Lo que ocurrió en el interior de la madrileña cafetería del hotel Mindanao sigue siendo un misterio más de medio siglo después. Un individuo “vestido de forma elegante” se reunió durante menos de tres minutos con José Miguel Beñarán Ordeñana, más conocido como Argala, miembro del comando de ETA instalado en Madrid desde hacía al menos un año. Le entregó un sobre. En su interior, una nota manuscrita con un nombre: almirante Luis Carrero Blanco. Los terroristas sopesaron la información y se la trasladaron a sus superiores. Desde ese momento activaron toda la maquinaria que conduciría al magnicidio que cambió la Historia de España. Pero, ¿quién fue ese hombre de la cafetería del Mindanao? No hay quienes dudan en calificarlo como el fantasma; tal es el misterio que rodea su existencia.
Este episodio es el que ha alimentado en buena medida las teorías relacionadas con diferentes autorías en el magnicidio de Carrero Blanco; o, cuanto menos, de la colaboración de agentes externos en el atentado perpetrado por ETA. Unos hablan de la supuesta filtración de alguna persona del entorno de Franco, que no compartía el liderazgo del almirante como figura destacada para dirigir el país en sucesión del dictador. Otros apuntan a una posible injerencia extranjera: la proximidad de la embajada de Estados Unidos al lugar de la explosión ha propiciado toda clase de especulaciones de escaso fundamento.
Lo cierto es que la información no era particularmente confidencial. El manuscrito revelaba la hora y el lugar en el que Carrero Blanco salía todos los días de misa. En realidad, si los terroristas hubieran tenido un interés premeditado en centrar su objetivo en el almirante, les hubiera bastado con consultar el listín telefónico, donde figuraba su dirección postal. Pero la revelación de la cafetería del Mindanao les hizo calibrar su objetivo.
¿Quién fue en realidad aquel individuo? Argala y sus compinches llevaban al menos desde 1971 en Madrid, buscando objetivos contra los que dirigir su actividad terrorista. Encontraron un aliado inesperado en Genoveva Forest, casada con el dramaturgo Alfonso Sastre. Ésta, gracias al apoyo de una densa red de personas vinculadas al comunismo o al anarquismo, ofreció a los etarras el apoyo necesario para asentarse en la capital.
En septiembre de 1972, a través de un intermediario, concertaron una cita en la cafetería del Mindanao con una tercera persona. Pedro Ignacio Pérez Beotegui, alias Wilson y compañero de Argala, se quedó fuera, ejerciendo labores de vigilancia. Accedió el segundo al establecimiento.
Información sobre Carrero Blanco
Dentro le esperaba “un individuo de unos treinta a treinta y cinco años, de uno setenta y cinco a uno ochenta de estatura, pelo negro bien arreglado, vestido de forma elegante y posiblemente gafas graduadas”. Así lo describiría Wilson en declaraciones policiales. Argala saldría de la cafetería del Mindanao al cabo de “dos o tres minutos” con un sobre con información manuscrita, incluyendo los apuntes sobre Carrero Blanco.
Esa vaga descripción ha dado alas a toda clase de elucubraciones. Hay quien ve en ese pelo “bien arreglado” y las "gafas graduadas" a una persona vinculada con la derecha, sugiriendo que se trataría de una figura afín o de la órbita del Gobierno de Franco.
¿O quizá fue algún individuo simpatizante con aquella ETA emergente, que hasta la fecha había matado a cuatro personas? En el complejo cóctel ideológico de los mediados de los setenta divergían también diversos grupos de corte anarquista o comunista que, inspirados en las acciones terroristas en países del tercer mundo, aspiraban a implementarlos en España para combatir el franquismo.
Las teorías también miran más allá de nuestras fronteras, sugiriendo que España, que no pertenecía a la OTAN, comenzaba a ser un estorbo Estados Unidos, por lo que Washington apoyó un complot para liquidar cualquier relevo de Franco y propiciar un nuevo escenario político en nuestro país, utilizando a ETA como títere para alcanzar sus objetivos.
