España

Echeverría, director del Observatorio de Ceuta y Melilla: "Marruecos no olvida sus intenciones"

"Fue un error garrafal" que España reconociese el plan de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, sostiene el director del Observatorio de Ceuta y Melilla en esta entrevista con 'Vozpópuli'

  • Carlos Echeverría, profesor de investigador de la UNED y subdirector del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado. EUROPA PRESS (Foto de ARCHIVO) 14/2/2020

Las piezas se mueven en el norte de África. Marruecos ha logrado el reconocimiento de países como Estados Unidos o España a su plan de soberanía sobre el Sáhara Occidental, al mismo tiempo que eleva su discurso contra Argelia, con quien mantiene disputas fronterizas. Todo ello no es óbice para que, con frecuencia, dispare sobre sus otras grandes aspiraciones, Ceuta y Melilla, tal y como ha ocurrido esta misma semana, al asegurar ante la ONU que no existen las fronteras físicas con las ciudades autónomas.

Desde el Observatorio de Ceuta y Melilla advierten de que Marruecos mantiene una estrategia híbrida a largo plazo sobre Ceuta y Melilla; un plan que dista de las estrategias convencionales, de confrontación militar, y que se basa en herramientas complejas para sostener su reivindicación territorial. El uso de los flujos migratorios como presión es uno de los ejemplos más claros. Y ni ceder en cuestiones como el Sáhara o definir las nuevas relaciones entre Madrid y Rabat como "modernas" o "basadas en la confianza" servirá para que el reino alauí rebaje sus pretensiones.

Así lo sostiene Carlos Echeverría, profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y director del citado observatorio, en conversación con Vozpópuli. A su juicio, en ciertas esferas políticas y de Gobierno existe cierto optimismo inocente sobre una posible desescalada de Marruecos en sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla; más aún después de la firma del nuevo acuerdo que rige las relaciones bilaterales, suscrito tras las graves tiranteces diplomáticas vividas en tiempos recientes. Sin embargo, la declaración del reino de Mohamed VI ante la ONU debe de ser un "aviso a navegantes"; y España "debe aprovechar" que pertenece a la Unión Europea para plantar cara a esas presiones.

Vista de Ceuta desde el mirador de Isabel II.
Vista de Ceuta desde el mirador de Isabel II.Mario Sánchez Bueno / Wikimedia Commons

Pregunta. ¿Le sorprendió la declaración de Marruecos ante la ONU sobre Ceuta y Melilla?

Respuesta. Ninguna sorpresa. Cuando creen que tienen que introducir este aviso a navegantes, lo hacen. Luego se retractan, pero sin perder de vista que lo acaban de decir es en lo que creen.

P. ¿Y por qué en este momento?

R. Tienen que mantener vivo el planteamiento sobre Ceuta y Melilla, así como su reivindicación. Así, quienes lo desconocen, se hacen una idea; y para los que lo conocemos, nos lo recuerdan. Quienes se hacen ilusiones sobre las nuevas relaciones con Marruecos deberían despertar: no es cierto que todo vaya a cambiar tras el reconocimiento de España sobre el Sáhara occidental. Más vale saberlo cuanto antes para no tener políticas erráticas.

P. ¿Y quiénes se hacen ilusiones?

R. En círculos gubernamentales, políticos, entre otros, creen que Marruecos va a renunciar a aquello que dificulta las relaciones bilaterales con España y vamos a vivir en un mundo feliz porque han recapacitado. No. Su principio básico es recuperar lo que llaman la “integridad territorial”, que incluye Ceuta y Melilla, el Sáhara Occidental y territorios en disputa con Argelia. No se olvidan de sus intenciones. Además, mantienen un régimen que no cambia, con Mohamed VI al frente, sin vaivenes ni cambios y siempre con la misma reivindicación.

P. ¿Y España no mantiene siempre una línea continua sobre la integridad territorial de Ceuta y Melilla?

R. La defensa de la integridad territorial debería ser un principio básico de política exterior, y para cualquier Estado lo es. En España no nos podemos permitir que haya ese tipo de vaivenes y comportamientos erráticos. Fue un error garrafal por varios motivos. No se ajusta a Derecho y además tiene implicaciones mayores por ser España la potencia administradora de ese territorio. Nos pone en una situación delicada, se nos debería exigir una mayor responsabilidad.

