Entre este miércoles y el viernes, el Ayuntamiento de Madrid efectuará 46 despidos en la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS), la cual pasará de 342 a 296 trabajadores. En ese plazo, el Consistorio tiene que notificar a cada uno de los afectados su marcha porque la idea del equipo de Gobierno local, dirigido por Ana Botella, es materializar la salida de los cerca de medio centenar de empleados desde el primer día de julio, según ha podido saber este medio. La ley establece que los despidos deben anunciarse con 15 días de antelación, y el viernes es 14 de junio.
La alcaldesa, pues, no destruirá la Empresa de la Vivienda, para la que se planteó inicialmente un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) del 60% que luego pasó a ser del 90%, es decir, la práctica liquidación de la sociedad. El plan de viabilidad de la propia empresa y otro similar elaborado por PricewaterhouseCoopers, ambos publicados por El País, despliegan alternativas a los despidos masivos para evitar la conflictividad laboral, como la venta de viviendas en régimen de alquiler, la devolución de suelo al Ayuntamiento o la renegociación de la deuda.
Despidos sin negociación
Ese abanico de opciones no evitará, sin embargo, la marcha de los 46 operarios, aproximadamente el 15% de la plantilla. Un porcentaje que sin duda va a crear problemas al Ayuntamiento: la reforma laboral obliga a hacer un ERE si las destituciones afectan al 10% o más. Todos los futuros despedidos son personal interino.
Preguntados por las intenciones de la empresa, los sindicatos aseguran desconocer los inminentes despidos. Y es que el Ayuntamiento de Madrid no piensa negociar los ceses con nadie más que con su departamento jurídico. Tampoco se les ha presentado ningún plan de viabilidad a las centrales, al que han accedido a través de los medios. Los miembros del comité de empresa con los que ha hablado este diario, fajados en la negociación del convenio, anuncian medidas contundentes si de aquí al viernes se consuman tales planes.
Deuda por comprar suelo
Creada en 1981 para abastecer las necesidades de vivienda de, sobre todo, la población con menos recursos, la EMVS ha potenciado el alojamiento social en la capital, amén de realizar otras tareas como la rehabilitación de áreas urbanas. Su deuda es astronómica: más de 600 millones, de los que 250 millones corresponden a la compra indiscriminada de suelo durante la burbuja inmobiliaria, especialmente durante el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón (2003-2012). Habiendo reventado ésta, ese suelo vale ahora menos de 100 kilos.
De acuerdo con el plan de viabilidad, las soluciones que estudia la Empresa de la Vivienda se parecen todas en un punto: perder. Pierde el Consistorio 10 millones por poner a la venta casi 2.000 viviendas de las 6.200 en régimen de alquiler; pierde con la devolución de suelo, actualmente depreciado, al Ayuntamiento, y pierde porque los despidos apenas permitirán ahorrar un puñado de millones, intrascendentes para el gigantesco pasivo que arrastra la EMVS.