El historiador Gaizka Fernández-Soldevilla, investigador del Centro Memorial Víctimas del Terrorismo, aborda esta última hipótesis en conversación con Vozpópuli: “Hay varios aspectos que desbaratan los principales argumentos sobre una supuesta colaboración de la CIA en los hechos”, asegura, al mismo tiempo que tilda este planteamiento como “teoría de la conspiración” en torno al magnicidio.
Mapas y explosivos
Uno de ellos está vinculado a los efectos intervenidos a los terroristas años más tarde, en los registros efectuados en los numerosos pisos que habían utilizado para ocultarse en Madrid. No solo son Argala o Wilson; les acompañan José Ignacio Abaitua Gómez, alias Marquin, Javier María Larreategui Cuadra, Atxulo, José Antonio Urriticoechea Bengoechea, Josu, y Juan Bautista Eizaguirre Santiesteban, Zigor, según los informes policiales del franquismo en relación con el atentado contra Carrero Blanco.
Entre esos efectos hay un mapa sobre el recorrido que hacía el almirante tras su salida de misa a bordo de su vehículo oficial. “En él se marcan en bolígrafo rojo algunos lugares estratégicos que los terroristas evitaban a toda costa”, detalla Fernández Soldevilla. Entre ellos, por motivos de seguridad, estaba la embajada de Estados Unidos. “Es la única referencia que hay en el sumario a esta embajada”, asegura el historiador.
Las teorías que apuntan a Washington también sostienen que las Fuerzas del Orden Público (FOP) no iniciaron ninguna investigación en torno al material explosivo empleado en el atentado. Incluso que las referencias hablan de artefactos construidos con C4, de origen militar. “Pero el sumario no sólo tiene un informe sobre los explosivos, tiene cuatro, y en ellos se detalla claramente el origen de los mismos”, añade Fernández-Soldevilla, quien también aborda esta cuestión en el podcast Sierra Delta.
Ese origen se ubica en un polvorín de Hernani. El 31 de enero de 1973 ETA robó en este municipio guipuzcoano 3.075 kilos de explosivo y 1.300 detonadores, entre otros efectos. Argala y los suyos recurrieron a este material para perpetrar el atentado contra Carrero Blanco, distribuyendo tres cargas de 25 kilos cada una en el túnel que cavaron bajo la calle Claudio Coello, por donde discurría de forma habitual el vehículo del almirante. Para asegurar el golpe distribuyeron otros 9,25 kilos en un coche que aparcaron en el trayecto.
“Hay quienes llegan a afirmar -añade el investigador- que agentes de la CIA entraron la noche anterior en el túnel para cambiar los explosivos de los terroristas por C4 para dar una mayor potencia. ¿Y los terroristas, que llevaban meses preparándolo, no se dieron cuenta? Y si se dieron cuenta, ¿activaron igualmente la carga sin saber lo que había ahí? No es que esta teoría sea improbable, es que es imposible por infinitas razones”.
Desmontada la tesis de Estados Unidos, las incógnitas recaen de nuevo sobre el hombre de la cafetería del Mindanao. ¿Cuál era su identidad? ¿Qué le movió a dar esta información? Un fantasma en su interpretación más estricta.
Porque es probable que ni siquiera existiera, como sugiere el investigador del Centro Memorial: “Quizá fue una estrategia de los terroristas para encubrir a Eva Forest”, la mujer que urdió la red de apoyo a ETA en Madrid. Tras la amnistía de 1977, quedaría en libertad.
*Nota al lector: Quién fue el 'fantasma' que dio al etarra 'Argala' la información clave para matar a Carrero Blanco es el tercer reportaje de un serial elaborado por este diario con motivo del 50º aniversario del magnicidio, que arrancó este domingo con Los papeles de la CIA sobre el atentado de Carrero Blanco: del escape de gas a vincularlo a un juicio contra CCOO y continuó con El zulo que ETA construyó en Alcorcón para secuestrar a Carrero Blanco antes de decidir su asesinato.
