el pacto firmado con Rivera, pero tampoco renuncia a mejorarlo tendiendo puentes con Podemos. De la reunión ni siquiera salió la fecha para otro encuentro, algo que se abordará telefónicamente este fin de semana.
El PSOE teme un ultimátum inminente de Podemos obligándole a elegir sin demora entre Iglesias o Rivera
Consciente de las dificultades que va a suponerle a Pedro Sánchez mantener durante casi dos semanas la ficción de que puede llegar a La Moncloa en estas condiciones, el PSOE ha lanzado dos señuelos a Podemos y Ciudadanos para que se abran a negociar con voluntad real de llegar a acuerdos: el primero, aprobar en los dos primeros consejos de ministros del nuevo Gobierno un ambicioso plan social que imprima la marca a los nuevos tiempos “del cambio”. El segundo, evitar el riesgo de ir a unas nuevas elecciones generales en las que el PP podría ser el partido más beneficiado. “Les ofrecemos gobernar por encima de las siglas”, resumió Hernando.
Superada este jueves la experiencia de la primera reunión a tres, el PSOE se propone priorizar en los encuentros previstos para los próximos días, si es que prosperan, la llamada “agenda social” y su programa de regeneración democrática, consciente de que Podemos y Ciudadanos van a tener difícil rechazar públicamente medidas como la paralización de los desahucios, la introducción del ingreso mínimo vital para 700.000 familias o el aumento de las becas para jóvenes estudiantes. Son iniciativas que, a juicio de los socialistas, pueden suponer una auténtica “revolución social”, en la que pueden confluir los intereses de las tres partes llamadas a formar Gobierno. Este plan de choque está pensado para incorporar también otras medidas defendidas por Pablo Iglesias y Albert Rivera en la pasada campaña electoral que pueden alcanzar una cierta resonancia mediática. Entre ellas figuran la aprobación de una ley contra la denominada “pobreza energética”, la devolución de la tarjeta sanitaria a todos los inmigrantes que la han perdido, la reactivación de la ley de Dependencia, la supresión de los copagos en el sistema sanitario y la derogación de la reforma educativa. Todo ello, en los primeros 15 días del nuevo e hipotético Gobierno.
Cómo convencer a Podemos de la austeridad presupuestaria
Fuentes socialistas admiten que la aprobación de este “plan de emergencia” tendría un impacto presupuestario muy limitado y permitiría que los asuntos de envergadura, como los ajustes que exige Bruselas para cuadrar el déficit público, sean abordados con todo el esmero necesario, convenciendo a Podemos, sobre todo, de que la austeridad presupuestaria es un principio impuesto por las autoridades comunitarias que no admite, como se ha demostrado en la Grecia de Tsipras, demasiadas frivolidades.
El aumento del gasto, el referéndum catalán y su exclusión del Gobierno lleva a Ciudadanos a descartarse del acuerdo
De momento, visto el clima de desencuentro que se respiró ayer en la reunión a tres (19 protagonistas) de ayer tarde, el propósito del PSOE es salvar aunque sea artificialmente la negociación y mantenerla viva, como mínimo, hasta la semana que viene. Los socialistas han asumido el papel de árbitro para que ni Podemos ni Ciudadanos rompan la baraja antes de haber entrado en harina. Lo que Pedro Sánchez, ausente de la cita de este jueves, aspira a introducir en el horno es, ni más ni menos, que el acuerdo firmado a mediados de febrero con Rivera pasado por el filtro de Pablo Iglesias. Para muchos en el PSOE se trata de una bollería de difícil digestión, mientras que para el equipo del secretario general puede y debe ser la que facilite desalojar a Mariano Rajoy de la gran cocina de La Moncloa. “Sabemos que el pacto a tres es casi imposible, pero lo que ofrecemos es hacer un Gobierno para España superando los desencuentros personales o programáticos, conscientes de que todos los escenarios posibles tienen grandes inconvenientes”, concluyen fuentes socialistas.
La reunión de este jueves se diferencia de la celebrada hace un mes en que ahora los tiempos para el acuerdo se agotan y en que los socialistas y Ciudadanos acuden con un pacto cerrado que Rivera se abre a ampliar, pero nunca a enmendar. Además, el equipo negociador de Ciudadanos sospecha que el PSOE ha estado cocinando el pacto con Podemos a sus espaldas, cuando los criterios que manejan Pablo Iglesias y Rivera en política económica y territorial son incompatibles. Además, la entrevista secreta de Sánchez con Oriol Junqueras ha envenenado todavía más el ambiente dentro y fuera de Partido Socialista. De hecho, para algunos dirigentes de Ciudadanos ha sido la demostración de que el líder del PSOE ha estado jugando con dos barajas o, cuando menos, con las cartas marcadas, trabajando desde el principio a favor de un plan B que implicaría un acuerdo con Podemos y la búsqueda de la abstención de los independentistas.
La presencia incómoda de Pablo Iglesias
Desde Ciudadanos se le hizo saber al PSOE antes de que comenzara la cita de ayer que la presencia en ella de Pablo Iglesias resultaba incómoda. Entre otros motivos, porque conocen la obsesión de Podemos por los medios de comunicación y la facilidad con la que suele filtrar a su manera lo tratado en reuniones internas. La de este miércoles ha llegado precedida de numerosos contactos de los hombres de confianza de Sánchez con los participantes de Podemos y Ciudadanos, dispuestos a dejar para encuentros posteriores la negociación sobre Cataluña y las recetas que Miquel Iceta, desde el PSC, y Xavier Domènech, desde En Comù Podem, cocinan desde hace semanas para que puedan ser asumidas sin demasiado trauma por Ciudadanos, algo que desde todas las partes concernidas se considera, lisa y llanamente, como una “misión imposible”. De hecho, se considera el escollo más importante que puede acabar enterrando cualquier posibilidad de acuerdo y abocar a unas nuevas elecciones generales.
La firme defensa del referéndum en Cataluña confirma que Iglesias trabaja en contra del pacto
Lo que ni el PSOE ni Ciudadanos esperaban es que Iglesias volviera a defender en esta nueva fase de negociación el llamado ‘derecho a decidir’ para Cataluña, decisión que confirmaría que el jefe de Podemos sigue trabajando a favor de unas nuevas elecciones. De hecho, los socialistas temen que Iglesias se estrene esta mañana con un ultimátum que obligue a Sánchez a elegir entre negociar con él o seguir atado a Rivera. Difícil respuesta, teniendo en cuenta que el líder socialista contaba con no tener que darla hasta dentro de dos semanas, para poder seguir pedaleando en el aire.