Los ecos del triunfo electoral del pasado se van apagando y llega el momento de las decisiones. Carlos Mazón debe afrontar una muy importante como es la de concretar quién ocupará la Presidencia de las Cortes Valencianas que se constituyen el próximo día 26 de junio. Para esa cita el presidente del PP valenciano tiene claro que no quiere utilizar la institución como una moneda de cambio para un eventual apoyo de Vox en su debate de investidura.

Mazón considera, como defendió ante su equipo de campaña, que si llegaba al entorno de los 40 diputados estaría "legitimado" para no hacer concesiones a otros grupos en lo que se refiere a compartir el Gobierno valenciano o también a ocupar puestos relevantes como la Presidencia de las Cortes.

Pueden ser 41

Esa predicción se cumplió al milímetro (aunque hoy pueden ser 41 si el último escaño de Vox por Alicante pasa a manos del PP tras el recuento de la Junta Electoral). Esa diferencia de 27 escaños que el PP ha conseguido sobre Vox es muy grande y no es comparable a los 4 que el PSOE mantuvo en 2015 sobre Compromís ni a los 10 que consiguió en 2019. Sí se asemejaría más a lo que Puig ha conseguido ahora que es estar 16 escaños por encima de los nacionalistas.

Entiende el ganador de las elecciones del pasado domingo, según las fuentes consultadas en el PP, que Vox debería apoyar su investidura y certificar así el cambio de ciclo político en la Comunidad Valenciana. Es el mismo argumento que hasta ayer mismo Alberto Núñez Feijóo utilizaba ayer con la formación de Santiago Abascal a quien le pedía que "Vox debe dejar gobernar al PP en autonomías como la Comunidad Valenciana, Baleares o Aragón, donde hemos ganado claramente".

Dos aspirantes entre muchos debutantes

Es por ello, que Mazón ya está dándole vueltas a los aspirantes a la Presidencia de las Cortes en los que busca un perfil de experiencia, negociación y firmeza con vistas a una legislatura que se antoja bastante complicada como sucede siempre que la formación ganadora no obtiene la mayoría absoluta: y el PP no la tiene.

En ese perfil, según las mismas fuentes, encajarían dos diputados que integran el grupo parlamentario popular. El primero es José Antonio Rovira, persona de la máxima confianza de Mazón y que ha sido parte activa en la elaboración del programa electoral, especialmente en la vertiente económica, y también una pieza clave en la 'fontanería' del grupo durante la legislatura pasada.

Rovira, sin embargo, podría tener hueco en el Gobierno valenciano y Mazón se debate entre fortificarse en el Palau con la gente de su más estrecho círculo de confianza o dejar a alguno de ellos en las Cortes para que sean sus 'ojos' en el Parlamento autonómico y su prolongación para coordinar las instrucción que emanen del Ejecutivo y la presidencia del PP autonómico.

El segundo de ellos es Alfredo Castelló, el exalcalde de Sagunto y veterano diputado. Su perfil como conocedor del reglamento de la Cámara y su capacidad negociadora, que ya exhibió cuando logro ser alcalde en su ciudad natal estando en minoría, le avalan.

También el hecho de que Mazón haya configurado unas listas autonómicas plagadas de alcaldes (lo que les incapacita para la Presidencia de las Cortes), independientes y, sobre todo, muchos debutantes, centra más el foco en los dos grandes favoritos para ocupar el puesto.

No quiere otro 'Colomer'

La Presidencia de las Cortes como moneda de cambio implicaría que una figura institucional de tanta relevancia tendría un desempeño efímero por parte de quien nombrara Mazón y que luego fuera un representante de Vox quien la ocupara.

Nunca es agradable esa situación que ya vivió el PSOE cuando Ximo Puig 'bajó' de la Presidencia de las Cortes a Francesc Colomer. Después de sólo 23 días de estancia en el cargo y la percepción de 6.000 euros, Colomer puso rumbo a la secretaría autonómica de Turismo para dejar paso a Enric Morera que fue designado por Compromís después de su pacto de Gobierno con Puig y, a la postre, ha estado dos legislaturas al frente de la Cámara autonómica.

Mazón no desea esa situación y sólo se podría dar si hay un acuerdo previo con Vox para su investidura e inicialmente fuera un miembro de la lista autonómica que encabeza Carlos Flores el que ocupara la Presidencia de las Cortes. Ese acuerdo, de momento, parece aún lejano.

Vox por su parte parece fiel a su esquema de "no aceptar presiones" como expresó ayer Santiago Abascal en sus redes sociales. La intención de su candidato autonómico en la Comunidad Valenciana, Carlos Flores, sigue siendo la de entrar con una vicepresidencia en el Gobierno valenciano de Carlos Mazón para "vigilar" las políticas que aplica el PP y para que "los 300.000 valencianos que nos votaron" tengan su voz bien representada, tal y como también expresó en sus redes sociales.

La ronda de contactos de la semana próxima –que se abre el próximo martes con el PSOE valenciano– determinará en buena medida la estrategia de las próximas semanas. Todo indica que el proyecto que encabezó Ximo Puig no está por la labor de facilitar la investidura de Mazón y mucho menos Compromís.

El último refugio

La suma de ambos partidos suma 46 escaños (31 PSOE y 15 Compromís), por lo que el PP ya sólo tendría el último refugio de los 13 diputados de Vox para salvar el escollo de la investidura.

El doble juego, el del PP por intentar gobernar en solitario y copar las instituciones como primera fuerza destacada es legítimo. El de Vox para no dejar pasar su oportunidad de condicionar realmente las políticas del Ejecutivo valenciano también tiene el respaldo de 13 escaños que le dan la llave de la gobernabilidad.

Carlos Mazón exhibió dotes de negociación en la Diputación de Alicante la pasada legislatura pero ahora el reto es aún mayor y en el PP nadie duda que –con una u otra fórmula– habrá cambio de ciclo político en la Comunidad Valenciana.