De los rumores al clamor. La Guardia Civil atraviesa un terremoto que ha terminado con el cese o dimisión de algunos de sus máximos representantes. La tensión con Interior es palpable. Y pese a que oficialmente todo se justifica bajo un "nuevo impulso" en el cuerpo, en la cúpula subyacen las críticas hacia la máxima responsable del Instituto Armado, María Gámez, quien apenas lleva cuatro meses en el cargo: "Esto ha marcado un antes y un después", detallan los mandos del cuerpo, al mismo tiempo que denuncian la "caza de brujas" que está sufriendo la cúpula. "La situación es insostenible".
María Gámez llegó con el cartel de haber defendido el trabajo de la Guardia Civil en el rescate del niño Julen en Totalán (Málaga). Como subdelegada del Gobierno en la provincia andaluza y dilatada experiencia política, Fernando Grande-Marlaska encontró en ella la figura idónea para nombrarla la primera mujer directora del Instituto Armado. El nombramiento, en todo caso, no fue llano ni sencillo: el titular de Interior impuso su preferencia a la de Defensa, que apostaba por otras figuras. De hecho, Margarita Robles no acudió a la toma de posesión de Gámez.
Apuesta personal de Marlaska, María Gámez llega al cuarto mes de su mandato envuelta en un mar de tribulaciones. La epidemia del coronavirus -y su gestión política y policial- han derrumbado algunas de las estructuras de la Guardia Civil como si de un castillo de naipes se tratase. El punto de partida es, como ya se ha publicado en este diario, las investigaciones en torno a la manifestación del 8-M en Madrid.
La cronología de una crisis
El Gobierno se enteró por vías judiciales y por la prensa de los avances en las pesquisas. En concreto, de las investigaciones que se estaban llevando a cabo, bajo el nombre de Operación Sanitario, en torno al delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, y a la cara visible de Sanidad en esta crisis, Fernando Simón.
La tensión estalló el domingo. Fuentes conocedoras del caso detallan que al coronel Diego Pérez de los Cobos, jefe de la Comandancia de Madrid, se le requirió información sobre la investigación en dos ocasiones. El mando de la Guardia Civil adujo que las pesquisas las llevaba la unidad de la Policía Judicial de la Comunidad de Madrid y que los agentes departían directamente con la juez Instrucción número 51, Carmen Rodríguez-Medel. También que él no tenía acceso al contenido íntegro del informe.
Acto seguido, María Gámez, directora de la Guardia Civil, le comunicó su cese. En torno a las nueve de la noche, según las mismas fuentes, remitió un escrito al secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez Ruiz -también nombrado en enero de 2020, en sustitución de Ana Botella-, en el que detallaba los motivos que fundamentaban la decisión. Un documento que consta de firma electrónica en la que se acredita la hora exacta de envío.
Los hechos, que ya levantaron una gran polvareda en la Guardia Civil, no fueron más que el preludio de acontecimientos venideros. Este martes, el Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil, teniente general Laurentino Ceña, presentaba su dimisión. El número 2 del cuerpo no encajó el cese de Pérez de los Cobos y, a pesar de estar a las puertas de su retiro, optó por su dimisión.
"Debe dimitir"
"La situación es insostenible", admiten desde la cúpula de la Guardia Civil. La irritación ha llegado a las más altas esferas y no se descarta que haya más movimientos en las próximas jornadas entre los principales representantes del cuerpo. Consideran que la relación entre los mandos y la directora "debe basarse en una confianza que ya no existe": "Las formas y el fondo de estos hechos son difíciles de asimilar, la relación será distinta sabiendo que cualquiera está sujeto a presiones políticas de esta envergadura".
Consideran "clave" el puesto de director de la Guardia Civil: "Es el enlace directo con el Ministerio". Y añaden: "Ser enlace no significa ser parte de él". "Es la voz de su jefe", detallan otras fuentes de la cúpula de la Guardia Civil. No faltan expresiones más duras, que califican los últimos movimientos como de "caza de brujas". El comentario general que comparten los altos cargos es el mismo: "Debe dimitir, no le queda solvencia".
En concreto, critican el modo en que gestionó la destitución de Pérez de los Cobos, un hombre que llevaba décadas en puestos clave de la Guardia Civil. "Cómo es posible que aleguen falta de confianza cuando hay un documento firmado por ella en el que recogen los motivos que fundamentan la decisión", señalan. Tampoco entienden que Marlaska redujese todos estos cambios a un hipotético "nuevo impulso" o "reestructuración" en el Instituto Armado. Denuncian "contradicciones" en las afirmaciones del titular de la cartera: "Si el cese de Pérez de los Cobos responde a 'un proceso natural de sustitución basado en la confianza', como dice el ministro, ¿por quién ha sido relevado? ¿Qué otro coronel le ha sustituido?".
"Nuestra condición de guardias civiles no nos permite entrar en el “y tú más” -asevera la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC)-. Teniendo en cuenta que cada provincia la manda un coronel o teniente coronel, ¿quiénes serán los siguientes? ¿Con qué criterio? ¿Los llamará María Gámez el domingo por la noche?".
No es la primera vez que el nombre de María Gámez salta a la palestra durante la actual crisis del coronavirus. Fuentes de la Guardia Civil aseveran que la directora "ha trabajado mucho" en la pandemia, aunque algunas asociaciones representativas le reprochan la falta de apariciones públicas, la ausencia de explicaciones y la escasez de material sanitario para que los agentes desempeñasen sus funciones en primera lucha contra el virus. Algunos mandos plantearon que fuese ella quien diese las ruedas de prensa desde Moncloa por el "desgaste" que suponían estas comparecencias en los máximos representantes del Instituto Armado -incluido el DAO, Laurentino Ceña-.
Sin embargo, los últimos acontecimientos han propiciado un terremoto cuyas consecuencias son difíciles de medir. Los mandos del Guardia Civil concluyen que "el tiempo pone a cada uno en su lugar".