El histórico delincuente Ángel Suárez Flores, alias Cásper, ha obtenido la libertad condicional “por razones humanitarias”. Condenado a 90 años de cárcel, se irá a su casa porque se está muriendo. Padece un linfoma incurable. Esa es la conclusión de los médicos, Prisiones, Fiscalía y Audiencia Nacional. Nueve años y medio después de su arresto, terminará de cumplir condena vigilado por su familia “al amparo del principio de humanidad y respeto a la dignidad de las personas”, según establece el auto judicial al que ha tenido acceso Vozpópuli.
Ángel Suárez Flores trajo de cabeza durante años a la policía. Le valió para ingresar en la nómina de los peores delincuentes de la historia reciente de España. Le siguieron la pista muchas veces y muchas veces se escapó. Era escurridizo como un fantasma. Por eso y por su parecido físico se le adjudicó el mote del simpático dibujo animado de los noventa. Pero Suárez Flores no era amistoso, acumulaba un macabro historial delictivo: secuestros, torturas, drogas, robos, tenencia de armas… también fue condenado en 2004 por colarse en la casa de la empresaria Esther Koplowitz y robarle obras de arte.
Su nombre también se relacionó con uno de los mayores asaltos a un banco de la crónica negra española. Fue en la sucursal del Banco Popular en Yecla (Murcia) durante la Nochebuena de 1998. Los ladrones lograron entrar en la cámara de seguridad y hacerse con un botín de varios cientos de millones de las antiguas pesetas. Cásper llegó a ser investigado por estos hechos.
Le envolvieron la cabeza con cinta, le dijeron que para que no salieran los fluidos al dispararle
La Audiencia Nacional necesitó más de 200 folios de sentencia para relatar las fechorías de la banda que él dirigía. Se dedicaban a robar la droga a otras organizaciones de narcos. La resolución que le condenó junto a 15 de sus subordinados, no escatimaba en detalles: "Le envolvieron la cabeza con cinta, le dijeron que para que no salieran los fluidos al dispararle, y le propinaron puñetazos y patadas. Como la víctima les dijo que uno de los contenedores de droga que buscaban ya había sido despachado, para estar seguros que decía la verdad le cortaron parcialmente el dedo pulgar del pie izquierdo con un machete".
Con 61 años de edad, ahora la imagen de Cásper está muy lejos de ese perfil despiadado de antaño. “El interno se encuentra decaído y ansioso. Llora frecuentemente cuando habla de la enfermedad y el volver a pasar por todo este proceso de nuevo”, dicen los informes elaborados por Prisiones. Es la segunda vez que Cásper es diagnosticado de un linfoma. Ya lo sufrió en 2007 y ahora se ha vuelto a reproducir. De hecho vive en un módulo con un reservorio “para que le pueda ser administrado los ciclos de quimioterapia que tiene pendientes”.
Su salida de prisión a causa de su enfermedad ha sido progresiva. Hace solo unas semanas se le concedió un tercer grado por el que pudo dejar la cárcel y seguir cumpliendo condena en el Centro de Inserción Social (CIS) Josefina Aldecoa, en la localidad madrileña de Navalcarnero. Los informes le otorgan un riesgo de reincidencia reducido atendiendo a su situación. En este caso, la Ley Penitenciaria dice que es el criterio a tener en cuenta más que su evolución en la cárcel, donde realizó labores en el economato.
Padece “una enfermedad grave e incurable”, dice el auto que le concede la libertad condicional fechado este miércoles. Recoge las conclusiones de los especialistas del Hospital Universitario Gregorio Marañón y el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Órganos de Jurisdicción Estatal remitidos el pasado 2 de diciembre a petición del juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro Antonio.
Menos de la mitad de la pena cumplida en prisión
“La enfermedad que padece Ángel Suárez Flores debe considerarse grave y, desgraciadamente progresiva aunque su progresión pudiera detenerse o enlentecerse con el tratamiento apropiado”, sostienen los médicos. Por su parte, la Junta de Tratamiento de Prisiones considera que “la situación médica actual, la cuantía de la condena cumplida (no llega a la mitad de los 20 años de cumplimiento efectivo en la cárcel), la edad fisiológica del interno, dificultan y reducen de forma significativa la capacidad para delinquir del interno.
Con todo, la Audiencia Nacional establece una batería de condiciones que en caso de ser incumplidas durante el tiempo que le resta de sentencia le devolvería a un centro penitenciario. En primer lugar, debe quedar custodiado por un familiar que él designe. Cásper se separó de su mujer, que fue juzgada junto a él y el resto de su banda, pero resultó absuelta al no poderse probar que conociese el origen ilícito del dinero que todos los meses le proporcionaba su marido.
Tiene la obligación de residir en el lugar que indique, debe permitir un seguimiento de los servicios sociales penitenciarios, tiene prohibido salir de la provincia en la que se halle y cada quince días deberá presentarse en dependencias policiales. En cualquier momento podrá ser requerido para que informe de la evolución de su enfermedad.