La Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León ha sido el escenario de altercados violentos cuando cientos de ganaderos se han concentrado a las puertas del edificio, en un ambiente de tensión que se ha saldado cuando decenas de ellos han intentado entrar en las instalaciones por la fuerza, algo ante lo que los agentes de la Policía Nacional han tenido que actuar con cargas.
Pasadas las 12.30 horas ha comenzado la manifestación y, en torno a las 13.00 horas, cuando iban a entrar representantes de la organización convocante, Unión por la Ganadería, para mostrar su descontento con la inmovilización del ganado, decenas de los presentes han intentado acceder también con vallas y con bastones, con los que han golpeado los cristales.
Ha sido entonces cuando los agentes han tratado de detener la situación y, tras momentos de choque, los propios representantes del colectivo convocante han salido del edificio para pedir la calma.
En el edificio ya se encontraban bajo aviso de lo que podía ocurrir
Según ha informado El Norte de Castilla, en la Delegación de la Junta se previeron estos incidentes, por lo que los empleados públicos que trabajaban en el edificio ya estaban advertidos. A lo largo de la mañana cerca de 300 personas se concentraron a las puertas de su centro de trabajo, donde también se encontraban la Policía Local y Nacional,
Una vez los representantes de Unión por la Ganadería se encontraban en el edificio, las tensiones a la entrada del edificio han estallado entre un grupo de manifestantes, que han comenzado a coger las vallas que vetaban el acceso al edificio para lanzarlas contra los cristales de la entrada. Todo ello, comenta el diario local, se ha producido pasada la una de la tarde, y la situación ha llevado a desalojar escoltados por la Policía a los trabajadores.
La tuberculosis, en el centro del problema
La concentración se ha producido para solicitar el cese del jefe de Sanidad Animal. Concretamente, los ganaderos denuncian la inmovilización del ganado derivada de una orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que establecía medidas para inmovilizar al ganado bovino en Castilla y León a causa de la tuberculosis. Antes, la Junta de Castilla y León había lanzado una normativa de saneamiento ganadero que relajaba los controles de tuberculosis bovina -para evitar pérdidas económicas en el sector-, una resolución que el jefe de Sanidad Animal de la región criticó, denunciando sus "deficiencias", así como que "incumple reiteradamente la normativa nacional y comunitaria".