Cuando adultos y mayores se enfrentan a la necesidad de aprender un idioma nuevo o escogen este aprendizaje de manera voluntaria, son muchas las dudas que afloran y que pueden frenar la nueva empresa o ralentizar su evolución, si finalmente se acomete.
Aprender un idioma de adulto comporta ventajas objetivas, entre las que destaca una mayor toma de conciencia del proceso de aculturación que se realiza a la par de la adquisición de destrezas puramente lingüísticas.
La motivación, clave para aprender un idioma de adulto
Además, las razones que impulsan el aprendizaje tienen una gran carga motivadora.
Si el aprendizaje surge de la necesidad, laboral o personal, los alicientes serán las recompensas que a estos dos niveles se puedan obtener, como una mejora en el puesto de trabajo o ser capaz de mantener una videollamada con nuevos integrantes de la familia que hablan lenguas distintas.
Si el aprendizaje se emprende desde la libre voluntad individual, los estímulos son tan variados como aspirantes a políglotas pueda haber, siendo los más representativos la recomendación por mantener activo el cerebro llegada la madurez o la inquietud por conocer nuevas culturas a través de programas de inmersión lingüística en el extranjero.
Es innegable que aprender un idioma de adulto también implica desventajas, como la falta de tiempo para dedicarse a esta nueva actividad, debido a obligaciones profesionales o del entorno personal, o las dificultades de aprendizaje de nuevos conocimientos que pueda entrañar la etapa vital del individuo.
Pros y contras de aprender de adulto
Llegado el momento de aprender un idioma de adulto, se hace recomendable cuestionarse previamente el sentido de esta actividad a la que, en mayor o menor medida, se va a dedicar un tiempo precioso.
Plantearse objetivamente las ventajas y las desventajas del aprendizaje en función de la situación personal del individuo es un punto de partida prudente, pero no es el único parámetro que ayuda a una valoración significativa de la situación.
Por ejemplo, es muy importante el contexto de formación que se elija, o que venga impuesto por cuestiones laborales o económicas. En función de los resultados específicos de aprendizaje que se persigan, la elección de una formación adecuada a ellos es decisiva.
¿Presencial o en línea?
Aprender un idioma de adulto de forma presencial implica una inversión extra de tiempo y de dinero en el desplazamiento, pero permite salir de la zona de confort individual para transitar, física y psicológicamente, hacia una zona de aprendizaje facilitadora del rendimiento.
El aprendizaje en línea, por su parte, ofrece la comodidad del espacio físico controlado y del ahorro de tiempo, pero obliga al manejo de una competencia digital que no siempre se ha adquirido en la edad adulta.
¿Individual o grupal?
La participación activa en el proceso de aprendizaje es vital para que este sea significativo. Los estímulos que se reciben por parte de iguales en el aula, ya sea física o virtual, colaboran en la construcción de un aprendizaje grupal más enriquecedor, pero restan la autonomía individual de trabajo en situaciones de conciliación horaria.
La comprensión oral, la comprensión lectora y la expresión escrita son competencias que se pueden trabajar de manera individual, mientras que la expresión e interacción oral es una competencia que necesita del trabajo en grupo.
¿Durante cuánto tiempo?
En función de los objetivos del aprendizaje, la duración del mismo podrá variar. No es comparable querer alcanzar un nivel C2 por motivos laborales que querer comunicarse con un familiar afincado en otro país. Marcarse pequeñas metas ayuda en ambas circunstancias a mantener la motivación a largo plazo cuando queremos aprender un idioma de adulto.
¿Debo viajar?
Sí. Cuando se aprende un idioma de adulto esto es, además de un aliciente, una necesidad para comprender el idioma en toda su esencia. Permite desarrollar la competencia cultural en un proceso estimulante.
Diez consejos para maximizar el aprendizaje
Incorporar los idiomas en el día a día no supone más esfuerzo, casi inconsciente, que cambiar las configuraciones de nuestros dispositivos para:
- Utilizar sus interfaces de usuario en otros idiomas.
- Unirse a grupos multilingües en las redes sociales.
- Hacer la lista de la compra o consultar recetas de cocina en otros idiomas.
- Ver nuestra serie favorita en versión original con subtítulos en el idioma original.
- Disfrutar de películas en versión original con audiodescripción en el idioma original.
- Leer en otros idiomas noticias, libros, revistas digitales…
Y con un poco más de esfuerzo, esta vez consciente, se pueden buscar experiencias de aprendizaje alternativas a las formales:
- Aplicaciones móviles exclusivamente pensadas para el aprendizaje de idiomas.
- Aplicaciones móviles con juegos lingüísticos y culturales en otros idiomas.
- Intercambios lingüísticos presenciales o virtuales.
- Viajes a los países en los que se hable el idioma.
No es imposible aprender un idioma de adulto. Se trata de buscar la forma de aprendizaje que se adapte mejor a nuestra situación y a nuestros objetivos y de ser realista con los resultados que perseguimos. La experiencia de vida acumulada permitirá una toma de decisiones más intuitiva y acertada para evitar la frustración y el consiguiente abandono.
Este artículo forma parte de una colaboración con Becas Santander, una iniciativa global que ofrece becas, programas y contenidos gratuitos para adultos de cualquier edad. Más información en https://www.becas-santander.com.
Mercedes Enríquez-Aranda, profesora de Traducción e Interpretación, Universidad de Málaga.