A Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda en funciones, le ha traicionado el subsconciente (o la sinceridad). La explicación de que el Gobierno (también en funciones) va a aprobar este viernes la creación de un comité de expertos sobre la reforma de la financiación autonómica ha servido como pórtico de una dura reflexión: el sistema autonómico ha hecho estallar por los aires el modelo de Estado.
Montoro cree que a pesar de “una convergencia en los ritmos de crecimiento” de las autonomías, la equiparación no se ha dado en los “niveles de desarrollo”. Ahí, según su opinión, “las diferencias entre los territorios siguen siendo muy altas”. La asunción de que estamos en el fin de una etapa ha sido muy clara: “Esta es una gran tarea y hemos fracasado en la construcción del Estado de las autonomías”. “No hemos sido capaces de lograrlo”, remachó con cierta amargura.
Son tiempos de mudanza, de replanteárselo todo. Por eso Montoro insiste en la urgencia de que el Pacto de Toledo se reúna con el propósito de reformar la financiación de la Seguridad Social. Apuesta el ministro por añadir nuevas vías de pago de las prestaciones no contributivas para buscar el equilibrio del sistema público de pensiones.
El análisis de Montoro es demoledor: han fracasado el Estado de las autonomías y el modelo actual de la Seguridad Social. Son palabras mayores.