El camino para la reapertura al público del Palau de la Música de Valencia sigue siendo tortuoso. Cuatro años después de su cierre por la caída parcial de la concha acústica de la segunda sala (2019) se encamina hacia su reapertura el próximo 5 y 6 de octubre con dos conciertos, pero lo hará pendiente de nuevas reformas porque las obras actuales han quedado incompletas respecto a las necesidades del edificio.
Las filtraciones de agua han deteriorado algunos espacios que afectan a dependencias administrativas pero que permitirán reabrir la parte que afecta a la actividad musical y a las butacas que ocupan los abonados.
La sorpresa para el equipo de Gobierno municipal que encabeza María José Catalá ha sido ver cómo después de esos cuatro años de cierre de la que pasa por ser la primera institución cultural de la ciudad hay muchos trabajos pendientes de realizar porque no fueron contemplados.
12 millones
La reforma encargada por el anterior alcalde, Joan Ribó, invirtió 12 millones de euros en cuestiones básicas para la reapertura para que la banda municipal volviera a tocar en la sala principal que es una de las de mejor acústica en el panorama nacional.
Ahora bien, esta misma semana se han dado cuenta de filtraciones de agua y de otras cuestiones que no estaban contempladas en el plan de reformas encargado a la empresa y que se hace a todas luces necesario abordar.
Las filtraciones principales proceden de los jardines ubicados en la zona inmediatamente superior a la zona de administración, archivo, camerinos 11, 12 ,13 y 14 y la conserjería. La zona más deteriorada es donde trabaja la orquesta y el personal del Palau de la Música, según el jefe de mantenimiento.
Además también advierte que “existen filtraciones en despacho de RRPP, Sala José Serrano, en planta baja (zona de tienda e información) procedentes de la condensación de tuberías de los climatizadores, así como de los que recogen el agua de las lluvias”.
"Una decepción"
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha explicado durante su última visita a los trabajos de acondicionamiento que fue "una decepción ver cómo las obras han sufrido retrasos y que no se hubiera previsto incorporar nuevas actuaciones para subsanar deficiencias".
Ante esa situación la primera edil ha encargado una auditoría que permitirá hacer una segunda fase de las obras que pueda compatibilizarse con la celebración de la programación de la temporada que comienza el próximo 5 de octubre.
Las 1.700 butacas serán retapizadas porque "no es sólo una cuestión estética sino que afecta también a la acústica del edificio", al tiempo que se reparará la grifería de los baños e irán subsanándose las goteras y filtraciones que pueden verse agravadas este otoño con la llegada de las temidas DANA's a la capital de Turia.
Las fuentes consultadas apuntan a que “las cabinas de ensayo de los músicos no presentan el grado de conservación adecuado, así como es necesaria adecuarlas a la normativa acústica vigente. Numerosas zonas del edificio conservan aun el techo original siendo recomendable su sustitución por techo técnico, mientras que el pavimento de la terraza de la cafetería presenta desniveles y agujeros”.
Un buen gesto con los abonados
Catalá ha tenido un gesto con aquellos abonados que han permanecido fieles al Palau de la Música estos cuatro años y ha anunciado que tendrán su nombre en una placa en las butacas que ocupan habitualmente, emulando lo que sucede en otros recintos musicales europeos.
Lo que ha quedado de manifiesto es que el icónico edificio del Palau de la Música en Valencia que debería haber sido devuelto a la ciudad en perfecto estado se enfrenta ahora a desafíos adicionales que deberán ser completados en una segunda fase.
Catalá, incluso, ha reconocido que "por supuesto que he valorado retrasar la apertura al público" pero al final ha podido más la necesidad de recuperar la actividad musical del edificio en la fecha prevista y acabar la reforma aprovechando periodos en los que no haya conciertos.