El asesinato de Déborah Fernández-Cervera en Vigo sigue siendo un misterio dos décadas después. Las obras en el Complejo de Canillas de la Policía Nacional en Madrid descubrieron un legajo con pruebas del caso, lo que ha generado la "indignación" de su familia. "¿Aparecerán más pruebas vinculantes de otros casos?" se pregunta enfadada en una entrevista a Vozpópuli, la hermana de la víctima Rosa.
El caso de Déborah se remonta al 30 de abril del año 2002. Ese fue el último día que se vio a la joven de 21 años en Vigo. Salió de su casa en la zona de Alcabre para hacer ejercicio pero nunca volvió. El 11 de mayo su cuerpo fue hallado a 40 kilómetros de donde residía en una cuneta de una carretera de O Rosal. Estaba desnudo y tapado con la vegetación. Los agentes encontraron indicios de que había sido preservado en una cámara frigorífica.
Ahí comenzó el calvario de la familia de la joven con una investigación complicada en la que la falta de avances obligó en 2010 a dar el caso por cerrado. La lucha de sus seres queridos y su insistencia en la búsqueda de nuevas pruebas fue determinante para que el 7 de noviembre de 2019 se reabriera la investigación de su asesinato. Un caso por el que han pasado cinco magistrados y seis equipos de investigación distintos.
La vida actual del principal sospechoso
Tanto Rosa, su hermana, como el resto de familiares tuvieron que experimentar la dureza de la exhumación del cuerpo de la joven para logar nuevos indicios. Y se lograron. Las pruebas forenses revelaron ADN masculino debajo de sus uñas que correspondía con un vecino de la chica.
De forma paralela, el Juzgado número 2 de Tui citó como investigado del homicidio al exnovio de la joven Pablo S.L.. Un hombre que siempre prestó testimonios contradictorios incluso con los oficios de la Policía Nacional. Aún sigue en el caso con la misma calificación procesal a la espera de que se obtengan más pruebas. Ahora 20 años después este hombre de origen canario vive a medio camino entre Galicia y Argentina ya que se trabaja en el sector del pescado. Está casado y tiene un hijo.
"Errores y negligencias"
La sorpresa para todos los actores en este proceso ocurrió el pasado 9 de septiembre en el Complejo Policial de Canillas en Madrid. Los agentes, que estaban digitalizando los documentos de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), encontraron un lagajo con el teléfono móvil de la joven sin tarjeta SIM. Nunca llegó al juzgado de Tui. Es más, la familia recibió un informe en 2019 que decía que no existía ese dispositivo móvil.
"El caso está movidito. El nuevo hallazgo en las dependencias de la comisaría da fe de los errores y negligencias que se han producido. No se han traslado las periciales para analizarlas y esta noticia a la familia nos revienta", explica la hermana de Déborah a Vozpópuli. Y es que a muchas de estas pruebas ya no habría "forma de meterle mano" porque los posibles implicados podrían recurrirlas en el juicio.
"La juez y la Fiscalía nos niegan todas las peticiones"
Para la familia este giro del guión supone un "error mayúsculo". Precisamente llevan reclamando desde hace "mucho tiempo" el análisis del teléfono de la joven. "La Policía no nos ha hecho caso. Desde luego pediremos responsabilidades", admite.
"Nos han hecho sentir que estábamos locos", lamenta la hermana. Sus críticas también van dirigidas hacia el juzgado de Tui y la Fiscalía ya que se "niegan de forma sistemática a todas las peticiones de pruebas periciales que pedimos". "El principal sospechoso ha mentido y la juez no ha hecho nada", subraya. Precisamente, un agente chequeó el "fuerte olor" a podrido que emanaba del coche del investigado pero no ampliaron las diligencias ni tomaron pruebas. "Tenemos un sistema de panderetas", añade Rosa.
La familia se encuentra a la espera de que la Audiencia de Pontevedra decida si conforma un jurado popular para que se celebre el juicio del asesinato. Un juicio que se celebraría sin las "pruebas completas". Ahora existe la duda de si hay más casos como el de Déborah y "aparecen más pruebas vinculantes de otros casos".
"Vivimos en una república bananera"
Los seres queridos de la joven se encuentran "indignados y agotados" ya que por "muchos medios" que ponen para resolver el asesinato de la chica "la justicia no nos apoya". "Hay muchos casos y cada día más de violencia de género como el de Déborah y se agolpan en los juzgados", critica.
El delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, trasladó hace días su apoyo a la familia. "Me gustaría a mi ver qué clase de ayuda nos va a ofrecer. Siempre nos ofrecen promesas que ninguna se ha cumplido que se dejen de politiqueo y se pongan las pilas. España necesita un cambio en este tipo de cosas", ha respondido Rosa.
"Cada vez hay más manadas, mas violaciones grupales y parece que vivimos en una república bananera", lamenta la hermana de Deborah. La familia ahora le toca vivir, una vez, la tensa espera de conocer la enésima decisión judicial. Pocas han tenido a favor.