España

José María Portillo: "En términos fiscales, País Vasco y Navarra ya son confederales"

La obra Entre tiros e historia. La constitución de la autonomía vasca (1976-1979) detalla como durante la Transición se establecieron Comunidades Autónomas de primera, segunda y 'primerísima', y cómo se han conseguido amarrar hasta nuestros días. Su autor apuesta por un sistema federal para lograr el equilibrio entre comunidades y acabar con el nacionalismo

  • Entre tiros e historia. La constitución de la autonomía vasca

Una de las primeras declaraciones de la nueva ministra de Hacienda, María Jesús Montero, nada más acceder al cargo, estuvo encaminada a la petición de 'transparencia' en lo referente al Cupo Vasco. Una declaración de intenciones que no sentó nada bien en el Gobierno del País Vasco  ni en el de la vecina  Navarra, las regiones beneficiadas por este modelo, el llamado Concierto Económico.

De momento, la configuración de los Presupuestos de 2018 aprobados por el anterior Ejecutivo del Partido Popular -con el concurso imprescindible del Partido Nacionalista Vasco- "se va a respetar", según palabras de la nueva titular de Hacienda y a pesar de las sospechas de veto por parte del PP después de haber perdido el Gobierno tras la moción de censura que ha llevado a Pedro Sánchez a liderar el Ejecutivo.

Ya en su etapa como consejera del Gobierno andaluz, María Jesús Montero envió una carta al ministro Montoro exigiendo que se recalculara el Cupo vasco y la aportación navarra para evitar que fueran "un privilegio". Trataba de poner nombre a un dato: las cuentas públicas no son iguales para todas las autonomías, y la obra Entre tiros e historia. La Constitución de la autonomía vasca (1976-1979), nos puede ayudar a entenderlo.

El libro, escrito por José María Portillo Valdés, explica cómo durante la transición fue muy común hablar de autonomías de primera y de segunda. Y se pregunta si no habría que haber incluido una categoría más: de primerísima. En este último grupo solo estarían dos comunidades, Euskadi y Navarra, porque fueron las únicas en las que,además del máximo nivel de competencias, vino a sumarse la existencia de una Hacienda propia en cada provincia y un régimen fiscal privativo, el Concierto Económico.

País Vasco y Navarra, por encima del resto

Entre tiros e historia

En el libro, su autor José María Portillo desgrana los motivos que llevaron al País Vasco y Navarra a convertirse en comunidades de 'primerísima' categoría. En conversación con Vozpópuli, Portillo considera que, en términos fiscales, estas comunidades ya son estados confederales. "Cuando España ingresó en la UE, nadie entendía cómo podían existir tantas fiscalidades distintas", explica.

La respuesta la encontramos en la Disposición Adicional Primera de nuestra actual Constitución: "La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía." Históricamente, las exigencias del nacionalismo se han basado en esos 'derechos históricos' a la hora de reivindicar unos privilegios distintos a los del resto de las Comunidades Autónomas.

Portillo explica cómo "se aceptó esa disposición adicional a la hora de elaborar el Estatuto de Autonomía". El problema es que, cuarenta años después, "esos privilegios continúan y nadie se atreve a cambiarlos". En primer lugar, por la propia Disposición Adicional Primera -blindada en la Carta Magna-; y en segundo lugar por la Ley Electoral. Recuerda José María Portillo que "la mayoría parlamentaria en España depende casi siempre del apoyo nacionalista, como hemos visto muy recientemente con la aprobación de los PGE".

En este sentido, recuerda Portillo, "cuanto más se ha reforzado el Concierto Vasco ha sido cuando más se ha necesitado el apoyo de los nacionalistas".

La solución pasa por una España federal, pero a los nacionalistas se les eriza el pelo cuando alguien pone ese concepto encima de la mesa.

"España, o será federal o no será", sentencia el autor, que apuesta por un modelo similar al de EE.UU., donde existe un régimen fiscal estatal que nadie discute. "El sistema actual, el que se diseñó durante la Transición, estaba programado para ese período determinado; una vez finalizado ese tiempo, dejó de funcionar" recuerda Portillo, para quien la solución pasa por ese camino hacia el modelo federal.

"El problema es que a los nacionalistas se les eriza el pelo" cuando alguien pone sobre la mesa esa posibilidad", asegura el autor. "Un sistema federal cerraría el pastel que estamos repartiendo desde el año 1978; así como el debate de nacionalidades al delimitar claramente las competencias de cada uno".

En este sentido, recuerda las declaraciones del pasado fin de semana de la nueva ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, que apostaba por la reforma de la Constitución. Portillo recuerda que el federalismo es una vieja reivindicación del socialismo en España, especialmente en Cataluña.

Entre tiros e historia

El amparo constitucional de los 'derechos históricos' y su inmediata traducción en 'derechos del pueblo vasco' en el Estatuto de Guernica vinieron determinados por dos factores: la legitimación histórica y la violencia. Mientras en las Cortes se debatía la Constitución con un creciente protagonismo de la historia, ETA iniciaba los años de plomo en su lucha contra la institucionalización de la democracia y la autonomía.

Los tiros y la historia estuvieron, efectivamente, en el origen de la autonomía vasca y permiten explicar que si no se alcanzó la ansiada independencia constitucional que buscaron los nacionalistas en las Cortes, sí se logró configurar una especificidad que es la base de esa autonomía especial que disfruta aún hoy el País Vasco. José María Portillo recuerda como "el día que se debatía en el Congreso la disposición adicional Primera de la Constitución, los terroristas asesinaban -esa misma mañana- a un teniente coronel".

"El desarrollo de la Constitución y del Estatuto de Autonomía están marcados por los muertos que ETA pone encima de la mesa. Asesinatos estratégicos para conseguir más y más poder". "El problema -añade Portillo-, es que algunos pensaban que, alimentando más al nacionalismo, se alejaría el terrorismo". La historia ha demostrado que ocurrió todo lo contrario.

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