El presidente y consejero delegado de Ford, Jim Farley, ha revelado que la compañía automovilística se está planteando reducir su presencia en Europa para impulsar su rentabilidad en el viejo continente. En 2022 la marca del óvalo sólo registró un resultado de explotación de 47 millones de dólares en Europa a pesar de que sus ingresos crecieron un 15,9 % hasta los 158.057 millones de dólares.

Estos números a nivel mundial han sido peores (1.829 millones de euros de pérdidas) y han llevado a Farley a adelantar que la decisión que tienen que afrontar próximamente es saber "cuántos ingenieros, cuánta gente necesitamos en Europa, y cuál es la dimensión que necesitamos en (el segmento) de coches de pasajeros. Esa es la decisión».

Estas declaraciones las ha realizado durante una videoconferencia con analistas y periodistas para analizar los resultados financieros de 2022 y el consejero delegado anunció que "no vamos a esperar mucho a decirlo", al tiempo que señalaba que "sabemos exactamente cual es nuestra fortaleza en Europa y sabemos lo que necesitamos hacer".

En Europa, Ford es particularmente fuerte en el segmento de vehículos comerciales y está en el proceso de reconvertirlo a eléctricos (VE), ha asegurado Farley, quien entiende que hay que reducir el tamaño, concentrar el negocio y hacerlo más rentable. En el caso concreto de los vehículos eléctricos advirtió que «no se puede tener éxito si no se compite con China».

Esta declaración de intenciones ha dejado 'temblando' a los más de 6.000 empleados de la factoría valenciana de Ford en Almussafes. La situación de la fábrica parece consolidada a medio plazo al ser la elegida para desarrollar los vehículos eléctricos de la empresa en Europa. Ahora bien, el proceso de fabricación de esos coches necesita menos personal y además, ya no fabrica los monovolúmenes S-Max y Galaxy (un año antes de lo previsto).

Esa disminución en la producción, porque sólo se ha quedado con la fabricación del Kuga durante la transición a la electrificación de la fábrica, ya ha conllevado una reestructuración del trabajo en Almussafes que además tiene que hacer frente a la crisis de la districubión de componentes.

3.000 despidos

Por ello, los trabajadores están desde el pasado 23 de diciembre en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo hasta el próximo 30 de junio. La empresa ha repartido los días de paro de cada empleado para que ninguno de ellos rebase los 70 días de parada durante este periodo.

A esta situación delicada hay que sumar pues las reflexiones del consejero delegado de la compañía y que según las fuentes consultadas por este medio podría suponer un recorte de empleo de unos 3.000 puestos de trabajo, aunque no se sabe aún si afectarían en exclusiva a la factoría de Ford en Alemania (que perdió el pulso con Almusssafes en la carrera por la electrificación de vehículos en Europa) o esos despidos se repartirán entre las factorías del grupo automovilístico estadounidense en el viejo continente.

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