España

Huelva y Almería beben de las nanoburbujas: “Con tecnología así, la agricultura será sostenible”

La implantación de un innovador sistema de riego con nanoburbujas de oxígeno aumenta la productividad agraria hasta en un 25% con el mismo consumo de agua

  • Pablo García Raya, responsable de desarrollo de las nanoburbujas -

España es la principal fábrica de frutos rojos de Europa. Las exportaciones suponen 1.600 millones de euros anuales. Huelva es la culpable de este registro. Los campos onubenses concentran el 96% de la producción y el 91% de la superficie. La fresa es uno de los principales exponentes económicos del suroeste peninsular, pero tiene un punto débil: es una agricultura de regadío en una de las regiones más áridas del continente. 

La crisis de Doñana entre Junta de Andalucía y Estado puso de manifiesto la imposible convivencia entre la mayor joya medioambiental de España y un macrosector agrícola que exige cada vez más consumo hídrico. En esa convivencia, la sequía crónica y la pérdida del acuífero es una constante. Sin embargo, hay un elemento disruptivo en esta convivencia, la innovación que permite dar un paso gigantesco gracias a un elemento diminuto: las nanoburbujas. 

Las nanoburbujas de oxígeno “nos permiten producir más con menos coste –en este caso hídrico- es algo muy disruptivo que ya estamos aplicando en los campos de Huelva”, cuenta a Voz Pópuli el responsable de este ingenio que poco a poco se asienta en los campos, el accitano Pablo García Raya, de la empresa Biosabor Nature. 

Las nanoburbujas tienen el tamaño de una bacteria, son diminutas cápsulas infiltradas en agua de riego de entre 100 y 120 nanómetros. Es una tecnología de la empresa Moleaer que Biosabor Nature desarrolla en España con la nanoburbuja más diminuta que se aplica comercialmente. Esta tecnología nació en Japón, hasta ahora, las nanoburbujas se aplicaban en otros ámbitos como medicina o la gestión de las aguas residuales urbanas. 

La aplicación a la agricultura está teniendo en los campos de Huelva y en los invernaderos de Almería un increíble campo de prueba, “son sectores superpotentes en los que la innovación tiene cabida, estamos consiguiendo aumentar la producción con unos márgenes de entre el 10 y el 25 por ciento sin por ello aumentar gastos”, es decir, sin consumir más agua o aportes químicos o abonos.  

Pablo García Raya, responsable de desarrollo de las nanoburbujas

Más eficiencia en el riego y más calidad del agua 

El riego mejora gracias a las nanoburbujas por tres factores: el agua que llega a la planta es más eficiente y robustece más a unas raíces que son capaces de digerir mejor el líquido gracias a su oxigenación con nanoburbujas. Por otro lado, esos pequeños elementos con los que se enriquece el agua cambian la resistencia de la superficie del líquido.  

Las nanoburbujas implican que el agua tiene menos superficie de contacto con la tierra, es por así decirlo, más etérea, así que decae menos hacia el subsuelo. “Conseguimos que el líquido esté más tiempo disponible para la planta y que, en contacto con el suelo, se distribuya más horizontalmente, mejorando el bulbo de riego”, detalla García Raya. 

Otro de los aspectos de esta innovación que más beneficia a los campos de Almería y Huelva es que este sistema prolonga la vida de los sistemas de riego por goteo. Las tuberías y mangueras que distribuyen el agua tienen de generar un verdín, un biofilm en su interior. Las nanoburbujas remedian esa acumulación que a la larga hace perder líquido y distribución en redes extensas de regadío. Para entendernos, evitar el colesterol o la cal de los invernaderos gracias al “potencial desinfectante y desincrustante del ion hidroxilo”. 

El sistema no es solo una aplicación comercial, sino que trata de asentar una práctica que reporta beneficios nutritivos y genera sostenibilidad, por ello está siendo testado en colaboración con 16 instituciones como la Universidad de Almería, el IFAPA de la Junta de Andalucía o instituciones europeas y estos sistemas de riego ya se aplican en 1.800 instalaciones de 22 países. 

El futuro de esta innovación “está asegurado”, valora García Raya, que es ingeniero agrónomo. El sector de los cítricos puede ser el mejor ámbito de aplicación, ya que el estío y la etapa de mayor estrés hídrico coinciden con su momento de floración, “en esas especies, y en el contexto de sequía, el mejor uso del agua será diferencial”.  

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