“Ya no hay tiempo para las palabras, ahora hay que pasar a los hechos". Conscientes de que son llave del Gobierno en Cataluña, la CUP ha roto este jueves su silencio para elevar el listón de sus exigencias y reclamar una ruptura con el Estado. Su mensaje ha sido rotundo. "Este es el momento de construir la república catalana", proclamaba su número dos, Anna Gabriel, al inicio de la comparecencia.
"El proceso hacia la independencia y hacia la proclamación en el menor tiempo posible de la República catalana se inicia hoy con un proceso constituyente que nos debe llevar a romper con las leyes de España y a convertir el Parlament en una Asamblea constituyente para que la próxima legislatura no sea legislatura autonómica", han continuado.
"No obedeceremos ninguna orden más del Constitucional", han advertido los dirigentes de la CUP
Estas frases plasman algunas de las intervenciones de los dirigentes de la formación de izquierdas, antisistema y anticapitalista de la CUP y resumen sus exigencias –con tan sólo 10 diputados de un total de 135 y apenas 350.000 votos sobre un total de 4,1 millones de catalanes que votaron el pasado 27 de septiembre- para pactar un futuro gobierno con la formación independentista Junts pel Sí. En esa negociación de un futuro gobierno catalán claramente enfrentado al Estado autonómico no hay cabida para Artur Mas, que integra Junts pel Sí y opta a la reelección.
Romeva gana enteros
La número dos de la CUP en las elecciones del 27S, Anna Gabriel, ha reiterado que rechazan que Artur Mas sea reelegido presidente de la Generalitat. Al abrir la Conferencia Política de la CUP, Gabriel ha dicho que se ha escuchado "demasiado ruido y se ha dicho de todo" sobre la CUP, que antes no se hablaba de ellos y que ahora no se deja de hablar pero desde un punto de vista a su juicio interesado y tergiversado, desde Cataluña y desde Madrid.
Por eso, han presentado lo que han denominado la versión original de la CUP, basado en la ruptura democrática, el proceso constituyente hacia la república y un plan de choque de urgencia: "El quién habrá que decidirlo después", ha dicho sobre la persona que liderará el proceso, aunque ha incidido en que no debe ser Mas. Pese a no citar explícitamente a Mas, varios dirigentes de la CUP sí han dejado claro que "la república catalana no debe construirse con personalidades que reflejan el pasado”.
Con un tono muy exaltado cuando hacían referencia a términos como “España o Estado central y capitalista” y con constantes apelaciones a la desobediencia a los banqueros, a las “élites capitalistas españolas y catalanas”, a los “directivos de cajas que desahucian a los pobres” y a “desobedecer las leyes españolas, la Constitución y el ahogamiento incesante hacia los catalanes del Estado español”, los dirigentes de la CUP detallaron por fin sus exigencias para gobernar con Junts Pel Sí.
La formación independentista en la que está integrado Artur Mas, Oriol Junqueras (ERC) y Raül Romeva cuenta con 62 diputados y como no alcanza la mayoría absoluta de 68 escaños, necesita los apoyos de los 10 diputados de la CUP, la última formación parlamentaria por número de votos y escaños.
Ahora habrá que conocer las reacciones de los votantes de Convergència Democràtica (CDC) y de ERC integrados en Junts pel Sí y que deben responder a las exigencias de la CUP, que de llevarse a cabo situarían a Cataluña fuera de la Unión Europea, del euro, de la OTAN y del actual marco jurídico constitucional que protege los derechos y deberes de todos los catalanes y del resto de españoles. Precisamente son los votantes de CDC los que están en las antípodas ideológicas y de planteamiento social y económico con la CUP y los que pueden rechazar un pacto de gobierno con la formación antisistema radical.
Desobedecer al Tribunal Constitucional
La CUP ha propuesto romper con la legalidad, desobedecer al Tribunal Constitucional, no reconocer la soberanía nacional española sino sólo la catalana y otorgar al Parlamento autonómico catalán –cuya legitimidad emana de la Constitución Española de 1978- la función de “Asamblea constituyente” que apruebe una hipotética Constitución catalana. Ante las reacciones del Estado, su respuesta será “desobediencia social y lucha en las calles”.
“La República catalana no debe construirse con personalidades que reflejan el pasado”, sostiene la CUP
En este plano ideológico radical e independentista y sin mencionar la posibilidad de declarar la secesión de forma unilateral, los dirigentes de la formación asamblearia anticapitalista proponen a Junts pel Sí que “no formen un gobierno autonómico, ni juren ni prometan la Constitución ni el Estatut, sino que Cataluña se declare como república independiente”. Tampoco hacen los dirigentes de la CUP mención alguna a los 2,01 millones de catalanes que votaron a formaciones que no aprueban el proceso ilegal e independentista.
Entre el público ha destacado la presencia del cabeza de lista de Junts pel sí, Raül Romeva; Lluis Llach; el dirigente de CDC Jordi Turull; el de ERC Oriol Amorós; el exdiputado del Parlament de EUiA David Companyon, y el exdiputado de la CUP Quim Arrufat. Romeva, recibido a gritos de 'president'. Romeva ha sido recibido al grito de "president" por una parte del público."Empieza una etapa -ha afirmado Gabriel- que ya no es de gobierno autonómico sino que de lo que se trata es de construir una república, puesto que el 27-S ganó una mayoría favorable a esto, y la clave está aquí y pasa por encima de partidos y de salidas personales", ha explicado Gabriel.