España

De diputada 'molona' a 'desertora': el año en que Macarena y Vox rompieron por Andalucía

La abogada del Estado continúa inmersa en las actividades de la Fundación Igualdad Iberoamericana, la entidad que preside desde principios de noviembre y con la que quiere capitanear la lucha contra la "ideología de género"

  • La exdirigente de Vox Macarena Olona durante la presentación de su proyecto personal, en el Palacio de Linares -

Macarena Olona (Alicante, 1979) cierra el año alejada de Vox e inmersa en las actividades de la Fundación Igualdad Iberoamericana, la nueva plataforma que preside desde principios de noviembre y con la que, en principio, solo quiere capitanear la lucha contra la "ideología de género". Lo ha dicho por activa y por pasiva: "No hay ningún tipo de subterfugio". Aunque garantiza que el partido que está jugando "no es político, sino ideológico", varias son las voces que aseguran que, dependiendo de los resultados electorales de la que fuera su formación en los próximos comicios, Olona se plantearía volver al ruedo de la política con un proyecto propio.

La abogada del Estado se alistó en las filas de Santiago Abascal en la primavera de 2019 después de que este y Espinosa de los Monteros contactasen con ella por LinkedIn. Hasta entonces, nunca se había planteado dar el salto al trajín parlamentario. Tras una exitosa trayectoria profesional en la que llegó a ser considerada un ariete contra ETA y contra la corrupción, finalmente sucumbió a la llamada de Vox. Por aquel entonces, el partido solo contaba con representación en el Parlamento andaluz, la misma cámara que, tres años después, se convirtió en el destino forzoso de la alta funcionaria y al que renunció alegando motivos de salud tras una campaña frenética como candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía.

En un tiempo récord, 'Molona', nombre con el que algunos de sus colegas de partido le habían apodado, se convirtió en una figura clave en el Congreso

En un tiempo récord, 'Molona', nombre con el que algunos de sus colegas de partido le habían apodado, se convirtió en una figura clave en el Congreso. Lo pisó por primera vez en abril de 2019 integrada en 'los 24 de Vox' por la circunscripción de Granada. Abascal le encomendó encargarse de la secretaría general del grupo parlamentario. Y repitió jugada tras las elecciones del 10 de noviembre. En esta ocasión, como miembro de una "familia" que aumentó a 52 diputados y como representante de la ya tercera fuerza parlamentaria.

"Es un honor servir a España. Mi profesión es otra, esto es temporal, pero es el momento adecuado para servir un país que me duele. He sido testigo de hechos dolorosos y, por la posición que ocupaba, me ha sido imposible alzar la voz", reconoció en una de sus primeras entrevistas.

Salto del Congreso a Andalucía

Descrita por su entorno cercano como "disciplinada, jerárquica y empática", Olona pasó de pasear con timidez por los pasillos de la Cámara baja y ocultarse detrás de una carpeta con el lema 'Por España' a acaparar el foco de los medios en menos de un año. Sus intervenciones desde la tribuna de oradores y sus preguntas a los miembros del Gobierno en las sesiones de control no pasaban desapercibidas y la cúpula del partido aprovechó el tirón para contar con ella, al igual que con otros primeros espadas, en todas las campañas electorales. Aunque la formación cuenta con un equipo jurídico liderado por Marta Castro para presentar sus denuncias, la abogada alicantina también asumió la tarea de elaborar muchos de los recursos de inconstitucionalidad que partían del Congreso.

Olona pasó de pasear con timidez por los pasillos de la Cámara baja y ocultarse detrás de una carpeta con el lema 'Por España' a acaparar el foco de los medios en menos de un año

A ojos de Abascal, su "jefe", su trayectoria como secretaria general del Grupo Parlamentario Vox era intachable, pero llegó la hora de buscar candidato para las elecciones de Andalucía y la cosa se truncó. Aquella plaza era la misma que les había visto dar el campanazo en diciembre de 2018 y no concebían empeorar resultados. A diferencia de lo ocurrido en Castilla y León, donde Juan García-Gallardo, un joven candidato hasta entonces desconocido, se enfrentó al poder de siempre; en el caso de Andalucía, el PP de Juanma Moreno suponía la alternativa a la socialista Susana Díaz.

Abascal y el resto de dirigentes de Vox se decantaron por Olona. Ella aceptó la candidatura a la presidencia de la Junta de Andalucía, aunque, según trascendió después, no lo hizo convencida del todo. Salió de las Cortes y se despojó de los cargos y responsabilidades que había ido sumando, pero, a pesar de las fotos de campaña con el traje de faralaes, no estaba del todo flamenca con la tarea encomendada. Suponía salir de la primera línea y la posibilidad de que algunos miembros de su partido con los que tenía ciertas desavenencias le hubiesen hecho la cama cobraba fuerza en su entorno.

Del 'Macarenazo' al frenazo

Llegó el 19-J y las urnas otorgaron 14 escaños a su candidatura. Tan solo dos más que en las anteriores elecciones. Tanto Abascal como Olona reconocieron que el resultado se alejaba bastante del esperado: irrumpir en San Telmo y hacerse con la vicepresidencia. Según pudo saber este diario, la abogada habría querido compensar su 'destierro' como diputada rasa en el Parlamento de Andalucía con un cargo de poder en el aparato del partido. Ni ella ni diversos integrantes de la tercera fuerza parlamentaria entendían por qué el peso que la alta funcionaria había adquirido más allá del Congreso, no se trasladaba a nivel orgánico. Urgía un puesto de mando.