Romano
Sr. Araluce. Mitifica Vd. las palabras de Gaizka F. Soldevilla. Dice que la complicidad de los servicios secretos de USA son algo conspiranoico sin sentido. ¿Qué va a decir un vasco de Barakaldo?. Admitir que el cerebro era norteamericano es dejar a ETA como unos matarifes, unos verdugos sin estrategia, sin cerebro, unos sanguinarios ciegos. A USA le interesaba una España sin continuismo franquista, porque de lo contrario no la admitirían en OTAN ni en Unión Europea. Esa "dirección" norteamericana es de una lógica aplastante. Carrero jamás hubiese abandonado el Sahara y eso tampoco le interesaba a USA, que fué quien aprovechó los fosfatos de Fos Bucraa.
Urenga
Lo de las gafas graduadas como indicativo de la adscripción a la derecha me recuerda a cómo sus correligionarios de izquierdas de los Jemeres Rojos utilizaban ese mismo detalle para enviar a sus portadores a campos de tortura.
CAYMAN
Todos los asuntos gravísimos que ha vivido España, están tapados por una cortina de humo. Da igual hablar del 23 F, 11 M, 20 D 1973,( no cito lo que pasó en el XIX)...Estoy convencido que además de injerencias extranjeras, hay en la cúpula de la Nación, intervención por acción u omisión. España no sabe la verdad de los asuntos más graves que hemos vivido.¡ España duerme la siesta! siempre, sea por cobardía o por traición.
Talleyrand
Sinceramente, tanto el atentado a Carrero como el 11M tienen todas las pintas (coordinacion elaborada, ejecucion impecable, resultados politicos contundentes, explosivos dudosos) de operaciones de "inteligencia", vestidas de falsa bandera que es como se les conoce en el argot de los servicios de informacion. Actos de violencia que cambian la pollitica de los paises. Tenemos una larga historia conspirativa de magnicidios casi al nivel de los mismos USA. Acordémonos del atentado de la calle del Turco contra Prim, jamas explicado. En Francia el Chacal estuvo a punto de conseguirlo, en Italia las Brigate Rosse, Ordine Nuovo y la P2 lo consiguieron con cientos de muertos por en medio. En España seguimos a oscuras. Y me temo que seguiremos. Nadie quiere destapar esos melones por muchos años que hayan pasado.
Pueseso
¿Aún estamos a vueltas con estas «dudas»? Se nos ha olvidado que el 15 de febrero de 1898, «los rebeldes cubanos» volaron el acorazado Maine en el puerto de La Habana; y después, el 20 de diciembre de 1973, «la banda terrorista vasca», vuelan el coche del presidente Carrero, con él dentro. En ambos casos, estaba detrás la mano de los servicios secretos de los EE.UU., porque las dos situaciones les beneficiaban. La primera como «casus belli» para poder robar a ESPAÑA las provincias de ultramar de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La segunda, tras la entrevista con el maquiavélicos Kissinger, para impedir la futura sucesión de Franco por el continuista Carrero. Ahora sólo falta que saquéis un artículo que nos recuerde el 6 de noviembre de 1975, cuando «Marruecos» invadió la PROVINCIA ESPAÑOLA del Sáhara en la que «tampoco tuvo nada que ver la mano de la CIA». A ver si de una vez descubrimos quienes son nuestros «amigos» y quienes nuestros «enemigos», ¡que parecemos tontos!
Pepelo
Esa gente gañana no tiene nivel para hacer lo que se hizo.
hulk1965
Cada vez más veo que la amnistía de la transición fue injusta y dejó en la calle a mucha escoria sin pagar sus delitos. Al menos, el tal Argala recibió de su propia medicina.