La sanidad privada amenaza con morir de éxito. En los últimos años, el número de personas que se hacen un seguro privado de salud ha aumentado de manera exponencial. El colapso de la sanidad pública, con listas de espera cada vez mayores, y la proliferación de pólizas low cost tienen buena culpa de ello. Sin embargo, este incremento en el negocio de las aseguradoras de salud, que han facturado más de 5.000 millones de euros en el primer semestre de 2023 (un 7% más que hace un año), no ha repercutido en los profesionales médicos, que contemplan con frustración cómo sus condiciones no mejoran desde hace décadas. Es más, denuncian que sus tarifas no se actualizan desde hace 25 años.
La congelación de los baremos de los facultativos está provocando que cada vez menos quieran trabajar en la privada, lo que está derivando en escasez de profesionales. Este problema está afectando ya a los grupos hospitalarios privados, que no encuentran al personal necesario para desarrollar sus funciones, y han pasado a formación de ataque contra las aseguradoras. La patronal de la sanidad privada (ASPE) inició procedimientos judiciales contra Sanitas por el acuerdo firmado con Generali, un contrato que supone una reducción del 20% de las tarifas que cobran los centros sanitarios que proveían de servicios a la aseguradora.
Ignacio Guerrero, presidente de Unipromel (Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre), denuncia que
"la mayoría de profesionales del sector trabaja simultáneamente en la sanidad pública y la privada con jornadas de 8 a 20 horas. Los que estamos solo en la privada, tenemos siempre dos o más centros para poder atender un mínimo de 100 consultas a la semana que te garantice unos ingresos mínimos".
1 euro de subida el último año
Además, pese a la inflación, las tarifas que cobran los médicos en la sanidad privada "solo han mejorado en unos pocos céntimos de euro, a lo sumo 1 euro en consultas. No han subido nada en exploraciones ni en las intervenciones quirúrgicas".
Desde esta organización, que cuenta con casi 2.000 médicos asociados, indican que las aseguradoras reconocen "que los baremos son muy bajos y manifiestan su preocupación, pero siempre se justifican aludiendo que es porque el mercado está vendiendo pólizas muy baratas. No entendemos que eso justifique imponer honorarios de entre 8 y 15 euros de media en vez de repercutir los costes a sus clientes explicándoles que la calidad en la atención tiene una relación directa con la financiación".
Los médicos más afectados son aquellos que atienden consultas generales y de especialidades en pequeñas consultas y centros que no pueden competir con los grandes hospitales, que facturan otros conceptos como cirugías, ingresos y urgencias. "La economía basada en grandes volúmenes solo favorece al grande", sentencia Guerrero.
Rebelión en Sevilla
Las protestas de los médicos de la privada se han extendido por gran parte del territorio español. Sin embargo, el epicentro de la revolución es Sevilla, donde cientos de médicos se han puesto de acuerdo para dejar de atender pacientes de DKV, Mapfre y Asisa como protesta por el bajo baremo de consultas e intervenciones. Pese a ello, como denuncia Guerrero, "todavía no se han conseguido mejoras y solo tenemos algunas líneas abiertas de negociación con las compañías más pequeñas que son más vulnerables a las medidas de presión, pero existe una resistencia feroz de las compañías grandes a sentarse a negociar".
Precisamente, las regiones en peor situación son, tal y como denuncian en Unipromel, provincias pequeñas donde hay un solo hospital privado y entre dos compañías tienen el 80% del mercado. También se encuentran en peor situación los médicos de lugares muy poblados "donde hasta ahora había un exceso de médicos que aceptaban condiciones leoninas porque era eso o la precariedad de los contratos en la pública".
Un nuevo modelo
La organización de médicos de la sanidad privada apuesta por un cambio de modelo. Consideran que la demanda de los pacientes seguirá siendo muy alta y "entenderán que no pueden dejar que su compañía decida qué médicos deben atenderles. Ante la pérdida de confianza, los pacientes irán a su médico y pagarán la atención que su compañía ya no le garantiza y luego reclamarán el reembolso de gastos. Este modelo es el único que podrá sobrevivir, basado en la relación Medico-Paciente directa y libre, recuperando la esencia de la medicina privada, que ahora se ha prostituido por la intromisión de un intermediario que nos ha faltado al respeto durante años".
Silencio de los gobiernos
Una de las principales quejas de este sector es que "ningún gobierno apoya a la profesión médica y mucho menos a médicos que defienden su derecho a ejercer una profesión que siempre fue libre. Los 13 millones de asegurados son un enorme desahogo para la sanidad pública y si la privada esta mal pagada y no ofrece ninguna seguridad a los médicos deja la única opción de emigrar fuera de España".
Precisamente, una sanidad privada cada vez más precaria contribuiría a un colapso aún mayor de la pública. De media, un español debe esperar 122 días (más de 4 meses) para recibir la operación quirúrgica prescrita. En cuanto a la consulta con el especialista, un español espera de media 95 días.