Los guardias civiles desplegados en el perímetro fronterizo de Ceuta detectaron una “dejadez de funciones” de las autoridades marroquíes en los días previos a la gran crisis de esta semana, marcada por la entrada de más de 8.000 personas en territorio español. Marruecos planeaba movimientos estratégicos, pero el episodio que finalmente tuvo lugar superó todas las expectativas; tanto, que hubo que reforzar el dispositivo habitual del Instituto Armado con otros cien efectivos y desplegar al Ejército de Tierra en El Tarajal.
Fuentes de la Guardia Civil consultadas por Vozpópuli detallan los movimientos detectados en las vísperas de la entrada masiva a Ceuta. Aseveran que, como viene siendo habitual en horario nocturno -especialmente en periodos donde las condiciones meteorológicas son más favorables-, descubrieron la presencia de embarcaciones a través de sus sensores infrarrojos; barcas que partían desde Marruecos para acceder a España por vías irregulares. También la presencia de personas que intentaban salvar la distancia directamente a nado.
Siguiendo el protocolo, los miembros del Instituto Armado alertaron a la gendarmería del reino alauí de estos movimientos para que interceptasen las embarcaciones o a los nadadores en la zona de intervención marroquí. La respuesta no siempre fue favorable. “Unas veces respondían, pero otras no encontrábamos contestación”. Un termómetro de que las relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat no atravesaban su mejor momento.
Al término de la guardia, los agentes notifican estos incidentes a sus superiores a través de informes. Las mismas fuentes hablan de “dejadez de funciones” de las autoridades del país vecino en las vísperas de la gran crisis que se ha vivido en Ceuta. Una valoración que encaja en la laxitud de la gendarmería marroquí visible en vídeos que circulan por las redes sociales. Como ejemplo, las imágenes que muestran a los agentes circulando a bordo de sus vehículos a través de la muchedumbre dispuesta a cruzar la frontera. O las de un policía abriendo la puerta de la verja marroquí para permitir la entrada de más personas.
Agresión a los guardias civiles
Con todo, la intensidad de los episodios vividos durante esta semana superaron cualquier expectativa: más de 8.000 personas atravesaron la frontera de Marruecos a Ceuta. Los mismos guardias civiles que detectaron estos movimientos formaron parte del despliegue en la frontera de El Tarajal. Algunos de ellos sufrieron agresiones con piedras. Los cascos agrietados dan muestra de la intensidad.
En vista de la gravedad de la situación, el Ministerio del Interior envió 100 guardias civiles más para blindar la frontera y que se sumaron a los 1.100 efectivos de las fuerzas de seguridad que están de forma permanente en la ciudad autónoma. También se desplegaron 150 agentes más de la Policía Nacional, entre miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y de las especialidades de Científica y Extranjería. También se aprobó la participación del Ejército de Tierra, a través de unidades de la Legión y de los regulares.
Crisis Rabat-Madrid
El Gobierno mantiene el refuerzo en el perímetro fronterizo de Ceuta y Melilla a la espera de valorar las conversaciones diplomáticas entre Madrid y Rabat. Un diálogo sumido en una crisis con pocos precedentes y que ha supuesto la retirada de la embajada marroquí en España: “No aceptamos el chantaje, con España no se juega”, advirtió la ministra de Defensa, Margarita Robles. También se trabaja en la devolución de los inmigrantes a Marruecos, en virtud de un acuerdo bilateral firmado en 1992, así como en la reubicación de los menores en diversas ciudades españolas.
Fuentes policiales consultadas por este diario no descartan que se sufran nuevos episodios de presión migratoria en las dos ciudades autónomas. Por el momento, Marruecos ha restaurado cierto orden en su territorio, dispersando a cientos de personas que permanecían en las inmediaciones más estrechas de la frontera española. En la última jornada se han registrado disturbios y enfrentamientos entre inmigrantes del reino alauí y las autoridades marroquíes en Castillejos, localidad muy próxima a territorio español.
El desarrollo de los acontecimientos en la frontera dependerá en buena medida del transcurso de las conversaciones entre ambos países. Rabat exige a España “actos” y no “palmaditas en la espalda”. En el foco de la polémica se ubica Brahim Ghali, líder del Frente Polisario acogido en un hospital riojano y que debe comparecer el próximo 1 de junio ante la Justicia española.