La parada de la central nuclear de Cofrentes va a provocar que la compra de energía de la Comunidad Valenciana fuera de su territorio se acentúe. La dependencia en la generación de electricidad de la planta de Cofrentes es aún muy elevada y es urgente la mayor implantación de las energías renovables.
La Comunidad Valenciana arrastra ese problema que no ha sido capaz de atajar en las dos últimas legislaturas del Gobierno autonómico presidido por Ximo Puig.
El cisma en Compromís
Gran parte del atasco en las renovables se produjo por las desavenencias dentro de Compromís (que dirigía este departamento del Consell) entre los partidarios de establecer grandes plantas solares o eólicas y aquellos que apostaban por pequeñas comunidades con menor tamaño y extensión de las instalaciones.
En cualquier caso, la realidad del mapa energético valenciano indica que a día de hoy la central nuclear de Cofrentes supone el 43,9% del total de la producción autonómica.
Importar más del 30%
En términos absolutos, según los datos de Red Eléctrica, en Alicante, Valencia y Castellón se consumieron durante el año pasado un total de 27.126 Gigavatio-hora (GWh) de los que que 18.937 GWh fueron generados en la región (apenas un 5% más que en el ejercicio anterior).
Las energías renovables superan por poco el 16% del total de la energía generada en la Comunidad Valenciana, muy lejos de los objetivos europeos y con sólo tres autonomías con menor implantación en su territorio como es el caso de Cataluña, Baleares y País Vasco.
El 30,12% restante de la energía que se ha consumido en la Comunidad Valenciana tuvo que ser importada desde centrales de generación de otras regiones del territorio nacional.
Parada de 40 días
El Gobierno valenciano actual, que preside Carlos Mazón, quiere alargar la vida útil de la central de Cofrentes más allá del horizonte de 2030 cuando está previsto su cierre. Y es que, si no se da un salto cualitativo y cuantitativo a las energías renovables en la región, la dependencia de Cofrentes es muy elevada.
Precisamente, estas semanas la planta de Cofrentes (que aporta el 3,5% del total de energía consumida en España) se ha desconectado de la red eléctrica para realizar unos trabajos de recarga del combustible (la número 24 desde su puesta en marcha). La desconexión comenzó el pasado 6 de octubre y los trabajos se extenderán, al menos, durante 40 días.
La central va a invertir 24,3 millones de euros en esta parada técnica para la que se ha contratado a 1.200 profesionales provenientes de más de 100 empresas, que refuerzan al equipo habitual de la central, compuesto por unos 800 trabajadores.
Adicionalmente, se aprovecha la parada técnica para realizar inspecciones y revisiones de mantenimiento preventivo en sistemas, equipos y componentes, además de una serie de modificaciones de diseño -25 en total-, cuya finalidad es incorporar equipos más modernos y técnicamente más avanzados para disponer de tecnologías de vanguardia en el sector.
Mazón, contra el cierre en 2030
Esta larga parada (mayor que las registradas durante el año 2022), va a obligar a la Comunidad Valenciana a importar más energía de lo habitual y hace más acuciante la instalación de plantas de energías renovables, aunque eso siempre conlleva un problema paisajístico y de lucha con los municipios afectados establecer las instalaciones.
El Gobierno de Mazón, mientras llega ese horizonte aún lejano de suficiencia energética para la Comunidad Valenciana, insiste en que instará al Gobierno de España a reconsiderar con criterios técnicos y no ideológicos el calendario de cierre de Cofrentes. Y es que su cierre en 2030 implicaría de manera inmediata un mayor consumo de gas y, por tanto, mayores costes y emisiones de CO2.