Varios efectivos del Grupo Especial de Operaciones (GEO) llevan desde ayer viernes frente a una casa en Murcia tras conocer que un hombre mantenía a una mujer secuestrada en ella. El dispositivo, desplegado en la pedanía de Cañada Hermosa, ha intentado rescatarla durante horas después de que el sujeto le haya herido levemente por desavenencias familiares. A media mañana, los agentes lograron liberarla y ya se encuentra bajo supervisión médica.
Según varios medios locales, el secuestrador podría ser el hermano de la víctima, que se mantiene atrincherado en el domicilio desde la tarde del viernes. El hombre ha mostrado un comportamiento hostil con los agentes: llegó a herir a uno de ellos tras dispararle con una escopeta de perdigones. El GEO ha necesitado ser trasladado al hospital por un impacto en la cabeza y otro en el brazo.
Según el portavoz policial de la Jefatura Superior de Policía de Murcia sobre el terreno, el subinspector Diego Segal, al entrar los GEO esta mañana a la casa por temor a que la rehén estuviera en peligro tras tantas horas de negociación infructuosa, el secuestrador los ha recibido con disparos a los que ellos han respondido para defenderse también con tiros, momento en el que la mujer ha podido salir de la casa.
La policía le pidió que se mantuviera alejado del paraje conocido como El Pedrusco al que sobre las 9:45 horas ha llegado hoy un camión de bomberos y algunos vecinos para dar de comer a sus animales.
Otros testigos señalaron que las desavenencias se deben a la custodia de algún menor, según esa cadena, que relató que con un megáfono se pidió a los vecinos que no salieran de casa ni se aproximaran a las ventanas.
Al tratarse de un área de segundas residencias en su mayoría, con solo un par de ellas habitadas regularmente, al resto de propietarios que podían venir a pasar el fin de semana de Nochebuena y Navidad se les advirtió ayer por la tarde de que no lo hicieran, dado el peligro que podía suponer que el atrincherado tuviera acceso a un arma, añaden fuentes policiales, que hablan de asuntos familiares complejos.
Una reacción inesperada del secuestrador podría ser crítica para la rehén, por lo que se intentó agotar la vía psicológica con el negociador antes de plantearse abordar cualquier otra operación, que se adoptaría si hay riesgo para la vida de la mujer o las conversaciones llegan a un punto en el que descartan avances para la resolución pacífica del secuestro, concluyen.