El control que Ximo Puig quiere tener del PSPV para no cerrarse sus aspiraciones de repetir como candidato en 2027 es el que más contestación tiene entre los socialistas que perdieron el poder el pasado 28 de mayo.
La ambigüedad con la que el expresidente valenciano se está pronunciando desde que quedó segundo (muy por detrás del PP) en las elecciones autonómicas del 28-M ha provocado el cierre de filas de quienes reconocen su mérito de desbancar a los populares de la Generalitat tras dos décadas de mayorías absolutas. Consideran que tiene derecho a controlar su sucesión o diseñar su candidatura.
Pilar Bernabé
En ese 'bando ximista', que siempre resulta muy heterogéneo y con diferentes prismas, se sitúa la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé (bien posicionada para la sucesión); así como la portavoz en las Cortes Valencianas, Rebeca Torró, y el portavoz adjunto, Arcadi España; así como la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Sandra Gómez.
Las fuentes consultadas por Vozpópuli en el PSPV dibujan un panorama que, en general, "no es beligerante con la posibilidad de que Puig haga de guía del partido hasta el próximo congreso nacional" que podría celebrarse a partir de otoño de 2024 (si no hubiera antes uno extraordinario).
Esa cierta unanimidad desaparece cuando se pregunta por la idoneidad de la continuidad de Puig hasta 2027. Las voces discordantes con la figura del actual secretario general y consideran que "su tiempo ha pasado" superan a los que lo defienden.
Poder orgánico
Entre quienes piden una clara renovación al frente del PSPV encontramos al secretario general de la provincia de Valencia, Carlos Fernández Bielsa; al secretario general de la provincia de Alicante, Alejandro Soler; y también estaría en esa actitud el exsecretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.
Los tres juntos, orgánicamente, pueden tener suficientes seguidores como para dinamitar la intención de Puig de seguir hasta 2027. Y por separado pueden llegar a condicionar el ganador en un contexto de igualdad entre candidaturas.
Vuelven las alternativas
Lo que está claro es que en el próximo congreso del PSPV habrá alternativas a Puig si éste decide aspirar de nuevo a la secretaría general y volverá así la 'tradición' de diferentes familias aspirantes a tener el control del PSPV.
En el último celebrado en noviembre de 2021, Ximo Puig fue el único candidato pero esa circunstancia no se producía desde hacía 17 años, así que en 2024 todo apunta a que se volverá a la normalidad en la refriega de aspirantes.
Morant tiene el apoyo de Sánchez
En un terreno intermedio pero con cada vez más intervención en las cuestiones de la política autonómica se sitúa a ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant. Claramente es la favorita de Pedro Sánchez para presentar batalla en 2027 a Carlos Mazón pero, de momento, no está previsto que entre en la carrera por la secretaría general y sí, más tarde, en las primarias entre candidatos.
En este momento intermedio sobre quién ejercerá el liderazgo en el PSPV Ximo Puig aglutina el cargo de secretario general del PSPV; es presidente del grupo parlamentario socialista en las Cortes Valencianas.
También es senador territorial (raso) en una cámara dominada por el PP y ha hecho uso parcialmente del Estatuto de expresidentes del Gobierno valenciano, ya que no forma parte del Consejo Jurídico Consultivo pero sí tiene dos asesores, oficina y chófer que le garantizan una infraestructura que muy pocos tienen a día de hoy en el PSOE valenciano.
El fiasco del Ministerio
Ha habido un tropiezo grande para Puig que ha avivado el debate interno como es el hecho de no haber sido nombrado ministro, pese a que su entorno agitó esa posibilidad en las semanas previas.
A ello se suma que en la primera tanda de nombramientos del segundo escalón de los ministerios no hay valencianos. Le queda la próxima sesión del Consejo de Ministros para ver si finalmente hay algo que reconozca su antiguo peso en el partido.
Esa imagen de pérdida de apoyo también se percibe en las Cortes Valencianas donde Puig no suele acudir y cuando lo hace, como el pasado jueves en la sesión de control a Carlos Mazón, está en una posición incómoda con alusiones fáciles contra él del actual presidente autonómico.
Fernández Vara y Armengol
Por contra, entre la larga lista de perdedores del PSOE el 28-M, la cuestión de la continuidad o la sucesión parece más definida y menos traumática que se barrunta en el caso valenciano.
Guillermo Férnández Vara, el expresidente extremeño tiene claro que no seguirá al frente del PSOE de Extremadura y ya hay candidaturas oficiales para sucederle como la del presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo.
Fernández Vara ha dejado claro desde el principio que dejaba paso y se está realizando una transición sosegada. Él, al contrario que Puig, ha tenido recompensa en el Senado donde es el actual vicepresidente segundo de la Cámara Alta.
Francina Armengol también salió derrotada el 28-M pero Pedro Sánchez la ha blindado como tercera autoridad del Estado –es la presidenta del Congreso– y desde esa plataforma (es muy posible) que intente repetir aventura como candidata del PSIB en Baleares para 2027. No hay gran oposición a que se produzca ese movimiento.
Andreu y Lambán
En La Rioja, Concha Andreu, tampoco parece que tendrá una oposición organizada a su continuidad al frente del PSOE riojano. Sigue como líder del partido y mantiene el acta de diputada autonómica y ha sumado el de senadora territorial.
El expresidente de Aragón, Javier Lambán (una de las voces más críticas con Pedro Sánchez en los últimos años), ya tiene asumido que será difícil que en 2027 sea el candidato. Como Puig, tiene algunos opositores pero no de la intensidad y con tanto poder como los que le asoman al expresidente valenciano.
Instalado como senador territorial y como secretario general del PSOE aragonés, Lambán dejará paso (salvo giro de guión inesperado) a un sucesor al frente del partido que trate de recuperar el Gobierno autonómico que perdieron el pasado 28-M
El nivel de los movimientos contrarios a su líder de la federación socialista valenciana sólo se puede equiparar a día de hoy a los de Canarias y Murcia pero ninguno tuvo la cuota de poder y representatividad que Ximo Puig alcanzó y que amaga con querer mantener.