P. Una decisión que tiene difícil marcha atrás.

R. Decisiones como la tomada sobre el Sáhara occidental dejan al sucesor en una posición muy compleja: lo lógico que se cambiara la decisión que se tomó esta primavera, que fue errónea y con consecuencias nefastas para la política y la economía. Si no lo cambian ahora, siempre queda la esperanza de que lo haga el sucesor, pero sentaría el peligroso precedente de la volatilidad. En España, el planteamiento habitual con Marruecos ha sido evitar la confrontación, la tensión, tratar de apaciguar las relaciones. Pero eso no puede eximir de mantener una política de firmeza con Marruecos, en lugar de ser dubitativa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reunión con el rey Mohamed VI.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reunión con el rey Mohamed VI.Europa Press

P. Por volver a Ceuta y Melilla: en poco más de un año, Marruecos ha lanzado dos mensajes poderosos relacionados con sus pretensiones sobre los territorios españoles. El primero fue con la entrada de miles de personas en Ceuta, el segundo con la declaración ante la ONU sobre Melilla. Y éste último, viene derivado de la tragedia fronteriza en la que murieron decenas de personas. El denominador común es el mismo: la inmigración.

R. No podemos perder de vista una característica de nuestro vecino, y es que es un país como Turquía o Bielorrusia, que usa el fenómeno migratorio irregular como política exterior. Nunca ha abandonado esa herramienta y nunca lo hará, porque da réditos inmediatos. Volvemos a los de antes: hay quien puede pensar que las nuevas relaciones con Marruecos sirven para dejar atrás cuestiones como esta, pero no es así.

P. ¿Qué puede hacer España para evitar que siempre sea una medida de presión?

R. Este fenómeno tiene un telón de fondo complicadísimo. La frontera económica mas dramática del mundo es la de España con Marruecos. Y es terrestre. Esa presión va a existir siempre. Ese desafío va a existir para siempre. Lo que España y la Unión Europea deben dejar claro es que las relaciones con los países de tránsito y de origen de la inmigración irregular deben de estar basadas en el respeto a las normas internacionales.

España siempre ha tenido una política reactiva ante desafíos que vienen de esta vecindad. Necesitamos ser proactivos; no esperar a ver qué nos van a hacer, sino que estemos preparados

P. En noviembre de 2021, el Observatorio de Ceuta y Melilla que usted preside lanzó un informe titulado Las pretensiones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla desde la perspectiva de la zona gris. En la presentación, usted afirmó: “Ha llegado es el momento de ocuparse de forma rigurosa de vulnerabilidades que no deben de ser tales porque España como Estado debe de saber prevenirlas”. ¿Cómo se puede lograr?

R. España siempre ha tenido una política reactiva ante desafíos que vienen de esta vecindad. Necesitamos ser proactivos; no esperar a ver qué nos van a hacer, sino que estemos preparados. Es difícil de hacer, pero es obligado. En este contexto de presiones, España tiene que utilizar herramientas de poder nacional y aprovechar que pertenece a la Unión Europea, una organización supranacional que para Marruecos es un socio importantísimo. Marruecos se puso muy nervioso en 2021 [en referencia a la crisis que se desencadenó en Ceuta tras la irrupción de miles de personas por vías irregulares] porque España acudió a Bruselas, esgrimiendo que era frontera exterior de la Unión. Ese respaldo es fundamental ante cualquier tipo de presión.

Valla fronteriza de Melilla y Marruecos
Valla fronteriza de Melilla y MarruecosGtres

P. Algunos expertos coincidían en que el reconocimiento de la administración Trump sobre el plan de soberanía de Marruecos en el Sáhara occidental acercaría a Rabat a occidente, lo que serviría para superar tensiones del pasado como la presión migratoria.

R. No. Marruecos se siente más fuerte en esa evolución de las relaciones internacionales con Donald Trump y que mantiene Joe Biden. Y aún más ante la declaración del gobierno español sobre el Sáhara occidental. Marruecos considera que ese paso adelante de España puede animar a otros países europeos a hacer lo propio. La anterior dinámica cansina y sin esperanzas de solución, pero al menos permitía un escenario más estable.

P. Se mueven las piezas en el norte de África. Marruecos se acerca a Estados Unidos y tensa la cuerda con Argelia. España mantenía hasta hace poco un complejo equilibrio de relaciones con Rabat y Argel, que ahora ha saltado por los aires. ¿Cómo debe España afrontar la crisis que se vive al sur de nuestras fronteras?

R. No podemos dejarnos embaucar por la idea de que hay una 'microrrepresentación' de la tensión entre Rusia y occidente en el Magreb. Eso intenta hacernos creer Marruecos y con mucho éxito. Marruecos sigue con la práctica habitual de enfrentar y presentarse como paladín de occidente, como hizo en tiempos de la Unión Soviética, con el nacimiento del fenómeno yihadista a nivel mundial de los noventa y, ahora, con Rusia y China. Es una dimensión peligrosa, con una manipulación muy burda.

Marruecos tiene una relación muy estrecha con Rusia en otros aspectos. Los rusos están pescando en aguas del Sáhara y le ofrecen tecnología nuclear a Marruecos si la quieren comprar. Argelia puede tener acuerdos con Rusia, China y hasta con Irán, pero son de hace mucho tiempo, no que nacen en este contexto de tensión internacional. No hay bandos; hay intereses y dinámicas. Pero no debemos caer en la jugada de llevar al Magreb la tensión. Es burdo.

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