El Rey Felipe VI no viajará a Cuba hasta que Raúl Castro no abandone la presidencia cubana, acontecimiento previsto para el próximo mes de febrero. La decisión de La Zarzuela supone un claro revés para el Gobierno de Rajoy, en general, y muy en particular para el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, que se había implicado a fondo en un viaje que levantó no pocas objeciones dentro de España y desde luego en la oposición cubana en el exilio, radicalmente en contra de una visita que en la isla iba a utilizar como un respaldo de la Corona a la dictadura cubana.
El pasado mes de septiembre, durante su viaje a la isla, el ministro Dastis llegó a apremiar a las autoridades cubanas para que recibieran a los Reyes cuanto antes. La urgencia radicaba, precisamente, en que el 28 de febrero el general Raúl Castro tiene previsto abandonar la presidencia del país, por lo que se trataba, nadie sabe muy bien por qué, aunque sí lo saben los hoteleros españoles en la isla, con Escarrer-Melía a la cabeza, de concertar una cita antes de la fecha.
Ahora se ha sabido que en la agenda oficial de Zarzuela no figura ningún desplazamiento próximo de los Reyes a Cuba. De acuedo con el diario El País, “en la Casa del Rey, que dan por totalmente descartado ningún viaje de Estado hasta 2018, no se contempla ir a Cuba antes de la retirada de Raúl Castro en febrero, y solo se espera para el próximo año el desplazamiento pendiente a Marruecos si se logra cuadrar algún día la agenda con su monarca”.
La crisis de Cataluña
Una de las causas esgrimidas a la hora de justificar el aplazamiento del viaje es la crisis en Cataluña, ello aunque la propia Casa del Rey haya negado que “el parón de los viajes de Estado tenga que ver directamente o solo con Cataluña", aunque sí admite que el monarca “ha dejado de asistir a actos, eventos, premios y otras actividades en las últimas semanas para estar concentrado en su despacho siguiendo los acontecimientos catalanes”.
El interés de Dastis y del Gobierno Rajoy por este inoportuno viaje había irritado por igual a la oposición cubana en el exilio como a algunos notorios intelectuales españoles muy ligados a la disidencia, caso del historiador y exdiputado del PP Guillermo Gortázar, quien, en un reciente artículo de opinión, aseguraba que esa visita “no sólo es un error monumental, es una legitimación de España y de S. M. de la larga y penosa dictadura que el pueblo de Cuba ha padecido desde 1959. (…) Don Felipe no debe ir “lo más pronto posible”, sino lo más tarde posible, en el momento conveniente para Cuba y para España, en que La Habana tenga un nuevo mandatario que mire hacia un futuro de libertad y reconciliación”.
Gortázar ponía en evidencia el interés puesto en ese viaje “por el lobby de hoteleros, financieros y empresarios con intereses en la Cuba castrista, los diplomáticos (no todos), muchos medios de comunicación españoles, debidamente aleccionados, y una opinión pública desinformada” (…) ¿Qué tiene que ofrecer Raúl Castro al rey antes de febrero de 2018, cuando el dictador se retire a los cuarteles de invierno?, se preguntaba Gortázar.
El 17 de abril de 2017, con ocasión de un viaje a España del canciller cubano Bruno Rodríguez, el Ministerio de Asuntos Exteriores le orquestó una entrevista con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y una audiencia con el Rey en el Palacio de la Zarzuela. Como resultado de lo cual, Rodríguez regresó a la isla con la promesa de una visita real a la Habana para despedir a Raúl Castro antes de su retirada. Ahora se ha sabido que no habrá tal viaje.