La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha culminado el desmantelamiento de la más importante organización de tráfico de drogas en Europa con la detención en Torremolinos de Emiel Brummer, de 42 años, hombre de confianza de Robert Dawes, detenido el pasado mes de diciembre en Benalmádena. El ahora arrestado dirigía ahora la organización y continuaba desarrollando desde nuestro país importantes operaciones de narcotráfico a través de los puertos de Amberes y Rotterdam, donde introducían cocaína procedente de Colombia para su distribución en Europa, España incluida. Ambos puertos son actualmente el punto de entrada del 90% de dicha droga que llega al continente.
La organización utilizaba contenedores vía marítima para enviar importantes alijos de droga, así como vuelos comerciales y embarcaciones recreativas, y estaba estructurada de forma jerárquica, con ramificaciones en España, Portugal, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania, Turquía, el Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Venezuela, Ecuador y México. Aunque no está plenamente confirmado, los investigadores sospechan que Brummer podría estar asumiendo el papel desarrollado por Dawes hasta su detención.
La pista de Emiel Brummer la consiguieron los investigadores como consecuencia de los seguimientos a que venían sometiendo a su jefe, Robert Dawes, desde 2007. Fue así como se descubrió que con el considerado como número 1 del narcotráfico en Europa se movía un ciudadano holandés que se desplazaba con frecuencia desde Holanda a la Costa del Sol para recibir instrucciones. “Eran viajes en ocasiones de unas horas, las justas para celebrar una reunión –manifestó a Vozpópuli uno de los agentes que ha intervenido en la operación-, aunque sus estancias se fueron haciendo cada vez más prolongadas y había empezado a ir a una academia para aprender castellano”.
Emiel Brummel mantenía frecuentes reuniones con fejes de los cárteles de droga sudamericanos que se desplazaban hasta Holanda para ultimar operaciones de narcotráfico
Los agentes de la UCO solicitaron la colaboración de la Policía Nacional holandesa, que inició una investigación paralela en ese país, donde Brummer tenía antecedentes por tráfico de drogas y blanqueo de capitales. Fue así como se detectó que mantenía frecuentes reuniones con jefes de los cárteles de la droga sudamericanos que se desplazaban hasta Holanda para ultimar operaciones de narcotráfico. Las mismas reuniones que su jefe, Dawes, mantuvo hasta su detención en lujosos hoteles de Madrid con representantes de los cárteles de Medellín y de los Soles. Entre los encuentros celebrados por Brummer se detectó uno que llamó la atención de los investigadores porque tuvo lugar con representantes de un cártel mexicano, cuya actividad se centra en la introducción de droga en Estados Unidos, pero no en Europa, que está monopolizada por los cárteles colombianos.
Emiel Brummel dotaba a todos sus hombres con telefonía encriptada de tecnología muy avanzada para comunicarse entre sí y evitar que las llamadas fueran interceptadas por la Guardia Civil. “Se trata de un sistema de encriptación muy costoso –dice el agente antes citado-. Cada teléfono puede costar 4.000 euros y su mantenimiento es también muy caro, pero así evitaban que pudiésemos ‘pincharlos’ y que en el caso de ser incautados no pudiésemos obtener ningún dato de sus memorias”.
En uno de sus desplazamientos a nuestro país para mantener activa la infraestructura de la red en España el Grupo de Drogas de la UCO detectó su presencia en un ‘piso franco’ que la organización mantenía activo en una urbanización de Torremolinos (Málaga), donde procedió a su detención. Paralelamente, la Policía holandesa procedió a la captura en aquel país de otros miembros de la organización. En total se han realizado quince registros domiciliarios, en los que se han intervenido seis kilos de cocaína, varias armas de fuego, medio millón de euros en efectivo, diamantes, vehículos de alta gama y 150 teléfonos encriptados, y se ha procedido al bloqueo de diversas cuentas y propiedades en varios países europeos.
Los investigadores sospechas que Brummel y sus hombres podrían estar implicados en ajustes de cuentas mediante el empleo de fusiles de asalto AK-47, en los que habrían fallecido quince personas en los tres últimos años.