La nueva consellera de Acción Exterior, Victòria Alsina, ha apostado este lunes porque el nuevo Ejecutivo catalán haga política exterior de Estado, a pesar de que Cataluña "no tiene un Estado", y ha anunciado que el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont tendrá un "rol activo durante los próximos años".
"Cataluña no tiene un Estado, pero debe hacer política exterior de Estado, no de partido. Se hace con inteligencia, sin ruido y con mucho trabajo", ha sostenido en una entrevista en Catalunya Ràdio recogida por Europa Press.
También ha explicado que, más allá de internacionalizar Cataluña desde el departamento, quiere asegurar que lo que pasa se explique "sin distorsiones, porque hay un intento de distorsionar lo que pasa en Cataluña por parte del Estado y otros poderes".
Entre las cuestiones que quieren trabajar en alianza con otros departamentos está el retorno del talento catalán y acabar con el voto rogado, cuestión que se ha comprometido a intentar solucionar esta legislatura.
También cree que debería haber un cuerpo especializado en temas de internacional en la Generalitat para tener "más masa crítica de personas" en el Govern sobre estas cuestiones, pese a admitir que no es algo que lograrán a corto plazo.
Al preguntársele por qué dirá cuando le pregunten por la independencia de Cataluña, Alsina ha asegurado que explicará la situación actual, y ha reconocido que a nivel internacional "lo que no encajó bien fue el tema de organizar un referéndum unilateral".
"Tenemos que explicar esta voluntad del derecho a la autodeterminación, del derecho a decidir, y ahora el tema está en 'cómo y cuándo'. Hay la mesa de diálogo, propuesta por ERC, y en la que Junts ha aceptado participar. Esto hay que explicarlo sin distorsiones", ha apuntado.
En busca de aliados
Sobre la búsqueda de aliados internacionales, la consellera ha precisado que quiere aliados para la internacionalización de Cataluña, como el apoyo de las empresas, y también para el proceso independentista, y por ello quiere contar con todas las formaciones que están por el derecho a decidir y con la sociedad civil.
Para Alsina, Europa es el primer ámbito donde buscar complicidades, y ha reivindicado el papel que juega la red de delegaciones catalanas en el mundo, sobre todo la de Bruselas y la de Estados Unidos, así como la figura del expresidente de la Generalitat y eurodiputado Carles Puigdemont, con el que habló el pasado viernes y que ve como un gran activo para Cataluña.
El papel de Puigdemont
"Somos un país pequeño, y hay que aprovechar todas las herramientas de conexión en el mundo para explicar que pasa. En su momento Josep Tarradellas tuvo un rol clave, y Puigdemont por supuesto que tendrá un rol activo durante los próximos años", ha sostenido.
Tras admitir que la presión de la diplomacia española es grande, ha negado que se engañara a los catalanes en otoño de 2017 ni que se generaran demasiadas expectativas, pero ha dejado claro que han aprendido de lo que pasó.
Sin embargo, ha recalcado que el conflicto catalán no se ha solucionado, y ha llamado a no creer que se solventará con los indultos. "Hay la tentación de creer que solucionarán el conflicto. Se podrían entender con una solución al conflicto, y no lo son".
Alsina ha asegurado que aceptó sin pensarlo el ofrecimiento de ser consellera de Acción, y ha manifestado su voluntad de hacer política pese a su perfil independiente: "No vengo a hacer un Pedro Duque".
Sobre qué significa 'hacer un Pedro Duque', la consellera ha especificado que es una expresión para referirse a los que tienen mucha experiencia en su campo pero descontextualizado del conocimiento de la administración.
También ha explicado que el nombre del departamento sea de Acción Exterior y Govern abierto, y no de Transparencia, porque cree que el segundo concepto engloba el conjunto de acciones para hacerlo más transparente, efectivo y participativo.
Entre las primeras acciones que ha hecho la consellera ha sido enviar una carta a los trabajadores del departamento para avisar de que tendrá "tolerancia cero" ante posibles casos de abuso de poder, tras el presunto caso de acoso sexual que pasó durante el mandato de Alfred Bosch.
Ha explicado que lo ha hecho a iniciativa propia, y ha manifestado su voluntad de proteger a sus trabajadores "ante cualquier tipo de agresión, también de las del Tribunal de Cuentas".