El etarra Ibon Iparragirre ha dado un paso más para suavizar su situación penitenciaria por motivos de salud. La Audiencia Nacional le ha concedido el traslado a una casa de acogida con la condición de estar en todo momento localizado con una pulsera telemática. Hace ahora casi un año, este preso ya fue excarcelado, en ese caso para ingresar en el Centro hospitalario Aita Menni de Mondragón (Guipúzcoa).
Según el auto del juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional al que ha tenido acceso ‘Vozpópuli’, el magistrado José Luis Castro accede ahora a su traslado a la casa de acogida Besarkada Etxea, en Vitoria, “atendiendo a su estado de salud y su positiva evolución” y “a fin de poder llevar a cabo el tratamiento médico”. Esta casa tiene capacidad para 14 personas y está destinada principalmente a atender a personas con VIH en estadío avanzado.
Iparragirre, enfermo de sida y partidario de tratamientos naturistas, es una de las principales exigencias de los entornos proetarras que piden la excarcelación de los presos enfermos. De 44 años de edad, tiene un total de cuatro condenas pendientes fruto de su actividad en las filas de ETA. Una de ellas fue de 299 años por la colocación de un coche bomba en su localidad natal, Ondarroa (Vizcaya). Detenido en 2010, no terminará de cumplir su pena hasta el 15 de enero de 2050.
El juez ya autorizó su traslado a la casa de acogida el pasado 1 de octubre. Le imponía como condición aceptar el reglamento de ese lugar y le prohibió salir de la casa “salvo motivos médicos terapéuticos” y con la debida autorización de Prisiones y el Juzgado. Sin embargo, ese traslado no se llegó a hacer efectivo.
Casi dos meses después, el 23 de noviembre, el centro penitenciario de Zaballa (Álava) -del que depende actualmente Iparragirre- pidió una aclaración sobre el modo de garantizar que el preso no podría fugarse. Fuentes penitenciarias explican que una casa de acogida cierra por la noche, pero no se puede evitar que una persona se vaya si no quiere seguir en ese lugar.
En ese sentido, el auto dictado la semana pasada al que ha tenido acceso este periódico decide imponer al interno la obligación de llevar un control telemático para estar todo el tiempo localizado. Esta medida, que ha contado con el visto bueno de la Fiscalía, se ha producido después de que el abogado de Iparragirre presentase un escrito de queja por la paralización de la medida.