Todos los partidos tienen ya ultimadas sus listas electorales por Madrid. Salvo el Partido Popular, que siempre va por detrás, fruto de la estrategia que señala Rajoy, según la versión oficial. Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes negocian con intensidad los últimos flecos de las respectivas listas para el Ayuntamiento y la Comunidad. Muchos protegidos y menos huecos. Nadie espera que el PP repita los resultados de los últimos comicios. Inevitablemente, un buen puñado de aspirantes se quedará fuera.
"Esto es como la guerra de Troya", comentaban fuentes próximas a la negociación. El sábado fue muy intenso. Saltaban chispas. Este lunes las aguas empezaron a amainarse. No se trata de nombres, sino de huecos en las listas. No caben todos, naturalmente, Aguirre, como presidenta del partido en Madrid, amén de como expresidenta de la Comunidad, quiere señalar algunos nombres de la lista de Cifuentes, que, naturalmente, viene con los suyos. Las negociaciones son tensas pero ambas son conscientes de que habrá consenso. No queda otra. La hasta ahora delegada del Gobierno ya señaló hace semanas que no haría 'casus belli' de esta cuestión, aunque confiaba en la prudencia de Aguirre. El consenso es inevitable.
Los primeros de la fila
El problema radica, como siempre, en los primeros puestos de la Asamblea de la Comunidad. Actualmente el PP cuenta con 72 diputados pero resultará imposible repetir estas cifras. Como mucho, Cifuentes confía en lograr 50 escaños. Es decir, una veintena menos de los que hay ahora. Aguirre tiene una serie de compromisos con gente de valía que ocuparon cargos en su gobierno regional, como Sarasola o Fermosel, dos imprescindibles que repetirán sin lugar a dudas. Hay casos más polémicos como Ana Isabel Marino, titular de Empleo y Cultura y muy cercana al actual presidente, Ignacio González, cuya capacidad de gestión se pone en entredicho. Aunque seguramente logre plaza.
La candidata a la Comunidad también quiere contar en su lista con gente del equipo de Botella, como Álvaro Vallarín, concejal de Moncloa y un baluarte en las filas del partido en la capital. O Ángel Garrido, actual presidente del Pleno municipal y que incluso puede aparecer en el número dos de la lista. Cifuentes puso como condición que no aparecerán imputados entre sus candidatos, y ahí está habiendo algún problema, que quizás se solvente. Hay dudas sobre si dejará paso a algunos alcaldes de localidades importantes del sur de Madrid, muchos de ellos de la absoluta confianza de la 'lideresa' madrileña cuando ocupaba el despacho de la Puerta del Sol. No quería Cifuentes tal cosa pero al fnal es posible que los admita.
Aguirre tiene una serie de compromisos con gente de valía que ocuparon cargos en su gobierno regional, como Sarasola o Fermosel
Examen de honradez
Aguirre está sometiendo a sus aspirantes a las denominadas pruebas de ideoneidad, tan polémicas, pero que siguen adelante. Contaba la presidenta del PP regional con Concepción Dancausa para llevar la gestión económica del Consistorio, pero no podrá hacerlo puesto que ha sido nombrada nueva delegada del Gobierno. Este lunes las dos cabezas de lista madrileñas coincidieron precisamente en su toma de posesión, junto a Soraya Saénz de Santamaría, quien parece ser la responsable del sonoro 'fichaje'.
Una treintena de candidatos se ha sometido ya a los exámenes de 'honradez' de Aguirre. "No conducen a nada", había dicho la exdelegada del Gobierno. No parece que haya enormes sorpresas. Aguirre conoce a la perfección la gente de su partido y sabe qué nombres va a necesitar en el caso de que consiga hacerse con la alcaldía. Se da por hecho que su número dos será Henríquez de Luna, actual portavoz en la Asamblea, y también respetará a concejales varios de la etapa de Botella, como Pedro Corral, el hombre de las Artes. Si acaso alguna sorpresa de última hora.
"Ha sido una batalla muy dura. Aquello parecía Troya", comentaba un testigo directo de las negociaciones. El PP tiene en Madrid dos 'pesos pesados' de enorme importancia. Forman un tándem perfecto, a decir de mucha gente del partido. El trance de las listas es sumamente delicado y se daba por hecho una negociación intensa y dura. Así lo estaba siendo, al menos hasta última hora. El comité electoral Nacional deberá finalmente aprobar lo pactado entre las dos damas. Será éste seguramente el trance más tranquilo de todo el proceso.