España

Un fallo de seguridad en el correo ordinario permitió que la carta bomba llegara a la Embajada de Ucrania

El paquete bomba que recibió la Embajada de Ucrania en Madrid llegó por correo ordinario, lo que revela un fallo de seguridad tras haber superado los preceptivos controles de la paquetería

  • El paquete con la carta bomba que ha explotado este miércoles en la Embajada de Ucrania en Madrid

El paquete bomba que recibió la legación de Ucrania en Madrid llegó hasta las puertas del embajador Serhii Pohoreltsev. Su secretaria fue la que sospechó del envoltorio ya que no portaba en el dorso ningún remitente. Este sobre, que llegó por el correo ordinario, esquivó los habituales controles, lo que supone una grieta grave en las medidas de seguridad. A última hora de la tarde del miércoles se informó de que la empresa de armas Instalaza con sede en Zaragoza recibió otro paquete de características similares, por lo que se desplegó un nuevo operativo policial. En este caso no hubo que lamentar heridos.

La carta bomba llegó a la Embajada ucraniana con la correspondencia habitual de las manos de un cartero conocido, que a diario reparte en la zona de la legación, en el madrileño distrito de Hortaleza, según las fuentes policiales consultadas por Vozpópuli. Se trataba de un paquete más grande, con una caja en su interior, y no pasó por el escáner.

El envío despertó las sospechas de la secretaria, quien, después de ver que no tenía remitente, se lo llevó al jefe de seguridad. Este empleado optó por salir al jardín con la caja al patio antes de abrirla, para evitar que "hubiera alguien cerca". Al abrirlo, este trabajador, al que el embajador ucraniano identifica como comandante, escuchó un 'clic' y la lanzó inmediatamente la caja al aire, explotando a continuación. Pese a que ya no la tenía en sus manos le provocó abrasiones en la mano derecha. Este funcionario se trasladó por su propio pie al centro sanitario.

El sello

El paquete llegó con el sello del Monte de Santa Terga, ubicado en A Guarda (Pontevedra). Tiene un valor de 2,70 euros y contó con una tirada de 135.000 unidades. Este emplazamiento gallego es la desembocadura del Miño y hace frontera con Portugal. Correos le dedicó un sello por ser un referente por sus "valores patrimoniales, religiosos y paisajísticos", según la página web de la empresa de mensajería.

El sello usado en la carta bomba enviada a la Embajada de Ucrania en Madrid

En el dorso del paquete enviado a la legación se escribieron a mano los datos en español del embajador Serhii Pohoreltsev, así como la dirección de la calle Ronda Abubilla, número 52. Su recorrido y la caligrafía están siendo analizados por los agentes de la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional. Los efectivos de Científica tratan de sacar huellas del mismo.

La Policía Nacional revisó las inmediaciones del lugar pero no encontraron más artificios explosivos. Las primeras pesquisas apuntan que el paquete tenía poca carga explosiva y contenía material pirotécnico. La sencillez del artefacto detectado difumina la opción de que se trate de un grupo organizado, si bien el envío de un segundo paquete a la fábrica de armas de Zaragoza obliga a mantener todas las opciones abiertas.

Las balas enviadas en campaña electoral

La seguridad en los envíos ordinarios fue una de las polémicas que centró la campaña a las elecciones a la Comunidad de Madrid de mayo de 2021. El Ministerio del Interior informó de que se habían interceptado tres sobres dirigidos al candidato de Unidas Podemos a los comicios, Pablo Iglesias, al propio titular de la cartera, Fernando Grande-Marlaska, y a la directora de la Guardia Civil, María Gámez. También se denunció que la ministra Reyes Maroto recibió una navaja ensangrentada en un paquete de Correos, pero enseguida se atribuyó el envío a una persona con problemas de salud mental.

Más complejo fue el caso de las balas. Tanto PSOE como Unidas Podemos afirmaron que el envío de los proyectiles era fruto de una escalada de la tensión política auspiciada desde los “partidos de derecha”. La Comisaría General de Información de la Policía Nacional abrió una investigación para tratar de determinar el origen de los envíos, analizando posibles huellas dactilares y el contenido de las misivas, en busca de rastros que pudieran conducir al remitente.

Tras varias semanas de trabajo, el juez cerró la investigación al no encontrar evidencias de peso sobre el autor de las amenazas, por lo que los extremos del caso quedaron ensombrecidos por la falta de certezas. Uno de los puntos cruciales en las pesquisas fue el control de seguridad de Correos a los paquetes enviados por mensajería ordinaria.

Correos colabora con la investigación

Fuentes internas de Correos consultadas por Vozpópuli insisten en que la compañía pública cuenta con un sistema concreto y un protocolo “muy estricto” por el cual todas las cartas pasan por el escáner. De hecho, la correspondencia pasa por la Central de Correos de cada territorio para someterse a los controles de seguridad. “Las que vienen en buzones y las que llegan desde las oficinas”, apuntan estas fuentes, que recalcan que “históricamente Correos ha tenido los sistemas de seguridad más avanzados, no hay ninguna empresa de distribución privada que tenga estos sistemas”. Según el tipo de envío, sobres o paquetes, los primeros por un circuito de clasificación, y los segundos por las máquinas de radioscopia, donde son controlados por un vigilante de seguridad.

¿Qué falló, entonces, con el sobre de la embajada Ucraniana? Al cierre de este artículo, la posición oficial de Correos es que “está colaborando con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la investigación que se está llevando a cabo”. “Toda la información de la que dispone la compañía se está poniendo a disposición de dicha investigación”, reseñan desde la compañía pública.

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