Los contribuyentes madrileños pagaron el recibo de la luz de la vivienda particular de Esperanza Aguirre mientras ésta fue presidenta de la Comunidad, entre noviembre de 2003 y septiembre de 2012.
Al llegar al cargo, el Gobierno de la Comunidad decidió que el consumo de luz de Jesús del Valle 10, la casa-palacete en la que vive Aguirre y su familia, ubicado en el castizo barrio de Malasaña, sería costeado con fondos públicos.
El palacete consume unos 300 euros mensuales, de forma que el gasto total durante sus años de presidencia ha sido de entre 21.600 y 32.400 euros
Según las fuentes consultadas, Gas Natural Fenosa comenzó a enviar las facturas de la vivienda al área de Presidencia de la Comunidad de Madrid. Estas mismas fuentes señalan que la vivienda, de unos 1.000 metros cuadrados repartidos entre tres plantas y sótano, consume de media entre 200 y 300 euros al mes.
A partir de finales de 2003, esas facturas fueron ya costeadas por el Gobierno y esta situación se prolongó hasta finales de 2012 o principios de 2013, cuando el equipo de Ignacio González revisó los gastos de la Comunidad y decidió suspender estos pagos.
La potencia contratada del domicilio de la actual portavoz del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Madrid es de 6,6 kilovatios. Según la media de su consumo, la vivienda habría consumido en los años en que fue presidenta entre 21.600 euros (si tomamos de referencia la factura media de 200 euros) y 32.400 euros, si el recibo medio alcanzó los 300 euros mensuales.
El entorno de Aguirre afirma que lo único que ha pagado de la Comunidad en estos años ha sido el consumo de luz de la garita de seguridad
Fuentes del entorno de Esperanza Aguirre han afirmado a Vozpópuli que lo único que le ha pagado la Comunidad ha sido la factura de la luz de la garita de seguridad, ubicada justo al pasar la entrada de carruajes que da acceso al palacete de la expresidenta, “dentro de la propia vivienda”.
Una factura de entre 200 y 300 euros mensuales se corresponde con altos consumos de una vivienda grande y completamente equipada, señalan los expertos. Una garita de seguridad, afirman fuentes del sector energético, no puede contar con factura propia y, dependiendo de su tamaño, podría contar con dos enchufes para equipos electrónicos y para un aparato de calefacción o aire acondicionado.