Sin embargo, sus deseos no se cumplieron y la relación con el entonces secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, se estropeó del todo. El 29 de julio, la entonces parlamentaria emitió un comunicado diciendo adiós a la política que cayó como un jarro de agua fría en el número 12 de la madrileña calle Bambú, cuartel general del partido. "Acabo de reunirme con el presidente de Vox, Santiago Abascal, para comunicarle que, después de más de tres años dedicada en cuerpo y alma al servicio público, desde la política, ha llegado el momento de poner fin a esta etapa por razones médicas ajenas a mi voluntad", explicó.

El 29 de julio, la entonces parlamentaria emitió un comunicado diciendo adiós a la política y este que cayó como un jarro de agua fría en el número 12 de la madrileña calle Bambú

Olona volvía a la Abogacía del Estado. De acuerdo al texto, la salud no entendía de "compromisos" y ahora debía afrontar "un importante reto personal, por prescripción médica, incompatible con la exposición mediática y la entrega que Andalucía merece y exigiría".

Poco después de conocerse la noticia, el que fuera su "jefe" le dedicaba unas cariñosas palabras desde su perfil de Twitter: "Solo puedo tener palabras de gratitud para Macarena Olona. Estoy seguro de que el gran servicio que ha prestado a Vox y a España no es nada al lado del que prestará en el futuro. En esta casa, que es la suya, siempre tendrá las puertas abiertas. Hasta siempre".

Y aquel "hasta siempre" terminó convirtiéndose en un "hasta aquí". Tras un mes guardando silencio, Olona pasó a publicar mensajes casi encriptados en su cuenta de Instagram. Después sucumbió al trajín de Twitter. Anunció a bombo y platillo su intención de hacer el Camino de Santiago e hizo un llamamiento a la prensa. Incluso se ofreció a financiar el viaje a aquellos que quisiesen acompañarla y no se lo pudieran permitir.

Una reunión fallida con Abascal

Del peregrinaje por Galicia pasó a recorrer España como conferenciante y se convirtió en objeto de escraches de la izquierda. Comenzó a sumar numerosas actividades a su agenda, a caminar por libre y a lanzar dardos tuiteros a algunos de los integrantes de la cúpula de la que había sido su "casa". Quiso reunirse con Abascal para "seguir caminando juntos", pero varios fueron los impedimentos.

El líder de Vox navegó de la pena al desconcierto y del desconcierto al cabreo. De rehuir de los corrillos al altavoz de Federico en la radio y de alegrarse de la recuperación de la alta funcionaria a ironizar sobre la prontitud en la que esta se había producido. Si allá por el 22 de agosto aseguraba, con la boca pequeña, que las puertas de Vox todavía estaban abiertas, a medida que fue pasando el tiempo, el líder de Vox no lo tenía tan claro. Un mes después, justo después de que Olona se hiciese eco de las críticas sobre la supuesta falta de democracia interna del partido en una entrevista para ABC, terminó resolviendo el asunto con un portazo definitivo.

Acto seguido, los rumores parlamentarios en torno a la posibilidad de que Olona pudiese lanzar un proyecto propio empezaron a correr como la pólvora. "No hay espacio hoy para un nuevo partido político. Sólo serviría para fragmentar más el tablero político. Es tiempo de menos testosterona y más sentido de Estado. Porque los españoles nos demandan unidad. Seguimos caminando. Vosotros marcaréis el camino", espetó ella, que había solicitado una excedencia voluntaria en los servicios jurídicos del Estado.

Olona, alejada de Vox

En una entrevista concedida a Vózpópuli, la alta funcionaria puso en cuestión la decisión de Abascal y aseguró que le hubiese gustado que este último consultase a las bases si realmente la querían fuera del partido. Tras semanas de especulación, Olona desveló ante una multitud de medios el que sería su nuevo proyecto: la Fundación Igualdad Iberoamericana.

Se trata de una entidad con sede en Panamá y con vistas a extenderse por otros países del continente. Su cometido, explicó Olona, es dar la batalla contra las leyes de género impulsadas desde el Ministerio de Igualdadel Grupo Puebla o el Foro de Sao Paolo.

La abogada del Estado figura como presidenta y única socia fundadora. Su primer paso será pilotar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de protección integral de los españoles frente a la llamada ideología de género que quiere presentar en el Congreso de los Diputados. "Una empresa complicada que asumo con mucha humildad", reconoció.

Consciente de que muchos de sus antiguos colegas de partido y también un buen número de simpatizantes la tachan de 'desertora', Olona ha pedido disculpas por renunciar al acta de diputada en el Parlamento andaluz tras tres años de frenética actividad en el Congreso. Pero sobre todo a los votantes, pues en lo que respecta a la dirección de Vox, la alicantina celebra un día sí y otro también la "libertad" con la que actúa y opina -y critica- desde que les dijo adiós.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli