La fuga de cargos públicos de Ciudadanos sigue agrandándose y esa sangría en el final de la legislatura apuntala las opciones de Carlos Mazón de convertirse en el voto útil para quienes hace cuatro años apostaron por la formación naranja.
La última baja para Ciudadanos ha sido la del portavoz en la Diputación de Alicante, Javier Gutiérrez, quien ha dejado el partido pero se mantiene en la corporación provincial como responsable del área de Infraestructuras y Asistencia Municipal. Desempeñará este cargo en el tramo final de la legislatura desde el grupo de no adscritos y no dejará su acta para que el siguiente en la lista de Ciudadanos entre a formar parte de la Diputación que preside Carlos Mazón y con el que gobiernan en coalición.
Todo cambió con Mamen Peris
Los problemas para Ciudadanos se han multiplicado desde la marcha de la penúltima portavoz en las Cortes, Ruth Merino, y la llegada de su sustituta, Mamen Peris. En ese intento desesperado por mantener la representación en la Cámara autonómica, Peris ha decidido apostarlo todo a un acercamiento hacia Ximo Puig.
Peris se ha prestado a intentar, sin éxito, que saliera adelante la rebaja del listón electoral autonómico al 3%; ha comenzado negociaciones con Puig para renovar los consejeros de los órganos consultivos que quedan pendientes; y a nivel interno comenzó una 'caza de brujas' de todos los cargos que no estuvieran alineados con la nueva dirección nacional y autonómica de Ciudadanos.
El caso de Gutiérrez viene de lejos por discrepancias en una moción de censura presentada en Orihuela, entre otras cuitas internas, pero la cercanía de las elecciones le han hecho saltar del barco antes de que Peris decidiera su expulsión –cuestión que estaba cercana–.
Mamen Peris le ha imprimido un giro radical a los posicionamientos del que fue mi proyecto político, ofreciéndose como muleta para todo al señor PuigJavier Gutiérrez
Para Gutiérrez la llegada de Mamen Peris a la cúspide autonómica del partido "le ha imprimido un giro radical a los posicionamientos del que fue mi proyecto político, ofreciéndose como muleta para todo al señor Puig, urdiendo una estrategia contra mi persona v señalándome como la cabeza de turco necesaria para desestabilizar la Diputación Provincial de Alicante con el único y evidente obietivo de dañar la imagen del presidente de la misma", Carlos Mazón.
El acuerdo de gobierno entre PP y Ciudadanos en la Diputación de Alicante no corre peligro para lo que resta de mandato, ya que Gutiérrez mantiene sus competencias y la vicepresidenta primera y diputada de Cultura, Julia Parra –que queda como única representante de Ciudadanos– se ha puesto del lado de éste y ha defendido su gestión durante la legislatura.
Ciudadanos, por lo tanto, aunque pervive formalmente en la Diputación de Alicante, de facto, no existe. El PP ha fagocitado por la vía de los hechos a los dos representantes de esa formación y este carrusel de salidas (en las Cortes Valencianas ya hay 5 diputados que se pasaron al grupo de no adscritos) está disparando las expectativas de Mazón de encarnar el voto útil dentro del bloque de centro derecha en la Comunidad Valenciana.
Un 60% de transferencia
La marcha de cerca de 170 cargos de Ciudadanos a las filas del PP en esta legislatura en el conjunto de España dibujan un escenario claro para los votantes que es el de descomposición de la formación naranja. En la dirección regional del PPCV, que lidera Carlos Mazón, consideran que cerca del 60% de votantes de Ciudadanos en 2019 optarán por el PP en 2023.
Quienes a día de hoy no han decidido apostar por este trasvase de siglas probablemente volverán a votar a Ciudadanos o se refugiarán en la abstención. Las últimas previsiones sitúan a Ciudadanos a nivel autonómico en un 2,5% de los votos y parece que será misión imposible repetir presencia en las Cortes.
Esta desintegración de Ciudadanos, que no ha conseguido frenar con la 'refundación' del partido, ha provocado el retraso en la confección de sus listas y, de paso, también en las del PP. El comité nacional del PSOE ha dado luz verde a las listas autonómicas propuestas por Ximo Puig y las aprobó el pasado fin de semana, mientras que Mazón no tiene previsto hacerlo hasta el entorno del próximo 20 de abril, a la espera de incorporar algún activo más de la formación naranja a sus filas.
En una lucha cerrada de bloques en la que un escaño puede determinarlo todo, Mazón espera un empujón final en forma de ese voto útil que le haga acercarse a los 38 diputados, cifra que sería suficiente para sumar con Vox (cuya horquilla de previsiones está entre los 12-14 diputados) los 50 escaños que determinan la mayoría absoluta.