La Comisión de Salud Pública ha acordado eliminar las cuarentenas a todos los contactos estrechos. Por el momento, solo estarán obligados a hacerla los contagiados, pero no estar vacunado ya no obligará a hacer cuarentena si se es contacto estrecho. Además, las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad han decidido que dejará de hacerse el rastreo de contactos estrechos salvo en "ámbitos vulnerables". Así lo confirma un documento de la reunión al que ha tenido acceso Vozpópuli
"Únicamente se realizará la identificación de contactos estrechos en los ámbitos considerados vulnerables con el objetivo de evitar la transmisión de la enfermedad en dichos ámbitos", señala. A los contactos estrechos en estos ámbitos se les indicará la realización de una prueba diagnóstica a los 3-5 días del seguimiento.
La recomendación de cuarentena a todos los contactos estrechos queda sustituida por una serie de medidas preventivas dirigidas, principalmente, a proteger a la población más vulnerable. Durante los 10 días posteriores a la última exposición, los contactos estrechos de casos confirmados tendrán que extremar las precauciones y reducir todo lo posible las interacciones sociales "utilizando de forma constante la mascarilla y manteniendo una adecuada higiene de manos". "Especialmente se debe evitar el contacto con personas vulnerables", recalcan desde la comisión.
Con estas nuevas decisiones, el Gobierno central y las CCAA caminan inexorablemente hacia el fin de la pandemia. Es un claro proceso de desescalada en el que pronto se verán otras medidas como la entrada de un sistema de vigilancia centinela. Eso sí, eliminar la obligatoriedad de mascarillas en interiores de momento no se plantea.
La Comisión de Salud Pública, donde están presentes los directores generales de Salud Pública de las CCAA, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes) y el Ministerio de Sanidad, justifica su decisión por los "altos niveles de inmunidad alcanzados en la población española frente a la covid-19, tanto por la alta cobertura de vacunación como por el gran número de infecciones".
Transición en la estrategia
A ello se suman "las características de la variante ómicron que circula actualmente, y la mayor realización de pruebas diagnósticas". Este conjunto de factores han contribuido al cambio de las características epidemiológicas y al comportamiento de la epidemia, reconocen. Esta onda epidémica se ha caracterizado por una elevadísima incidencia con una mayoría de casos con síntomas leves o asintomáticos, una presión muy alta sobre los sistemas de Atención Primaria y Salud Pública y un porcentaje de ocupación hospitalaria y de camas de UCI muy inferior al esperado.
Este cambio en la epidemiología de la covid-19 favorece "una transición de la estrategia actual de vigilancia y control, centrada en reducir la transmisión de SARS-CoV-2 para evitar un alto número de casos graves, hacia una estrategia centrada en las actuaciones dirigidas a personas y ámbitos de mayor vulnerabilidad".
El objetivo de la estrategia de vigilancia ya no es, como hasta ahora, frenar las cadenas de transmisión, ya que los contagios están disminuyendo, la mayor parte de la población está inmunizada y la protección frente a enfermedad grave está generalizada.
