Solo dos de la veintena larga de encuestas que han sido estudiadas en La Moncloa desde mediados de abril, le dan una ligera ventaja de voto al PSOE frente al PP. El resto, favorecen a este último partido con una horquilla de entre uno y cuatro puntos, una vez hecha la estimación de resultados, lo que refleja que éstos son todavía muy ajustados y que la campaña electoral de cuatro o cinco meses que resta hasta las generales puede ser determinante en el desenlace final. La clave procede del número de escaños. La mayoría de los sondeos dejan al PP próximo a los 130 y en La Moncloa se opina que Mariano Rajoy y el Gobierno tendrán que hacer esfuerzos ímprobos en la venta de los Presupuestos de 2016 para llegar a los 150, el número que se considera apropiado para poder gobernar con cierta comodidad a partir del año que viene, gracias a la muleta principal de Albert Rivera.
De las 22 encuestas estudiadas en Moncloa desde abril, solo dos reflejan una mayoría del PSOE
Para alcanzar los 150 diputados, en el PP se considera imprescindible rescatar de la abstención. Como mínimo, a 1,5 millones de votantes, partiendo de que ya serán irrecuperables al menos tres de los casi 11 millones de electores que apoyaron a este partido en 2011, reducidos a cuatro millones escasos en las europeas del año pasado y a seis millones largos en las municipales del pasado 24 de mayo.
Las inclinaciones de voto que anticipan los últimos sondeos compartidos por Moncloa y la dirección del PP dibujan una leve tendencia al alza de esta formación que no se traduce en más de 135 escaños, un estancamiento del Partido Socialista, que obtendría no más de 122 diputados, una leve tendencia a la baja de Ciudadanos, con la cosecha de no más de 21 parlamentarios, y un levísimo repunte de Podemos, que se haría con 37 como máximo.
Legislatura volátil sin los nacionalistas como bisagra
Esta foto sigue anticipando, en todo caso, una legislatura volátil y políticamente inestable en la que, en el mejor de los casos, uno de los dos grandes partidos dependería de Albert Rivera o de Pablo iglesias para gobernar, en el primer supuesto prescindiendo de los grupos nacionalistas como fuerzas bisagra, ya que es una de las líneas rojas que marcará Ciudadanos para colaborar tanto con el PP como con el PSOE.
Una parte de la clase empresarial se decanta por un pacto del PSOE con Ciudadanos
En esta última formación no se quiere ahora hablar de pactos postelectorales, aunque en los oídos de Pedro Sánchez han empezado a zumbar las opiniones de importantes empresarios que le ven bien como presidente del Gobierno en coalición con Ciudadanos y sienten pánico ante el supuesto de que tenga que pactar con Podemos. Si bien desde la formación de Albert Rivera llegó a filtrarse que no hubo química con el líder socialista cuando ambos se reunieron en Madrid a principios de junio, fuentes de Ferraz informan de que entre ambos circuló mucha mayor empatía de la que se generó, tortilla francesa mediante, en el encuentro que mantuvo Sánchez con Pablo Iglesias hace mes y medio también en Madrid.
En la dirección del PSOE se valora lo que vale la gran ventaja que le supone a Pedro Sánchez poder concurrir a las próximas elecciones con cientos de alcaldes y media docena de presidentes autonómicos que su partido no tenía antes del 24 de mayo, un motor de arrastre del que el PP no podrá disponer en su intento de movilizar el voto abstencionista.