Yolanda Díaz es desde este domingo candidata a ser la primera presidenta del Gobierno. La ministra de Trabajo ha recibido el apoyo de todos los partidos más allá de la izquierda del PSOE... menos de Podemos. Rita Maestre, Íñigo Errejón, Ada Colau, Mónica García, Alberto Garzón o Joan Subirats han arropado a la vicepresidenta segunda del Gobierno en el acto de Sumar, el último después de todos estos meses de gira y de "escucha".
Sólo ha faltado Podemos, el único de la quincena de partidos que se fusionarán con ella que no ha enviado a un solo dirigente de su cúpula. Un divorcio (el de Yolanda Díaz con Pablo Iglesias y Podemos) fraguado a fuego lento, que empezó con simples distanciamientos y que ahora termina en guerra y "traición".
Yolanda era la alumna modelo, la joven Padawan del fundador de Podemos. Iglesias apostó por ella poniéndola por encima de otras políticas más allegadas (incluyendo a la propia Irene Montero). La hizo grande cuando no la conocía nadie. Pero las cosas no han marchado por el camino que el vicepresidente del Gobierno quería. Yolanda creció y echó a volar con sus propias ideas y su propio proyecto. Y ahora amenaza con tirar por la borda todo el proyecto de Podemos.
En enero de 2020, el romance era idílico. Díaz, entonces una militante más de Izquierda Unida y del PCE, se convirtió ministra de Trabajo a sugerencia del propio Iglesias, en ese momento vicepresidente del Gobierno. Vio en ella las papeletas para ser la gran esperanza de la izquierda. Un año después, no había muestras de crispación. De hecho, fue la sustituta de Iglesias en la vicepresidencia cuando él decidió dejar el cargo para presentarse a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Una vez más, elegida por influencia del fundador de Podemos.
El hartazgo de Díaz
Pero Yolanda se cansó. Quería hacer su propio proyecto. Quería hacer una izquierda unida. Quería hacer "un proyecto grande". Quería no depender de nadie. Y poco a poco, Podemos se fue cansando de sus plantones. Y ahora rabia por ver que Díaz ha sido capaz de posicionarse como la gran favorita de la izquierda. De hecho, el año 2022 podría resumirse como el año en el que Podemos se revolvió contra la 'dama roja'. Quien va a matar a Podemos ha sido precisamente la elegida por su líder para hacer grande el partido.
Antes incluso de anunciar su Sumar, la ministra de Trabajo ya mostraba síntomas de hartazgo. Fue reduciendo poco a poco las referencias a Podemos en sus discursos y era cada vez más evidente que no se llevaba bien con Irene Montero ni con Ione Belarra. Uno de los primeros reflejos de su intención de ir por libre y apostar por la política de alianzas fue en noviembre de 2021, cuando participó en el acto 'Otras políticas' junto a la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la líder de Más Madrid, Mónica García y la dirigente ceutí Fátima Hamed.
La batalla se recrudeció cuando anunció su proyecto Sumar. Lo consideraron la traición definitiva al partido que había apostado por ella. Desde julio, cuando comenzó su campaña con Sumar 'escuchando' a la sociedad civil por toda España, la guerra se ha convertido en sangrante y las pullas entre Podemos y ella han sido constantes.
Sin ir más lejos, este mismo domingo, tras anunciar que se va a presentar a las elecciones generales porque quiere ser la primera presidenta del Gobierno, Juan Carlos Monedero la ha acusado directamente de atacar a su partido. "Hay que trabajar para la unidad. Hacen falta todas las fuerzas, también la que representa Yolanda Díaz. Pero es ministra de Unidas Podemos y hoy ha hecho campaña por partidos que compiten contra Unidas Podemos. Eso es ruido. Estruendoso", ha denunciado a través de un mensaje de Twitter.
En Podemos, la herida escuece más por el goteo de secretarios generales territoriales que han ido dejando el partido para unirse al proyecto de Yolanda Díaz. De hecho, seis de ellos se han acercado a ilusionarse con la ‘dama roja’ y la posibilidad de reengancharse a la política: Nacho Escartin (Aragón), Lander Martínez (País Vasco), Eduardo Santos (Navarra), Daniel Ripa (Asturias), Antón Gómez-Reino (Galicia) y Óscar Urralguru (Murcia).
Al final, el camino de rosas se ha convertido en camino de espinas. La gran apuesta de Podemos para liderar la izquierda, como ella misma ha dicho, no ha querido ser tutelada. Ha llevado por bandera la libertad, y ahora Podemos tiembla por lo que su posible éxito puede provocarles.
Termopidas
Que cansina de mujer...no la soporto...
Borosa
Es sorprendente que nuestros agudos comentaristas políticos no se hayan dado cuenta todavía de la operación que el jugador de póquer y gran trilero Pedro está preparando: hay que restar a Podemos de Sumar porque en las generales habrá listas conjuntas de PSOE y SUMAR para rentabilizar el voto. Sanchez traspasará una frontera más con tal de seguir gobernando. Increíble que todavía no os deis cuenta de la jugada.
parlando
En puridad, solo podría gobernar el PP con el Psoe (este último de forma activa - evitando que entre Vox en el Gobierno; o mediante abstención). Es lo que hay. Un bloqueo contra un bloqueo aun mayor. Porque con el 8% de la población "carlista" y separatista no se puede contar: proceden de regiones en franca decadencia, y no lo asumen. (Decadencia básicamente demográfica, porque difícilmente asumen el mestizaje, ni siquiera con los "maketos" o los "charnegos").
Pepepelotas
¿Dónde era la primera comunión? Esta engaña bobos es un trepa, corta e impresentable muy limitada de cerebro, en Galicia compañeros suyos no la quieren ni ver y aquí con el apoyo de los come gambas corruptos sindicalistas quiere aglutinar a toda la basura. Que te vote Txapote
Pico pato
Deja ver si hay suerte y se devoran entre ellos mismo estos estás y estés son profesionales del gandulismo